CABA: Alejandro Rofman: Participacion Popular
OPINION › EL DERECHO A UNA CIUDADANIA PLENA EN BUENOS AIRES
Participación popular, Por Alejandro Rofman *Pag 12
Una
Nueva Política debe formar parte del agenda del futuro urbano en Buenos
Aires. Es aquella que coloca como estratégico el rol del Estado local en
la realización y/o fortalecimiento de lo público. Los sectores medios y
de bajos ingresos de la ciudad se merecen la presencia activa de un
Estado que posibilite la producción masiva de bienes públicos como
cometido central de su política, desplazando a la lógica del mercado
como único regulador y generador de tales bienes. Tal primacía no
supone, sin embargo, colocar al Estado como exclusivo generador de los
bienes y servicios que son indispensables para la subsistencia de la
población. Estos objetivos pueden también alcanzarse a través de la
organización de los sectores sociales directamente beneficiados. Es
decir, acompañando al Estado pueden estar presentes organizaciones que
provean bienes públicos a la población y que operen sin ánimo de lucro,
en forma solidaria y asociativa, con el consiguiente manejo por afuera
del mercado capitalista. Por ejemplo, bibliotecas, clubes,
organizaciones sociales de base, cooperadoras escolares, mutuales,
cooperativas de todo tipo. La valorización de este sector es esencial en
el proceso de construcción social de la ciudad para un futuro con
bienestar para todos. En primer lugar, es imprescindible encarar una
estrategia articulada entre los que producen alimentos necesarios para
cubrir una canasta básica y los consumidores de tales bienes. Para ello,
experiencias en marcha que se han estado reproduciendo en distintos
espacios del país deben ser replicados dentro del perímetro de la
ciudad. Por caso, las ferias populares organizadas en numerosas ciudades
que se nutren de experiencias productivas solidarias provenientes de la
agricultura familiar y que acercan en forma directa a los que demandan
tales productos para su subsistencia cotidiana. Esas ferias suman más de
200 en todo el país, con particular incidencia en las provincias del
Nordeste.
Es necesario poner en marcha la creación de mercados populares (como
los de Lomas de Zamora, José C. Paz y Morón) y almacenes barriales, que
ya han comenzado a instalarse en el Gran Buenos Aires, que
comercialicen productos frescos y envasados, fruto de la actividad de
campesinos y agricultores familiares, posibilitando así la adquisición
por parte de todos los consumidores de bienes de primera necesidad a
precios muy reducidos, a menos de la mitad de los que se ofrecen en los
comercios tradicionales. De este modo, será factible valorizar el
ingreso real de las familias y disminuir el fenómeno de carácter
inflacionario estimulado por quienes quieren aprovecharse de la mayor
capacidad adquisitiva de la población. Por otra parte, la presencia de
esas bocas de expendio que no están animadas por el lucro privado
impulsa a la baja, por la competencia, a los precios de aquellos
productos que se comercializan en los establecimientos tradicionales.La difusión de esta modalidad operativa –organizada en forma conjunta entre el Estado en sus diversos niveles jurisdiccionales locales y las organizaciones sociales de arraigo barrial– necesitan de legislación adecuada para su permanencia en la actividad, respetando sus principios solidarios y su factor de impulso a los procesos productivos de los pequeños agricultores periurbanos o del interior. Esta opción de combinar acción estatal con actores sociales comprometidos puede replicarse en muchos otros espacios sociales privilegiando la esfera de lo público.
La participación popular se convierte así en una valiosa colaboradora en la adopción de prácticas asociativas y solidarias que tiendan a valorizar el derecho a una ciudadanía plena
* Economista. Candidato a legislador de la Ciudad de Buenos Aires.
Frente para la Victoria.
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