Cura Grassi prepara su fuga?

Abogado querellante


Acusado


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Juan Pablo Gallego, abogado querellante
"Grassi puede estar planeando su fuga"
El defensor de los chicos que denunciaron al religioso dice que el cura miente y que no resiste los testimonios en su contra. El ataque de los medios amigos del sacerdote y lo que no puede verse del juicio oral.


Gonzalo Sánchez
09.09.2008

Convencido. El abogado Juan Pablo Gallego representa en la Argentina al Comité Internacional de los Derechos del Niño.

-¿No tiene ninguna duda de que Grassi es culpable?
–No tengo dudas de que lo es y tampoco él las tiene.

–¿Por qué?
–Está encerrado en una estrategia que él agotó en el primer mes del caso, en diciembre de 2002. En aquellos días, tuvo una defensa encabezada por Luis Moreno Ocampo, Julio Virgolini, Miguel Ángel Pierri, Hugo Wortman Jofré y Jorge Sandro. El objetivo de esa defensa fue anular la causa sin discutir los hechos, valiéndose de los medios que fuera necesario. Grassi apostó a eso y al principio no le iba mal. Pero cuando esa estrategia fracasó, el cura se quedó sin nada y eso se está viendo en este juicio. Desde el primer día habla de un complot y no se somete a discutir los hechos.

–¿Por qué lleva tantos días declarando?
–Por el mismo motivo que logró postergar durante seis años la realización del juicio. Sus abogados le dicen que no puede resistir un juicio objetivo, justo e imparcial, como es este proceso. Entonces empieza a dilatar. Plantea la nulidad del proceso por vez número once, se lo rechazan y empieza con la teoría del complot. Da el nombre de Susana Giménez, Jorge Rodríguez y Rodolfo Galimberti, que serían las personas que quieren vengarse de él. Pero, insólitamente, cuando sale del tribunal, dice que nunca la nombró.

–¿Por qué niega ante los medios lo que dice durante las
audiencias?
–Esto tiene que ver con la pericia psiquiátrica que le hicieron en El Calafate. Uno lo ve expresarse y ve a un mentiroso compulsivo. Tanto arriba, que es en el recinto donde se juzgan los hechos, como abajo, donde están los periodistas, hay una vocación por mentir casi deportiva. Hay un juego de burla. Y hay algo que dice la pericia: él se plantea siempre en una situación de asimetría. Su personalidad sólo funciona ejerciendo el poder. Y la mentira es un elemento que lo ayuda. Cuando ingresa a Tribunales vende la imagen de que es un denunciante que viene a hacer justicia contra personas malas, pero ustedes no ven que cuando sube un policía lo acompaña y lo sienta en el banquillo de los acusados para que responda por 17 delitos aberrantes.
–¿Cómo es eso que no se ve? ¿Cómo es Grassi en el banquillo de los acusados?
–Busca por todos los medios este juego de sostener la asimetría. Él siente que es el presidente del tribunal, propone una pausa, habla a su antojo. Se burla, Grassi se burla de la Iglesia.

–Lo llamativo, más allá de esto, es que desde que comenzó el juicio al cura nada le salió bien. Todos sus pedidos –la nulidad, que sacaran a los chicos denunciantes de la sala– fueron rechazados.
–La mentira es la estrategia y dilatar es la estrategia y todo indica que el único responsable de su defensa es Julio Grassi. En la última audiencia intentó proyectar un DVD que traía consigo, cuando nadie puede traer de su casa un video y colarlo en el debate. Yo me opongo y su defensa reacciona pidiendo disculpas al tribunal y retirando la moción de ver el video. Esto muestra que él actúa dirigiendo su propia defensa.

–Hay un juicio formal y otro proceso paralelo que transcurre en los medios. ¿Es parte de la posible estrategia del cura, la de comunicar su verdad todos los días frente a la prensa?
–Él intenta hacer eso, pero no resiste que su palabra tenga una repregunta. El bendice a la persona que tiene al lado y se impone como única voz. Pero cuando le repreguntan, queda desencajado.

–¿Por eso agrede? A usted lo llama "la mosca blanca".
–Conmigo en estos seis años ha hecho todo lo que un acusado puede hacer para sacar a un abogado querellante. En vez de mentir deliberadamente, podría no decir ciertas cosas, callarse, reservarse. Pero él dice: "No le crean a Gallego, es un mentiroso, créanme a mí y yo los bendigo". Una mentira, dos, tres, cinco, diez, lo convierten en una caricatura. Ésa es su propia obra.

–Durante todos estos años, Grassi se valió del grupo Radio 10, Canal 9, Ámbito Financiero para defenderse. Hoy habría que sumar a C5N. ¿Intuye que lo defienden de la misma manera que al principio?
–Salvo personas que tienen una ligazón personal con él, vistas las pruebas y visto que los propios voceros de Grassi dicen en off las cosas como son, yo no imagino a nadie que quiera hacer una defensa acérrima de Grassi.

–Con excepción de Eduardo Feinmann, que lo acusó a usted de ser un abogado especializado en temas de informática que nada tiene que hacer en este juicio.
–Bueno, esta persona, Feinmann, estará buscando un protagonismo que no tendrá por otra vía. Como está mencionado en el episodio del día en que fueron a detenerlo al cura, que él le avisa para que el sacerdote se vaya..., bueno, es eso.

–Los chicos que denunciaron los abusos están presentes en la sala. ¿Cómo es esa situación?
–Creo que es delicada. Pero todos estamos asistiendo al derrumbamiento de una persona que quiso ser un mito y hoy no soporta la mirada de los jóvenes que lo acusan.

–¿Cuánto va a durar el juicio?
–Está previsto que dure por lo menos tres meses. Pero yo creo que apenas comiencen a deponer los testigos de la acusación, Grassi no puede sostenerse. No resiste diez testimonios en su contra. Y acá viene el otro tema: Grassi dijo que no está preparado para un fallo adverso. El cura está en absoluta libertad y no está organizando su defensa. Yo creo que puede estar programando su fuga.

–¿Grassi tiene un privilegio que no tienen otros presuntos abusadores o que esté en libertad ocurre en todos los casos?
–No, tiene un privilegio que no tienen otros. Que no resiste comparación con otro caso análogo. Hace poco fue detenido otro cura en San Isidro, Mercau de apellido, y está preso. No así Grassi.


–A los fines del derecho, ¿cuál es la diferencia entre el caso de psicólogo Jorge Corsi, que está preso, y el cura Grassi, que sigue libre?
–Desde el punto de vista de la aplicación de la norma, la diferencia sería que el juez que actúa sobre Corsi aplica bien la norma y la jueza que actuó en el caso de Grassi la aplicó mal.

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