CUBA: contra la violencia de Género


Atención a víctimas, reclamo para hoy

Por Lirians Gordillo Piña
/ Foto: SEMlac

La psiquiatra Ivón Ernand cuenta con una amplia experiencia en el trabajo con mujeres y víctimas de violencia machista. El quehacer diario le ha demostrado que acciones específicas y puntuales pueden tener resultados considerables. Más si se refiere a casos de violencia de género, porque el apoyo a tiempo puede salvar una vida.
Ernand colabora con el Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero (OAR) en la recién creada consultoría para víctimas de violencia machista que radica en la sede de la organización.
Desde este espacio, las mujeres reciben información, apoyo, se les facilitan posibles rutas a seguir y, principalmente, comparten herramientas para reconstruir sus fortalezas y capacidades bloqueadas por la situación de violencia.
En el abordaje de la violencia machista, ¿qué proceso necesita fortalecerse?
Hay que trabajar desde una perspectiva de derechos. Lo primero es que las mujeres conozcan los suyos. Por eso la información es importante y la cultura jurídica también.
Algo de lo que adolecemos y de lo que mucho se habla mucho es la necesidad de establecer un protocolo de atención a la mujer víctima de violencia y crear verdaderas rutas críticas, donde cada institución implicada cumpla su función y no revictimice a las mujeres.
Por eso hay acciones que deben irse implementando. Hay mujeres que no pueden seguir esperando meses y años por una solución, porque el problema está hoy en la vida cotidiana de la gente.

¿Qué acciones propone?
Lo ideal es que existiera un sistema de atención estatal, pero mientras no se pueda protocolizar una urgencia que se ha vuelto crónica, tenemos que tomar medidas a nivel comunitario. Hay pasos que se pueden dar.
Se trata de instrumentos y experiencias ya creados, que pueden ponerse en práctica en un tiempo relativamente corto. Por ejemplo, en las instituciones de salud se puede implementar lo que se conoce como “la primera ayuda psicológica”. Cuando una mujer llega al servicio de salud, víctima de algún acto violento o por otro motivo, hay que tranquilizarla, llevarla a un lugar donde se sienta segura y, eso sí, hacer las preguntas correctas para saber si estamos ante un caso de violencia de género.
También pueden implementarse servicios de consejería para las víctimas en locales y proyectos comunitarios establecidos. Las consejerías que trabajan el VIH han sido muy positivas en Cuba, al igual que la línea de ayuda confidencial antidrogas. ¿Qué impide que se ponga en funcionamiento una dedicada a las mujeres víctimas de violencia de género?
Hay que decir que la mujer violentada tiene una autoestima muy dañada y siente mucha vergüenza de la situación en la que se encuentra; por tanto, denunciar de manera abierta le resulta muy difícil. Una línea telefónica anónima pudiera ofrecer ayuda de emergencia, orientar a las mujeres, escucharlas, además de brindarnos información sobre la problemática.
Eso sí, hay que capacitar a las personas e incluir estos temas en el currículum de las carreras del sistema de salud pública. Además, las personas que se sumen a estos servicios deben cumplir con protocolos de atención y programas de autocuidado.

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