Nuevo poema de Marta Zabaleta
Nieva en Varsovia, cuando Marta sale de dar clases, noviembre 2002.
Borrachera de hastío
Quisiera
esa mansedumbre brutal de los vacíos que se entremezclan: me liberan.
Libo el vino y canto a la salud del patronímico que enrostra en su garganta frío y caliente, gargantúa de Oriente, un orgasmo de libélulas y grillos, valga en tu estertor la primavera. Baile de los encajes azules, de las medias mustias, de la madre adolorida, de la nana sin llagas, valga.
Tu hombría.
La heterosexualidad debida a las manzanas. Cuerpo y figura, hasta la sepultura, me basta
una naranja. Bien pelada, azuzada de escombros y consonantes, prima luna de verano, verde rota
de primavera.
Hay tres o cuatro ranúnculos, pero pueden ser, sin embargo, pleragaragious, sin que medie
ningún responso.
Por un canal temprano de la tarde de Wimbledon y
tus luciérnagas: el cristal, la esmeralda, la rosas del desierto, sea Khalo o cualquier otra, tuya es la comunera. Tú figuras.
Lejos estás del momio: desdeño esas figuras, te respeto… con tozudez, hermano, tu ritmo acompasado: y
tú
el rey
la niña
yo
tonta.
El amo, tú amas, él no me ama.
Escucha tus libélulas: ellas sí son rosas. Simientes,
sin agujas, puro senos y vientre.
No soy ni un pétalo. Soy tu sirvienta, tu ídolo incaliente, o tu espejo pantalla. Espantapájaros yo, avispa. Triste es adormecerte, pleno mío: CELAS
Sobre la nieve cojeo, como pellejo de serpiente atrás, veo el río. Y mas atrás, vos, tu cara y tu recuerdo. Bravo mío.
Tú el sirviente, yo el ama, y quinientos duendecillos en la simiente.
Renaceremos en Varsovia
aun en la muerte
juntos, trébol y alta la luna, reflejados
en el Vístula, adolescentes, amándonos, en una sola vez, mas para siempre...
2 de julio 2007, Reino Unido.
tu plasticidad alegra el mundo con esa palabra vívida
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