TILO WENNER, poeta asesinado

TILO WENNER, SURREALISTA, EDITOR, SECUESTRADO EL 26 DE MARZO DE 1976

La historia del poeta asesinado

Fue un personaje casi de ficción y un bohemio que terminó publicando un semanario en Escobar que se ganó el odio de personajes como Patti. Lo fueron a buscar el día antes del golpe, en un allanamiento a la redacción. Tres días después, se lo llevaron, lo torturaron y quemaron su cuerpo.
 
 Por Alejandra Dandan
En los años cincuenta Tilo Wenner volvió del Barrio Latino de París, donde había entrado en contacto con el movimiento surrealista. Se embarcó de polizón en un barco de carga y ya en Buenos Aires difundió su modo de ver el mundo entre poetas del bar La Paz. Publicó sus dos primeros libros de poemas en 1957, objetos visuales y de ruptura, mientras salía Serpentina, la primera revista de una serie de ensayos experimentales que dirigió con textos de Rubén Tizziani, Alejandra Pizarnik y hasta Julio Cortázar. Creó la Escuela del Espíritu Experimental y se transformó en un referente de lo absurdo, aunque nunca fue reconocido por el canon. Pasó sus últimos doce años de vida en El Actual, un semanario pequeño, de ocho páginas, publicado en Escobar, marcado por una mirada que se iba poniendo al servicio de los tiempos políticos. A Tilo Wenner lo secuestraron el 26 de marzo de 1976, el mismo día en que salía El Actual con la noticia del asesinato de dos de sus trabajadores y el intento de secuestro, el 23, del mismo Wenner.
El rescate de Wenner en sus dimensiones poéticas y políticas todavía es tarea pendiente. Para Julián Axat, poeta, hijo de desaparecidos, editor de la revista Los detectives salvajes y funcionario de la Procuración, “la desaparición física del poeta es política primero y literaria después. Eso también hace de los libros de Tilo verdaderos tesoros. Creo que Tilo era un poeta vanguardista y experimental fuera del canon. El pensaba la escritura desde la imagen movimiento-objeto, y no por ello era imaginista, ni puramente surreal. Tenía influencias de ambas corrientes muy en boga en los ’50, como Poesía Buenos Aires de Edgar Bayley o Letra y Línea, de la mano de Aldo Pellegrini. Después está la forma, porque los libros de Tilo fueron pensados como pequeñas maquinarias de ruptura estilo ready made contra su tiempo. Un libro de poesía como mingitorio en museo. Después, está lo inhallable del objeto arte, y el valor que le dio el tiempo”.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-273941-2015-06-01.html

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