El gaucho Martín Fierro, de José Hernández, 1872.




El Gaucho Martin Fierro
Capitulo 1:
        Aquí me pongo a cantar 
        Al compás de la vigüela, 
        que el hombre que lo desvela 
        una pena estrordinaria, 
        como la ave solitaria 
        con el cantar se consuela. 
         
        Yo he visto muchos cantores,
        con famas bien otenidas 
        y que despues de alquiridas 
        no las quieren sustentar: 
        parece que sin largar 
        se cansaron en partidas. 
         
        Mas ande otro criollo pasa 
        Martín Fierro ha de pasar; 
        nada lo hace recular 
        ni las fantasmas lo espantan, 
        y dende que todos cantan
        yo tambien quiero cantar. 
         
        Que no se trabe mi lengua 
        ni me falte la palabra; 
        el cantar mi gloria labra y, 
        poniéndomé a cantar, 
        cantando me han de encontrar 
        aunque la tierra se abra. 
         
        Me siento en el plan de un bajo 
        a cantar un argumento; 
        como si soplara el viento
        hago tiritar los pastos. 
        Con oros, copas y bastos 
        juega alli mi pensamiento. 
         
        Yo no soy cantor letrao 
        mas si me pongo a cantar 
        no tengo cuándo acabar 
        y me envejezco cantando: 
        las coplas me van brotando
        como agua de manantial. 
         
        Con la guitarra en la mano
        ni las moscas se me arriman; 
        naides me pone el pie encima, 
        y, cuando el pecho se entona, 
        hago gemir a la prima 
        y llorar a la bordona. 
         
        Soy gaucho, y entiéndaló 
        como mi lengua lo esplica: 
        para mi la tierra es chica 
        y pudiera ser mayor; 
        ni la víbora me pica
        ni quema mi frente el sol. 
         
        Mi gloria es vivir tan libre 
        como el pájaro del cielo; 
        no hago nido en este suelo 
        ande hay tanto que sufrir, 
        y naides me ha de seguir 
        cuando yo remuento el vuelo. 
         
        Yo no tengo en el amor 
        quien me venga con querellas; 
        como esas aves tan bellas
         que saltan de rama en rama,
        yo hago en el trébol mi cama, 
        y me cubren las estrellas. 
         
        Extractos escogidos por Martita Criolla sin hache de Zabaleta, del Capitulo 1, Del Martin Fierro, de José  Hernández.
Tomados de la página de Ramiro Cabás, Resistencia, Chaco, República Argentina

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