Poema de Julia Priluztky
Julia Prilutzky Farny
Alguna vez, de pronto, me despierto...
Alguna vez, de pronto, me despierto:
Un dolor me recorre tenazmente,
un dolor que está siempre, agazapado,
por saltar, desde adentro.
Entonces tengo miedo.
Entonces, me doy cuenta que estoy sola
frente a mí, frente a Dios, frente a un espejo
lleno de mis imágenes,
de rostros polvorientos.
Estoy sola, pero siempre estoy sola:
Es lo único cierto.
El amor era un huésped,
la soledad es siempre el compañero
que permanece al lado, inconmovible.
Lo único seguro, verdadero.
Oigo mi corazón, vieja campana
que dobla y que golpea,
que rebota en las sienes y en la nuca
y en la boca y los dedos.
Es cierto, tengo miedo.
Miedo de no poder gritar, de pronto,
de que ya sea demasiado tarde
para un ruego.
La costumbre ahoga las palabras
y alarga el desencuentro.
Ah, tantas cosas quedarán ocultas,
perdidas, sin recuerdo,
tantas palabras que no fueron dichas,
tantos gestos.
Unos dirán: Yo sé, la he conocido,
fue una ardiente rebelde,
se desolló las manos y la vida
por defender los que creyó más débiles.
Otros dirán: Yo sé, la he conocido,
era dura, malévola,
avara de ternura, con la boca
mostraba su desprecio.
Alguien dirá: Y cómo sonreía...
Qué importa
lo que vendrá después del gran silencio.
Claro que tengo miedo.
Así, en la madrugada
mientras algún dolor -un dolor, siempre-
va hincando sus agujas en mi cuerpo,
abro las manos en la sombra dulce
para atrapar mi soledad, de nuevo,
y me quedo a su lado, sin moverme,
con los ojos abiertos
la vida detenida.
Toda mi sangre es un temor inmenso.
Julia Prilutzky
Alguna vez, de pronto, me despierto:
Un dolor me recorre tenazmente,
un dolor que está siempre, agazapado,
por saltar, desde adentro.
Entonces tengo miedo.
Entonces, me doy cuenta que estoy sola
frente a mí, frente a Dios, frente a un espejo
lleno de mis imágenes,
de rostros polvorientos.
Estoy sola, pero siempre estoy sola:
Es lo único cierto.
El amor era un huésped,
la soledad es siempre el compañero
que permanece al lado, inconmovible.
Lo único seguro, verdadero.
Oigo mi corazón, vieja campana
que dobla y que golpea,
que rebota en las sienes y en la nuca
y en la boca y los dedos.
Es cierto, tengo miedo.
Miedo de no poder gritar, de pronto,
de que ya sea demasiado tarde
para un ruego.
La costumbre ahoga las palabras
y alarga el desencuentro.
Ah, tantas cosas quedarán ocultas,
perdidas, sin recuerdo,
tantas palabras que no fueron dichas,
tantos gestos.
Unos dirán: Yo sé, la he conocido,
fue una ardiente rebelde,
se desolló las manos y la vida
por defender los que creyó más débiles.
Otros dirán: Yo sé, la he conocido,
era dura, malévola,
avara de ternura, con la boca
mostraba su desprecio.
Alguien dirá: Y cómo sonreía...
Qué importa
lo que vendrá después del gran silencio.
Claro que tengo miedo.
Así, en la madrugada
mientras algún dolor -un dolor, siempre-
va hincando sus agujas en mi cuerpo,
abro las manos en la sombra dulce
para atrapar mi soledad, de nuevo,
y me quedo a su lado, sin moverme,
con los ojos abiertos
la vida detenida.
Toda mi sangre es un temor inmenso.
Julia Prilutzky
Poema tomado del muro de FB de la poeta chilena Silvia Cuevas - Morales
Biografía de la autora: Julia Prilutzky Farny
Julia Prilutzky Farny fue una poetisa ucraniana naturalizada argentina, nacida en Kiev en 1912 y fallecida en Buenos Aires el 8 de marzo del 2002. Desarrolló su carrera literaria en la Argentina.
Su padre era ingeniero y su madre médica, y entre los amigos de ellos estaban Miguel de Unamuno, Benito Quinquela Martín (de quien, años más tarde, escribiría una biografía) y Alfredo Palacios (que era padrino de Julia). Pasó parte de su niñez en Salamanca, España. Desarrolló varias actividades, como estudiar piano (fue discípula de Alberto Williams), siguió la carrera de Derecho, y se dedicó al periodismo. En 1936 fundó el grupo "Veinte Poemas Jóvenes". En 1937 comenzó a trabajar en el el diario La Nación. También se desempeñó en las revistas "El hogar", "El mundo" y "Para tí". Fue directora de la revista cultural "Vértice". Entrevistó importantes personalidades como Lin Yutang, el papa Paulo VI y Franklin Delano Roosevelt, entre otros. En 1972 se publica "Antología del amor", volumen que contenía seis libros editados entre 1939 y 1967. Parte de estos poemas son incorporados a la telenovela "Pablo en nuestra piel", de Alberto Migré.2 Esto hace que se convierta rápidamente en un "best seller" vendiendo 180.000 ejemplares en cuatro años y 80.000 más en la década siguiente.1 Muchos poemas fueron musicalizados por importantes artistas como Héctor Stamponi, Eladia Blázquez y Chico Novarro.
Simplemente EXCELENTE.
ResponderBorrarGracias por compartir.
Gracias a Usted. Sr.Morín
ResponderBorrar