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ARGENTINA Encuentros y desencuentros; los distintos feminismos: se contradicen o se complementan?

Discusiones en torno al cambio de nombre del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries

El 35° Encuentro Feminista: ¿Oprimir o compartir?

Este año, debido a la pandemia, el 35 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries tomó la forma de eventos regionales y virtuales. Mientras se calientan los motores para San Luis 2021, nuevos y antiguos debates atraviesan la espera: ¿Por qué hay quienes todavía sostienen que el Encuentro es nacional y no plurinacional? ¿De dónde viene el feminismo radical trans excluyente (TERF) y conservador? ¿Cuáles son sus efectos en las vidas de todes?
Imagen: Sebastián Freire


La pandemia no permitió realizar el 35 Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No Binaries de San Luis en octubre, pero sí hubo un abanico de Encuentros Regionales en todo el país y actividades virtuales que se organizaron en camino a San Luis 2021. Día a día se agregan videos de esas actividades en la página de Facebook del 35 Encuentro Plurinacional. Mientras tanto, en un sector acotado del movimiento de mujeres sigue habiendo renuencia al cambio de nombre del Encuentro y plantean argumentos excluyentes hacia les participantes lgbtiq+, les migrantes y las naciones indígenas que forman parte de este gran espacio-territorio que es el Encuentro. Desde la mayoría del feminismo, que plantea dar cuenta de la amplitud de la convocatoria y el estado actual del feminismo en la sociedad, se señala el papel de sectores como pertenecientes al feminismo radical trans excluyente (terf, la sigla que se usa en inglés para identificarlo) como principal motor de la reacción frente a los cambios.

¿ARGENTINA ES BLANCA Y PURA?

¿La sociedad que habitamos en 2020 y habitaremos en 2021 es parecida a la de 1986? ¿Es legítimo invitar a las identidades que fueron construyendo colectivamente los encuentros a lo largo de 35 años a que se retiren y hagan su “propio” encuentro o a continuar dentro de este gran territorio que también les es propio, pero de manera anónima, desmereciendo y opacando por completo su participación? ¿Es más fácil oprimir que compartir? ¿Sostener que la Argentina que se supone blanca, heterosexual, cisgénero y acrítica frente al papel del Estado nacional argentino en los genocidios de indígenas y negras en nuestro territorio, tiene derecho a meter bajo la alfombra o a expulsar a quienes no se subsumen en esas categorías? El devenir y las luchas de todas esas existencias a lo largo de 35 años de Encuentro se han ido modificando. Como también se modificó la categoría política “mujeres”. ¿Alguien cuestionó en su momento la modificación de Día Internacional de la Mujer por Día Internacional de las Mujeres o Instituto de la Mujer por Instituto de las Mujeres, cuando la mayoría de las feministas comprendieron que hablar de “la mujer” connotaba esencialismo? Pasaron 35 años desde 1986. Imaginemos por un momento haber organizado un Encuentro en 1986 con los parámetros sociales de 1951 y mantenerlo inmutable por 35 años más. Hoy no se nos ocurriría llamar o siquiera pensar como Rama Femenina la participación de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersex y no binaries en el peronismo. Le damos otro nombre pero es la continuidad del Partido Peronista Femenino bajo nuevas condiciones sociales y nuevos paradigmas cada vez más inclusivos. Tampoco se participa de la misma manera allí en 1986 que hoy, porque ha pasado mucho feminismo bajo el puente para el peronismo, así como ha pasado mucho movimiento lgbt+ para el feminismo. Podemos hacer extensivo este ejemplo a las demás organizaciones políticas a las que pertenecen muches encuentreras y encuentreres.

¿Por qué hay un feminismo terf (transexcluyente) y conservador? ¿Cuáles son sus efectos? ¿Por qué sostener que el Encuentro es nacional y no plurinacional? ¿Por qué este feminismo terf es el que más se opone a que el Encuentro sea Plurinacional y se niega a que se incluya a la vista del mundo a todas las identidades que lo componen?

LA ANTESALA DE LOS DELITOS DE ODIO

“El discurso terf es una línea de discurso que viene de España y de Estados Unidos. Es un llamamiento a un linchamiento y a un escarnio público a las personas travestis y trans. Es la antesala a los delitos de odio. Es una corriente feminista cuyo ideal es el odio, por eso no hay que subestimarla. En la Argentina ha colado en un sector de la juventud en las asambleas y en los Encuentros antes Nacionales, ahora Plurinacionales. Consideran que travestis y trans no debemos ser parte del feminismo, porque desde su mirada esencialista y biologicista somos hombres, para ellas desde su cisexismo solo hay mujer y varón a partir de la genitalidad”, dice Florencia Guimaraes García, militante travesti, coordinadora del Centro de Día Travesti Trans La Casa de Lohana y Diana y responsable del programa de Acceso a Derechos para Personas Travestis y Trans del Centro de Justicia de la Mujer del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires.

