CUBA: la violencia de género afecta el bienestar sexual de las mujeres
La violencia de género afecta el bienestar sexual de las mujeres
Por Lirians Gordillo Piña / Foto: SEMlac
La violencia psicológica y la cultura patriarcal suelen tener un fuerte impacto en la sexualidad de las mujeres, aunque ambas transcurren muy naturalizadas por la existencia cotidiana de muchas de ellas, alerta la psicóloga y sexóloga Beatriz Díaz Torres, presidenta de la Sociedad Cubana de Estudios Multidisciplinarios de la Sexualidad.
Según la especialista, las historias de vida de sus pacientes dejan ver el maltrato que subyace en las renuncias, los planes pospuestos y la vida dedicada a otros.
¿Qué señales de la violencia machista suelen aparecer en los malestares de pareja?
En mis consultas muy pocas mujeres relacionaban los malestares de la vida cotidiana con situaciones de violencia en la pareja. Hasta hace poco tiempo, ellas asistían buscando ayuda para sus esposos, quienes presentaban alguna disfunción sexual. Sin embargo, en los últimos tiempos muchas plantean malestares vinculados a su sexualidad.
En un estudio que realicé con 100 mujeres que acudieron a consulta de orientación y terapia sexual entre 2004 y 2012, pude encontrar que 80 por ciento de ellas vivían o habían vivido situaciones de violencia de género.
Llegué a estas conclusiones a partir de la entrevista en profundidad. La historia vital de las mujeres contiene eventos, procesos, especialmente duelos y pérdidas, que son claves para identificar situaciones de maltrato.
Aunque las mujeres no los relacionan con los malestares de la vida cotidiana, en esos relatos y sucesos emergen señales para comprender la violencia psicológica, que es la más común en estos casos.
En las entrevistas son frecuentes frases como “Bueno, yo tuve que dejar de trabajar porque los niños eran pequeños, no tenía ayuda y mi esposo me dijo que había que priorizar…”, o “Yo no pude hacer este proyecto porque mi esposo…”.
Y aunque muchas se sienten insatisfechas, disminuidas, humilladas con esta realidad, la mayoría silencia esos malestares para mantener una relación de pareja estable.
No obstante, cuando la violencia se prolonga en el tiempo, hay un impacto en la sexualidad de las mujeres con la disminución del deseo sexual que puede llegar hasta la aversión.
Es importante atender las consecuencias de la violencia de género en la pareja porque afecta la salud sexual y reproductiva de las mujeres, con la aparición de disfunciones sexuales, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual incluyendo el VIH-sida, entre otros problemas.
Desde su experiencia, ¿qué medidas hace falta implementar en los servicios de salud que reciben a víctimas de violencia de género?
Hace falta trabajar en sinergia y crear protocolos de actuación. Las mujeres pueden llegar a una consejería, una consulta de sexología, de psicología, psiquiatría o ginecología y manifestar síntomas relacionados con la violencia de género. Por eso tiene que existir una guía para explorar la vida de esa mujer y sus vínculos relacionales.
Es necesario conformar una ruta para que los profesionales de la salud puedan orientar a las mujeres que se encuentran en una situación de este tipo.
En mi caso, siempre les recomiendo que vayan a las casas de orientación a la mujer y la familia de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y a los servicios jurídicos del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), pero no todos los especialistas conocen esos espacios.
También creo que hace falta seguir fortaleciendo la prevención para detectar los signos de la violencia desde el inicio de la relación de pareja, en etapas como el galanteo y el noviazgo.
En especial debemos educar en derechos a las niñas, adolescentes, muchachas y mujeres; hay que empoderarlas para que disfruten de manera plena su sexualidad.
Por Lirians Gordillo Piña / Foto: SEMlac
La violencia psicológica y la cultura patriarcal suelen tener un fuerte impacto en la sexualidad de las mujeres, aunque ambas transcurren muy naturalizadas por la existencia cotidiana de muchas de ellas, alerta la psicóloga y sexóloga Beatriz Díaz Torres, presidenta de la Sociedad Cubana de Estudios Multidisciplinarios de la Sexualidad.
Según la especialista, las historias de vida de sus pacientes dejan ver el maltrato que subyace en las renuncias, los planes pospuestos y la vida dedicada a otros.
¿Qué señales de la violencia machista suelen aparecer en los malestares de pareja?
En mis consultas muy pocas mujeres relacionaban los malestares de la vida cotidiana con situaciones de violencia en la pareja. Hasta hace poco tiempo, ellas asistían buscando ayuda para sus esposos, quienes presentaban alguna disfunción sexual. Sin embargo, en los últimos tiempos muchas plantean malestares vinculados a su sexualidad.
En un estudio que realicé con 100 mujeres que acudieron a consulta de orientación y terapia sexual entre 2004 y 2012, pude encontrar que 80 por ciento de ellas vivían o habían vivido situaciones de violencia de género.
Llegué a estas conclusiones a partir de la entrevista en profundidad. La historia vital de las mujeres contiene eventos, procesos, especialmente duelos y pérdidas, que son claves para identificar situaciones de maltrato.
Aunque las mujeres no los relacionan con los malestares de la vida cotidiana, en esos relatos y sucesos emergen señales para comprender la violencia psicológica, que es la más común en estos casos.
En las entrevistas son frecuentes frases como “Bueno, yo tuve que dejar de trabajar porque los niños eran pequeños, no tenía ayuda y mi esposo me dijo que había que priorizar…”, o “Yo no pude hacer este proyecto porque mi esposo…”.
Y aunque muchas se sienten insatisfechas, disminuidas, humilladas con esta realidad, la mayoría silencia esos malestares para mantener una relación de pareja estable.
No obstante, cuando la violencia se prolonga en el tiempo, hay un impacto en la sexualidad de las mujeres con la disminución del deseo sexual que puede llegar hasta la aversión.
Es importante atender las consecuencias de la violencia de género en la pareja porque afecta la salud sexual y reproductiva de las mujeres, con la aparición de disfunciones sexuales, embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual incluyendo el VIH-sida, entre otros problemas.
Desde su experiencia, ¿qué medidas hace falta implementar en los servicios de salud que reciben a víctimas de violencia de género?
Hace falta trabajar en sinergia y crear protocolos de actuación. Las mujeres pueden llegar a una consejería, una consulta de sexología, de psicología, psiquiatría o ginecología y manifestar síntomas relacionados con la violencia de género. Por eso tiene que existir una guía para explorar la vida de esa mujer y sus vínculos relacionales.
Es necesario conformar una ruta para que los profesionales de la salud puedan orientar a las mujeres que se encuentran en una situación de este tipo.
En mi caso, siempre les recomiendo que vayan a las casas de orientación a la mujer y la familia de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y a los servicios jurídicos del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), pero no todos los especialistas conocen esos espacios.
También creo que hace falta seguir fortaleciendo la prevención para detectar los signos de la violencia desde el inicio de la relación de pareja, en etapas como el galanteo y el noviazgo.
En especial debemos educar en derechos a las niñas, adolescentes, muchachas y mujeres; hay que empoderarlas para que disfruten de manera plena su sexualidad.
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