IDENTIDADES NO BINARIAS- Educación sexual
03 de agosto de 2020, Pág 12
¿Cómo es vivir sin género en Argentina?
No pertenecer a ningún concepto hegemónico. No responder a un paradigma. Tan simple y tan complejo como eso.
La sociedad parece necesitar de modo indispensable y muchas veces imperativo que la persona se enmarque dentro de una definición concreta.
Desde la supuesta existencia de Adán y Eva o Eva y Adán, la humanidad parece condenada al concepto binario por excelencia: hombre vs mujer.
Dentro del espectro no binario hay algunas definiciones que es importante que sepamos distinguir: agénero (no sentirse de ningún genero), género fluido (fluir desde uno al otro), Demi-chico o Demi-chica (que es identificarse parcialmente con uno).
Edith Martín pediatra con formación en sexología y concurrente al grupo de atención a personas trans (GAPET) del Hospital Durand de Buenos Aires dice que el punto de inflexión del nuevo paradigma es que la identidad la define la persona y no las circunstancias médicas o legales: “Una persona no binaria es aquella que se resiste y reivindica el derecho de no encajar en el binario Hombre/Mujer. En general se lo ubica en el espectro trans porque implica una sublevación frente a las normas de género, pero se diferencian de otras personas trans que sí se encasillan como binarias.
Últimamente me escriben a mis redes muchos padrxs desesperados. Me hacen preguntas sobre sus hijes. A ellos les digo con amor: Primero, no se asusten con las preguntas. Segundo, no se sientan en la obligación de tener todas las respuestas. Tercero, más allá de lo que ustedes piensen, dar lugar a nuevas preguntas. El mayor acto de amor hacia un hijo o hija es la disponibilidad, una escucha sin juzgar.
Hablemos de esas nuevas preguntas.
¿Mi hijo/hija no se siente cómodx en la escuela? ¿Por qué se siente diferente? ¿Con quien se está comparando? ¿Viviste alguna situación en la que te sentiste mal? ¿Cómo te hubiera gustado responder frente a eso? ¿En qué te puedo ayudar? Yo creo que hablar, dar lugar a la palabra de nuestrxs niños, niñas e niñes es el primer paso, es sanador y una gran posibilidad de correrse del binarismo.
Simplemente escuchar y preguntar lo básico. ¿Cómo te sentís mejor? ¿Qué te hace sentir cómodo o cómoda? ¿Como te sentís más feliz? ¿De que manera te gusta estar? ¿Cuándo sentís eso?
Preguntas que abran nuevos pensamientos. Cuando un niñx dice: “me siento diferente”, es porque alguien le esta marcando que, desde algún lugar, hay algo que esta bien y algo que está mal. Por eso lo primero, principal y más importante es ver por dónde pasa la comodidad o la incomodidad de nuestrxs hijxs.
En qué momento lo siento bien con su cuerpo, con su imagen, con su modo de pensar, de ser, de vestir. Cómo puedo acompañar ese proceso sin juzgar, sin valorarle en exceso ni subestimarle, acompañar y ver hacia dónde va.
En comparación con otrxs, hay una mirada a la cual siempre referenciarse ya sea porque somos espejos. Podemos alumbrar iluminar el tema y no nublemos su capacidad de poder ver. No obnubilemos con nuestra propia mirada.
Hay que preguntarse si como sociedad estamos preparados para salir de la mirada género céntrica o adulto céntrica donde las cosas son de una manera u otra. Hacer el intento de poder percibir el abanico de corporalidades y sensibilidades frente a la percepción del género tan personal y única como personas que existen en el planeta.
Es complicado. Al parecer todavía necesitamos siempre un punto de referencia para compararnos por oposición o a favor. Esta es una construcción que se intenta reformular en la educación sexual integral. Deberíamos empezar a pensar la perspectiva de género como perspectivas de géneros en plural. Los estereotipos están atravesados por la cultura, están atravesados por la crianza, están atravesados por las pedagogías y esto se replica en la educación. Como adultos en evolución deberíamos ser capaces de atravesar el límite binario hombre / mujer para incorporar a la ESI (Educación Sexual Integral) una mirada pluralista desde todos los ángulos.
Se trata de una construcción permanente, desde la mirada y el lenguaje, de no pensar desde la comparación si no desde la construcción. Cómo uno se nombra y cómo uno nombra a los demás y adjetiva al otro. Hay que trabajar mucho en el interior de las familias y en las escuelas.
Es urgente reformular las miradas, dentro de la ESI no debería estar impuesta a voluntad y a criterio de las y los docentes. Por eso hay que seguir trabajando en capacitación no binaria para poder hablar de perspectivas, de miradas de aproximación a la imagen del propio cuerpo y la percepción del lugar que uno ocupa en la vida del otro. Para hablar del deseo de la vitalidad que va mas allá de la sexualidad, porque la realidad que la sexualidad y la genitalidad es parte de un proyecto personal que incluye como proyecto vital la vinculación de los cuerpos y el amor, pero va mucho más allá del otro, es el amor hacia uno mismo y el estar feliz habitando el propio cuerpo.
La psicóloga Alejandra Libenson dice: “nuestra sociedad tiene una mirada género céntrica donde uno se posiciona desde un lugar que cree que es el lugar, desde el cual acepta o tolera al otrx y no desde simplemente la convivencia armoniosa con los demás, con les otrxs.”