Florencia Guimaraes sufrió ataques y escraches de feministas terf por “reproducir estereotipos patriarcales”: la acusan de “pintarse como una puerta” (textual) y de operarse los pechos. “Me han ridiculizado con fotos con mi escote tomadas de mis redes sociales”.

“Las compañeras adolescentes quedan paralizadas cuando leen estos discursos. Cuando escuchan ‘nunca vas a ser una mujer, sos un macho, un violador’. Destruyen subjetividades, no sé de qué feminismo hablan. Cuando te dicen ‘ustedes no son nada, son una mierda, son chabones con tetas’ es el mismo discurso que cuando te dicen en tu casa ‘sos un sucio, un degenerado, tenés que tener mujer’”, concluye.

Claudia Vásquez Haro es activista travesti trans, presidenta de Otrans Argentina y de la Convocatoria Federal Travesti Trans Argentina. Todavía recuerda los golpes que les propinaron a travestis y trans cuando intentaron subir al escenario de cierre del Encuentro de La Plata 2019. Ese momento del cierre está registrado en el documental de Canal Encuentro El grito de la marea. El primer Encuentro del que participó Claudia Vásquez Haro fue Neuquén 2008.

“Las terf son personas que comparten un sistema de pensamiento conservador y autoritario, que usan el discurso de liberación de las mujeres respecto de los hombres para desarrollar ideas esencialistas y biologicistas que reproducen el sistema sexo-genérico. Obturan la participación de trans y travestis y nuestro reclamo político de acceso a derechos. Son defensoras de un viejo orden. En el Encuentro de La Plata 2019 sufrimos el ataque de estas mujeres con ideas racistas y xenófobas, que defienden un espacio de privilegio y no tienen en cuenta a las mujeres de los pueblos originarios y afrodescendientes. Al contrario de los transfeminismos, que son espacios que no parten de la genitalidad”, explica Claudia Vásquez Haro.

María Pía Ceballos, activista travesti-trans afroindígena salteña, integrante de Mujeres Trans Argentina, también vivió situaciones de violencia discriminadora durante los Encuentros. “A mí me bajaron del ómnibus que debía partir hacia el Encuentro de San Juan (2013) porque no había hecho el cambio de nombre en el documento de identidad. En el Encuentro siguiente (Salta 2014) fueron terribles las discusiones. En aquella oportunidad, yo formaba parte de la comisión organizadora. Las transexcluyentes querían impedir que inscribiésemos participantes del Encuentro en las sedes de nuestras organizaciones travestis-trans. Pero finalmente lo hicimos”.

“En Salta 2014 no querían que las travestis trans integráramos la comisión organizadora. En última instancia estuvieron dispuestas a ceder a nuestra presencia pero pretendieron negarnos el poder de decidir la agenda de los talleres y los enlaces en términos de gestión y de recursos. Sufrimos agresiones verbales de las que nos querían echar. Se presentaron mujeres de anteriores comisiones organizadoras a plantear que nosotras necesitábamos ser tuteladas por ellas, por ‘las mujeres más antiguas del Encuentro’ y que nosotras, las travestis y trans, no deberíamos estar en esa comisión”.

EL RADFEM

María Elena Romero (Mer) es activista lesbiana y comunicadora. Participó en la comisión organizadora del 32 Encuentro de Resistencia (2017). “En Chaco empezamos a organizarnos a partir de ese Encuentro. Al poco tiempo empezaron a irrumpir en nuestras marchas jóvenes no mayores de 25 años, con un perfil terf, ligadas a organizaciones de mujeres antiderechos, con miradas paternalistas sobre los barrios. Niegan las existencias trans. Hay quienes dicen ‘también son parte del feminismo, hay que escucharlas’. Y no es así. Es como decir ‘tengo un amigo nazi y hay que escucharlo’. No hay que dar pie a los discursos de odio. Vienen con un discurso cerrado, homogeneizado, que no es la idea de lo que se fue construyendo históricamente a lo largo de los Encuentros. Antes de que se aceptara oficialmente, las travestis y a las trans ya habitaban el Encuentro”, señala.

