ARGENTINA: las mujeres de los pueblos originarios proponen llamar al 12 de octubre: el Dia de la Matanza
Indígenas denunciaron que son objeto de discriminación social
LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
Entre bagualas, charangos y bailecitos, mujeres de pueblos indígenas de todo el país intercambiaron vivencias, penas y alegrías. Las vestimentas típicas y los rasgos físicos identificaban cada comunidad. En el taller "Pueblos originarios", que funcionó en la escuela Normal, más de 50 mujeres denunciaron el avance del "hombre blanco" -como ellas dicen- sobre su cultura. Propusieron que el 11 de octubre sea declarado el Día de la Diversidad de las Culturas, por considerarlo último día de libertad de los pueblos originarios, y que el 12 sea conmemorado como el Día de la Matanza de los Indígenas.
En el patio de la escuela, hubo música, risas y debate. Consensuaron la necesidad de que el Gobierno escuche los reclamos de sus pueblos y pedir audiencia con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Exigirán que el Estado suspenda el desalojo de las comunidades indígenas de las tierras de sus ancestros, y que hagan un censo de pueblos indígenas para diseñar políticas sociales eficaces. "Hablan de familias típicas al referirse a matrimonios con dos hijos, pero nosotras tenemos siete u ocho hijos. No entramos en los planes del Gobierno", se quejaron.
Luisa Mamaní y Petrona Sarapura, del pueblo coya Aymará, denunciaron que son objeto de discriminación social. "Somos mal atendidas en el hospital. Dicen 'esta india es dura, no se va a morir'. Acostumbramos a parir en cuclillas, pero se nos ríen. 'Sentí el olor que tiene', comentan", explicó Sarapura.
Un grupo de la comunidad Qom, de Rosario de Santa Fe, dijo la pobreza y la marginalidad social azotan al pueblo. "Vivimos en villas. Las mujeres cobran $ 330 por mes para limpiar las calles, o $ 150 de algún plan social. No hay trabajo digno", protestó Nancy Cenón.
"El avance del hombre blanco nos trajo problemas. Venden droga a nuestros jóvenes y nadie hace nada. Algunos copian lo que ven en las ciudades: son malos con las esposas y les faltan el respeto a los abuelos, que nos transmiten la sabiduría", cuenta Carina García, adolescente toba de 16 años de la comunidad Qom, de Formosa.
En otro extremo de la vida, Rosa Soria, de 80 años, alza su voz para defender a la Madre Tierra. "¡Les decimos no a las empresas mineras, a los desmontes para plantar soja, a la contaminación de la tierra, del agua, del aire, de los animales y de las plantas!", gritó, seguida de un cerrado aplauso.
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