La sociedad evoluciona más rápido que nuestros dirigentes.
No pertenecer a ningún concepto hegemónico. No responder a un paradigma. Tan simple y tan complejo como eso.
La sociedad parece necesitar de modo indispensable y muchas veces imperativo que la persona se enmarque dentro de una definición concreta.
Desde la supuesta existencia de Adán y Eva o Eva y Adán, la humanidad parece condenada al concepto binario por excelencia: hombre vs mujer.
Dentro del espectro no binario hay algunas definiciones que es importante que sepamos distinguir: agénero (no sentirse de ningún genero), género fluido (fluir desde uno al otro), Demi-chico o Demi-chica (que es identificarse parcialmente con uno).
Edith Martín pediatra con formación en sexología y concurrente al grupo de atención a personas trans (GAPET) del Hospital Durand de Buenos Aires dice que el punto de inflexión del nuevo paradigma es que la identidad la define la persona y no las circunstancias médicas o legales: “Una persona no binaria es aquella que se resiste y reivindica el derecho de no encajar en el binario Hombre/Mujer. En general se lo ubica en el espectro trans porque implica una sublevación frente a las normas de género, pero se diferencian de otras personas trans que sí se encasillan como binarias.
Últimamente me escriben a mis redes muchos padrxs desesperados. Me hacen preguntas sobre sus hijes. A ellos les digo con amor: Primero, no se asusten con las preguntas. Segundo, no se sientan en la obligación de tener todas las respuestas. Tercero, más allá de lo que ustedes piensen, dar lugar a nuevas preguntas. El mayor acto de amor hacia un hijo o hija es la disponibilidad, una escucha sin juzgar.
Hablemos de esas nuevas preguntas.
¿Mi hijo/hija no se siente cómodx en la escuela? ¿Por qué se siente diferente? ¿Con quien se está comparando? ¿Viviste alguna situación en la que te sentiste mal? ¿Cómo te hubiera gustado responder frente a eso? ¿En qué te puedo ayudar? Yo creo que hablar, dar lugar a la palabra de nuestrxs niños, niñas e niñes es el primer paso, es sanador y una gran posibilidad de correrse del binarismo.
Simplemente escuchar y preguntar lo básico. ¿Cómo te sentís mejor? ¿Qué te hace sentir cómodo o cómoda? ¿Como te sentís más feliz? ¿De que manera te gusta estar? ¿Cuándo sentís eso?
Preguntas que abran nuevos pensamientos. Cuando un niñx dice: “me siento diferente”, es porque alguien le esta marcando que, desde algún lugar, hay algo que esta bien y algo que está mal. Por eso lo primero, principal y más importante es ver por dónde pasa la comodidad o la incomodidad de nuestrxs hijxs.
En qué momento lo siento bien con su cuerpo, con su imagen, con su modo de pensar, de ser, de vestir. Cómo puedo acompañar ese proceso sin juzgar, sin valorarle en exceso ni subestimarle, acompañar y ver hacia dónde va.
En comparación con otrxs, hay una mirada a la cual siempre referenciarse ya sea porque somos espejos. Podemos alumbrar iluminar el tema y no nublemos su capacidad de poder ver. No obnubilemos con nuestra propia mirada.
Hay que preguntarse si como sociedad estamos preparados para salir de la mirada género céntrica o adulto céntrica donde las cosas son de una manera u otra. Hacer el intento de poder percibir el abanico de corporalidades y sensibilidades frente a la percepción del género tan personal y única como personas que existen en el planeta.
Es complicado. Al parecer todavía necesitamos siempre un punto de referencia para compararnos por oposición o a favor. Esta es una construcción que se intenta reformular en la educación sexual integral. Deberíamos empezar a pensar la perspectiva de género como perspectivas de géneros en plural. Los estereotipos están atravesados por la cultura, están atravesados por la crianza, están atravesados por las pedagogías y esto se replica en la educación. Como adultos en evolución deberíamos ser capaces de atravesar el límite binario hombre / mujer para incorporar a la ESI (Educación Sexual Integral) una mirada pluralista desde todos los ángulos.
Se trata de una construcción permanente, desde la mirada y el lenguaje, de no pensar desde la comparación si no desde la construcción. Cómo uno se nombra y cómo uno nombra a los demás y adjetiva al otro. Hay que trabajar mucho en el interior de las familias y en las escuelas.
Es urgente reformular las miradas, dentro de la ESI no debería estar impuesta a voluntad y a criterio de las y los docentes. Por eso hay que seguir trabajando en capacitación no binaria para poder hablar de perspectivas, de miradas de aproximación a la imagen del propio cuerpo y la percepción del lugar que uno ocupa en la vida del otro. Para hablar del deseo de la vitalidad que va mas allá de la sexualidad, porque la realidad que la sexualidad y la genitalidad es parte de un proyecto personal que incluye como proyecto vital la vinculación de los cuerpos y el amor, pero va mucho más allá del otro, es el amor hacia uno mismo y el estar feliz habitando el propio cuerpo.
La psicóloga Alejandra Libenson dice: “nuestra sociedad tiene una mirada género céntrica donde uno se posiciona desde un lugar que cree que es el lugar, desde el cual acepta o tolera al otrx y no desde simplemente la convivencia armoniosa con los demás, con les otrxs.”
La sociedad evoluciona más rápido que nuestros dirigentes.
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