La mujer del gran amor con Gabriela Mistral
[...] Yo estoy dispuesto a sacrificarme, a todo estoy dispuesto, Doris mía. Pienso ahora que ese mal del hígado viene de tu tristeza que esta tiene por causa esta vida tan pobre, tan encerrada, tan limitada que vives conmigo. En Italia, te dejaré ir solita a Niza o a las ciudades que yo me conozco. Para que tengas libertad plena y te sientas dueña de ti y de darte a quien ames. Todo, incluso esta cosa tremenda, con tal que no seas desgraciada. No vivas, pues, esa tristeza que me duele y que me ofende. Tú puedes alegrarte como en Nueva York allá en Europa en sabiéndote libre, libre, dueña de ti. Estas palabras las he pensado mucho. Yo estoy dispuesto a ese sacrificio, porque vivas, y recobres tu alegría.
Te besa tu Gabriela
Extracto de carta de Gabriela Mistral a Doris Dana, 17 de julio de 1949.
Carta completa disponible en el Archivo del Escritor y en libro "Niña errante, cartas a Doris Dana".
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