La línea feminista denominada radfem constituye hoy el núcleo duro del feminismo transexcluyente. Está integrada en su mayoría por mujeres blancas menores de 25 años. “Creo que hay una diferencia entre lo que fue el feminismo radical y lo que se identifica hoy como radfem”, sostiene Luxx Marina, periodista feminista no binarie, referente del espacio de Géneros Nuevo Encuentro de San Isidro.

El feminismo radical plantea que la raíz de todas las opresiones es el patriarcado, sistema de opresión de los hombres sobre las mujeres. El problema de este análisis es que cuando se subsumen todas las opresiones en una sola, quedan ocultas y silenciadas las demás. “Las feministas radicales se basaban en una perspectiva muy crítica de la realidad de su tiempo. En cambio, las radfem actuales toman ese manual de lucha de aquella época, pero no lo contrastan con la realidad de vida que llevamos actualmente.”, explica Luxx Marina.

ENNEGRECER EL ENCUENTRO

“Cuando decimos Encuentro Plurinacional no estamos hablando de un cambio de nombre. Se trata de un cambio de paradigma, de una nueva mirada. Me parece que eso todavía no se está entendiendo”, dice Sandra Chagas, negra candombera, activista de los derechos humanos, afrodescendiente, lesbiana y feminista.

“Ponerle nuestra mirada a esa interseccionalidad que se necesita consiste en ennegrecer el encuentro. Si nuestras cuerpas están ahí, ¿por qué no está nuestro nombre y somos ignoradas en la palabra? Primero llegaron al encuentro las indígenas y las trans. Nosotras venimos remándola de atrás. Llegamos como taller en el 31 Encuentro. Antes íbamos solas. Primero fue como mujeres negras, después las que venimos con nuestras identidades lésbicas y transgénero. Y sentimos que quedamos inmersas en algo que es como el patriarcado mismo, agotador. En nuestro territorio, la negritud es invisibilizada. Nuestras ancestralidades fueron esclavizadas. Por eso hay situaciones que no nos pueden ser indiferentes, por ejemplo cuando las compañeras indígenas hablan de 36 naciones y no son escuchadas”, señala.

“Somos pluriculturalidad. Desde mi identidad diaspórica, no hablo de nacionalidades pero sí de naciones. Cuando trajeron a nuestras ancestralidades africanas, las arrancaron de distintas naciones. Nosotras somos el resultado de la trata transatlántica. A las negras nacidas en Argentina les dicen ‘vos no sos de este país’. Las afroargentinas ya parten de esa situación de invisibilización por parte del Estado nacional. El cambio de paradigma se va a dar en cuanto podamos entender la negación de las identidades étnicas. La compañera trans peruana, pero que a su vez tiene su identidad indígena-afro, va a parar a la comisaría por su combo, no solamente por su identidad de género. No estamos viendo a Lohana Berkins o a Diana Sacayán si hacemos un ícono de su identidad de género pero no podemos ver su identidad étnica indígena o afroindígena. Ser quienes somos adentro de las comunidades tampoco es fácil porque ahí también tenés el patriarcado de los varones y las mujeres biologicistas en contra”.

LA GESTA DE LOHANA

Lohana Berkins fue la gran batalladora, desde la década de 1990, por el reconocimiento de la participación de travestis en el Encuentro. Diana Sacayán se definió como travesti sudaka originaria. “En cuanto al cambio de paradigma del Encuentro, hay gente que no quiere que le toquen la quinta, el establishment, que les cambien el foco que les hace sentir que dominan ese mundo, cuando la realidad nos está mostrando otra cosa. Cómo es eso de la ‘tolerancia’ si cuando te pido ‘mirame, reconocé que existo’, la tolerancia se te acaba y me pegás un tiro”, concluye Sandra Chagas.

María Pía Ceballos también habla de un cambio de paradigma. “Se trata del reconocimiento de la interseccionalidad en los Encuentros. Y de una historicidad de lucha de las compañeras lesbianas, travestis, trans, no binaries cada vez que se organiza un Encuentro, y hacia los saberes de los pueblos originarios a los que pertenecen las compañeras travestis trans indígenas. Estos saberes cambian el paradigma de los Encuentros basado en el ser mujer desde un lado radical, excluyente, biologicista”.

Redes del próximo Encuentro: 35 Encuentro Plurinacional San Luis 2020 (en Facebook), @35Encuentro (en Twitter) y 35.encuentro.plurinacional (en Instagram). 

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