3 de junio: marcha contra el feminicidio

Vivas y libres nos queremos
La marea interminable

Como si se agitara en aguas tumultuosas, los efectos de las marchas Ni Una Menos que mañana tomarán las calles otra vez –tanto Buenos Aires como en las principales ciudades del país y del territorio latinoamericano– pueden leerse en un movimiento de vaivén: entre profundos y acelerados cambios culturales y resistencias machistas que se traducen en violencia; entre el empoderamiento, la democratización del discurso y la vida feminista y el intento de los sectores conservadores de reprimir la protesta, de disciplinar a quienes de todas maneras siguen alentando una marea con poder para arrasarlo todo. Mañana, desde las 12 en la Plaza del Congreso, empiezan los talleres a cielo abierto y a las 16 comenzará la marcha hacia Plaza de Mayo.
Imagen: emergentes
Marcelo Tinelli ya no cortará las polleras de las bailarinas en su mega show televisivo, no pondrá en escena el baile del caño ni tampoco volverá a reírse en cámara de varones con peluca que hasta el año pasado cantaban en un sketch “me la como y qué”. “Quiero ser más responsable”, dijo el conductor antes de iniciar el ciclo de este año y atribuyó la toma de consciencia al doble efecto de su terapia y de las enormes movilizaciones #Ni Una Menos. Puede ser una postura, un intento de conseguir más y mejor prensa de la que tiene, una estrategia de marketing ¿pero cuándo la autocrítica sobre las actitudes machistas que -guste o no- dan rating le sirvieron al marketing?
 Algo cambió de manera irremediable desde el 3 de junio de 2015, para todos, para todas. Cada quien sabe íntimamente en qué medida, en qué hechos, en qué forma de mirar su propio cuerpo y el mundo, movió de eje su vida cotidiana. Tinelli es un eco de esos parpadeos que al batirse juntos, son capaces de empujar tempestades.

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