ARGENTINA- Mendoza: la brutalidad de la represión dictatorial.


JUICIO A JUECES- VÍCTIMA FUE IGNORADA POR EL JUEZ ROLANDO CARRIZO
"Mientras más gente lo sepa, mejor. Fui salvajemente violada"

En el marco de una nueva audiencia del cuarto juicio por delitos de lesa humanidad que se realiza en los Tribunales Federales de Mendoza, en el que se juzga por primera vez a 5 ex funcionarios de la Justicia partícipes del terrorismo de Estado, declaró la sobreviviente Silvia Susana Ontiveros. Ante la pregunta del presidente del Tribunal si prefería atestiguar sin público presente debido a que su testimonio involucra su intimidad sexual, valientemente Ontiveros desistió de esa potestad: "Mientras más gente lo sepa, mejor, para que nunca más la sociedad tenga que pasar por hechos tan aberrantes", enfatizó. "Fui salvajemente violada, repetidamente violada, muchas veces en el día, con una suciedad asquerosa", sostuvo la testigo. También declaró el sobreviviente Hugo Rabanal.
El relato desgarrador de Silvia Susana Ontiveros, detenida ilegalmente por la dictadura, detallando la manera salvaje de como fue violada durante su cautiverio en el D2, fue el hecho saliente en el marco de una nueva audiencia del cuarto juicio por delitos de lesa humanidad que se realizó este lunes en los Tribunales Federales de Mendoza. El presidente del Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1, Alejandro Waldo Piña, le preguntó a la ex dirigente sindical, quien fue detenida el 9 de febrero de 1976, un mes antes del golpe de Estado, si prefería atestiguar sin público presente, debido a que su testimonio involucra su intimidad sexual, pero Ontiveros valientemente desistió de esa potestad.

"Mientras más gente lo sepa, mejor, para que nunca más la sociedad tenga que pasar por hechos tan aberrantes", enfatizó. "Fui salvajemente violada -sostuvo Ontiveros-, repetidamente violada, muchas veces en el día, con una suciedad asquerosa". Comentó que siempre estuvo vendada cuando era sometida a distintos vejámenes, "pero eran distintos, insultaban distinto, tenían olores distintos", sostuvo. "A veces, entraban a la celda de a uno; otras de a dos y uno hacía de bueno y otro de malo; o de a tres para hacer su faena. Había otros lugares, como las duchas. Yo al principio gritaba mucho, después no porque por un lado fui perdiendo fuerzas y además es terrible para los otros escuchar los gritos cuando te violaban o te torturaban", testimonió mirando al sector de los imputados.

"Una vez me metieron un caño de una pistola en el ano, y quedé siempre delicada", relató con crudeza el espeluznante ultraje, y agregó: "quedé para siempre con la imposibilidad de tener hijos, no sólo por las violaciones sino por las descargas eléctricas en las sesiones de torturas. Se pegó el útero como si tuviera 80 años".

Cuando fue secuestrada estaba con su hijo que entonces tenía cuatro años -a quien luego de unos días se lo devolvieron al padre- y estaba encinta, embarazo que perdió en su cautiverio, tras lo cual le hicieron un legrado sin anestesia.

Luego, reconoció en un croquis la celda donde estuvo detenida en el D2, Departamento de Información 2 de la Policía de la Provincia de Mendoza, donde funcionó el más importante Centro Clandestino de Detención a nivel local.

Ontiveros relató que en una oportunidad la llevaron en un camión celular a la Policía, ante el juez Rolando Carrizo: "Me pusieron un vestido enorme, me tuvieron que llevar entre dos personas porque no podía caminar porque tenía laceradas mis zonas íntimas". Y una vez frente al juez Carrizo le dijo al entonces magistrado: "Mire cómo estoy. ¡Me han violado!", denunció, y como respuesta de Carrizo recibió "¿No te habrás caído?", dejando en claro que la Justicia sabía lo que estaba pasando, y no actuaba ni investigaba.

Otro de los relatos de la dirigente defensora de los derechos humanos que conmocionaron al auditorio fue cuando "al día siguiente del golpe, en la Penitenciaría (de Mendoza) a las 4 de la mañana, nos formaron en el patio a todas las presas políticas y simularon un fusilamiento". La patética experiencia, y la contundencia de la exposición de Ontiveros, dejó a los abogados defensores sin capacidad para repreguntar.

Previamente, el tribunal escuchó el testimonio de otro ex detenido, Hugo Rabanal, desde el Consejo de la Magistratura en Buenos Aires, efectuada a través de videoconferencia. Rabanal, un militante de Montoneros detenido antes del Golpe y que permaneció en prisión hasta el primer semestre de 1984, fue
relatando diversos pasajes de su cautiverio, y que relató que le debe a su tío, el dirigente radical Francisco Rabanal, intendente de la Capital Federal durante la presidencia de Arturo Illia, haber seguido con vida.

Tras su declaración, Ariel Civit, el abogado defensor de los represores y del ex camarista Otilio Romano, creó una situación anómala, repreguntando al testigo sobre detalles que no tenían que ver con lo importante de su relato, en una típica artimaña por tratar de "embarrar la cancha". El fiscal Dante Vega lo cruzó acusándolo de hacer "preguntas intimidatorias", ya que en ese sentido el representante del ministerio público tildó a Civit de "hacer preguntas capciosas, malintencionadas, para hacer incurrir a los testigos en errores".

Tuvo que intervenir el presidente del Tribunal, exigiendo la "fluidez del debate", y señalarle al testigo dándole la posibilidad de "aclarar el punto para que no se demore el debate". En ese sentido, también intervino el magistrado Juan Antonio González Macías, quien junto a Raúl Fourcade (juez de la vecina provincia de San Luis) son los otros integrantes del Tribunal.

El cuerpo colegiado decidió pasar a cuarto intermedio hasta este martes a las 9.30.

Fuente: Télam


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