ARGENTINAL radiografia del feminicido de una nena de 12 años.

El lugar odonde fue violada y asesinada la menor.
 LA NENA VIOLADA Y ESTRANGULADA EN VILLA BANANA ERA EN REALIDAD GUADALUPE MEDINA

Femicidio teñido de desprotección


La mamá de la chica que se había creído era la víctima fue ayer al Instituto Médico Legal a decir que su hija estaba bien. Enseguida llegaron la madre y la tía de Guadalupe y la reconocieron. Hace tiempo habían pedido ayuda al Estado.
 Por Sonia Tessa
Dos niñas desamparadas. En conflicto con sus familias, sin contención familiar ni social. Una se llama A.V. La otra se llamaba Guadalupe Medina. Sólo en los confines de la desprotección se puede entender que el cuerpo de una niña de doce años asesinada y violada se haya podido confundir con otro cuerpo, de otra niña de la misma edad. A la intemperie, en una noche fría, un testigo la ve discutir con dos integrantes de la llamada "banda de Pandu", que aterroriza al barrio. ¿A quién ve, a Guadalupe o a A.V.? El mismo miércoles la mamá de A.V. reconoció el cuerpo de su hija en el Instituto Médico Legal pero ayer a la siesta, la mujer, Mirta Alejandra V., le dijo al fiscal que se había confundido, que su hija estaba bien, en la casa de una tía. Un rato después, dos mujeres -sin relación con la anterior- llegaron al lugar para reconocer a la víctima: Guadalupe Medina, de 12 años. Eran la mamá y la tía. Guadalupe sí vivía en villa Banana.
Ante este dato, el fiscal Florentino Malaponte retuvo los documentos de identidad de las dos niñas, y requirió a A.V., que anoche llegó a la comisaría 13. Tal como estipula la ley, interviene la Dirección provincial de Niñez. La misma a la que recurrió la mamá de Guadalupe para pedir ayuda porque no podía manejar a su hija de 12 años, rebelde, con "mala junta". Le dijeron que no podían hacer nada si no había peligro. Y vaya si lo había: una muerte horrenda.
La sordidez escala: el fiscal confirmó ayer que la niña muerta sufrió penetración vaginal y anal, y que fue estrangulada. A una semana de una nueva movilización "Ni una menos", el femicidio de Guadalupe interpela al estado en la urgencia de impedir que otras Guadalupes sean truncadas a la edad de empezar a vivir.
Los de Guadalupe y A.V. ¿son cuerpos intercambiables, descartables? Niñas de 12 años sin protección de adultos, ni del Estado que debe ser el garante de sus derechos. Niñas que pueden ser violadas, y sus cuerpos tirados. Y cuyas muertes indignarán menos, porque un ¿amplio? sector de la sociedad las encajona en el adjetivo "villeras" y así les deniega, también en lo simbólico, sus derechos a una vida digna y sin violencia.
Guadalupe está muerta, y sufrió lo indecible.
La escena duele: en Lima al 2900 la urbanización es una quimera. La calle es tan angosta que si un auto se queda parado, no puede pasar otro. En un pasillo dentro de la villa, en medio de la manzana, a raíz de unos perros que ladran, un vecino entra a una casilla desocupada hace un año y encuentra a una nena de 12 años que fue violada y asesinada. Tras el hallazgo, un grupo de personas demuele la casilla, lo único que pueden hacer con su bronca contra la violencia que es ley en su barrio, y que tiene nombre y apellido, tanto como protección policial.
Después, el error de identidad, que hasta podría pasar por un detalle pero, bien visto, es otra cara de la misma desprotección. ¿Cómo pudo equivocarse la madre al reconocerla? Fuentes judiciales aseguran que hay un parecido físico, y también que el momento de ingresar al Instituto Médico Legal es traumático para cualquier familiar, muchas veces se soporta apenas un vistazo.
Lo que sí llamó la atención en Fiscalía es que poco tiempo después aparecieran -sin aparente relación- la mamá y la tía de la niña que efectivamente fue asesinada. Creen que puede haber alguien en el barrio que sepa más de lo que le dice a los operadores judiciales. No sería raro. Un testigo declaró que la niña estuvo discutiendo, a medianoche, con dos integrantes de la banda de Pandu, que siembran el terror y manejan buena parte de Villa Banana. Esta banda fue denunciada públicamente en febrero de 2015 por Comunidad Rebelde, tras el asesinato de Javier Barquilla. El joven integraba el Centro Comunitario construido por vecinos tras demoler un bunker. El 2 de febrero de 2015, Nelson Aguirre, alias Pandu, mató al joven militante. Después de distintas movilizaciones, Pandu fue detenido en abril del año pasado por el crimen. La organización social denunció la complicidad policial, que incluso se hizo patente en audiencias policiales. La banda sigue activa: sus integrantes acusados en marzo de este año de una violenta entradera cerca de villa Banana.

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