RAUL ZURITA- Poema
Las playas de Chile
No eran esos los chilenos destinos que
lloraron alejándose toda la playa se
iba haciendo una pura llaga en sus ojos
No eran esas playas que encontraron sino más bien el clarear del ciclo
frente a sus ojos albo como si no fuera de ellos en todo Chile espejeando
las abiertas llagas que lavaban
i. Empapado de lágrimas arrojó sus vestimentas al agua
ii. Desnudo lo hubieran visto acurrucarse hecho un ovillo sobre
sí tembloroso con las manos cubriéndose el purular de sus heridas
iii. Como un espíritu lo hubieran ustedes visto cómo se abrazó
así mismo lívido gimiente mientras se le iba esfumando el color
del cielo en sus ojos
Porque no eran esas las playas que encontraron sino el volcarse de
todas las llagas sobre ellos blancas dolidas sobre sí cayéndoles como
una bendición que les fijara en sus pupilas
iv. Porque hasta lo que nunca fue renació alborando por esas playas
v. Ese era el resplandor de sus propias llagas abiertas en la costa
vi. Ese era el relumbrar de todas las playas que recién allí le salu-
daron la lavada visión de sus ojos
Porque no eran esas las que encontraron sino sus propias llagas exten-
diéndose hasta ser la playa donde todo Chile comenzó a arrojar sus
vestimentas al agua radiantes esplendorosos lavando frente a otros los
bastardos destinos que lloraron.
Lee todo en: Las playas de Chile (I) - Poemas de Raúl Zurita http://www.poemas-del-alma.com/raul-zurita-las-playas-de-chile-i.htm#ixzz3SF2AjKBH
No eran esos los chilenos destinos que
lloraron alejándose toda la playa se
iba haciendo una pura llaga en sus ojos
No eran esas playas que encontraron sino más bien el clarear del ciclo
frente a sus ojos albo como si no fuera de ellos en todo Chile espejeando
las abiertas llagas que lavaban
i. Empapado de lágrimas arrojó sus vestimentas al agua
ii. Desnudo lo hubieran visto acurrucarse hecho un ovillo sobre
sí tembloroso con las manos cubriéndose el purular de sus heridas
iii. Como un espíritu lo hubieran ustedes visto cómo se abrazó
así mismo lívido gimiente mientras se le iba esfumando el color
del cielo en sus ojos
Porque no eran esas las playas que encontraron sino el volcarse de
todas las llagas sobre ellos blancas dolidas sobre sí cayéndoles como
una bendición que les fijara en sus pupilas
iv. Porque hasta lo que nunca fue renació alborando por esas playas
v. Ese era el resplandor de sus propias llagas abiertas en la costa
vi. Ese era el relumbrar de todas las playas que recién allí le salu-
daron la lavada visión de sus ojos
Porque no eran esas las que encontraron sino sus propias llagas exten-
diéndose hasta ser la playa donde todo Chile comenzó a arrojar sus
vestimentas al agua radiantes esplendorosos lavando frente a otros los
bastardos destinos que lloraron.
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