ARGENTINA: ROSARIO.El cura que colaboró con represión durante la dictadura ZITELLI
Sigue dando misa, a pesar de su historial.
Por cuarta vez, el ex capellán Eugenio Zitelli asistirá a los tribunales rosarinos a juicio oral a dar explicaciones sobre su presunta complicidad con la dictadura militar.
Antes, y por tercera vez, a pesar de estar procesado por asociación ilícita y 14 casos de privación ilegítima de la libertad, llegó en libertad, trasladándose desde su nuevo hogar en La Legión de Cristo, en la localidad de Roldán, donde fijó domicilio después de pagar 50 mil pesos de fianza. “No fue nada fácil avanzar con la imputación de Zitelli, porque es un miembro de la Iglesia Católica, con lo que eso implica”, dijo a Infojus Noticias la abogada querellante Gabriela Durruty. “Zitelli goza de la protección de la iglesia, que incluso lo ungió con el trato de monseñor. Sabemos que el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, será recibido por el Papa en audiencia. Vamos a pedirle que le solicite que Zitelli sea privado de la posibilidad de ejercer como sacerdote”, completó la letrada.
En junio 2015 se decia lo siguiente:
La tercera declaración indagatoria del ex capellán del Servicio de Informaciones de la policía rosarina y otros ocho miembros de la patota que regenteaba el gendarme Agustín Feced, había sido pedida por los fiscales Gonzalo Stara y Mario Gambacorta. La solicitud fue aceptada por el juez Marcelo Bailaque y esta semana y la próxima serán indagados. Por ese motivo, el 1 y 2 de julio el juez se trasladará al penal de Marcos Paz, donde algunos están detenidos.
Zitelli fue capellán de la policía hasta el regreso de la democracia. Muchas víctimas lo reconocieron en el centro clandestino de detención del Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de Rosario, el campo de concentración en pleno centro de la ciudad donde fueron torturadas unas 2.000 personas. En ese lugar, Zitelli participó de “misas, confesiones y entrevistas”, según él mismo contó el 26 de septiembre de 1995 en el programa televisivo “Contraluces”, cuya desgrabación y copia forman parte de la causa.
Los dos procesamientos habían sido el 20 de marzo de 2012 y el 6 de mayo de 2013, ambas por su actuación en el Servicio de Informaciones de la Unidad Regional II de Policía, el centro clandestino por donde pasaron más de 2.000 personas en pleno centro de Rosario. Fueron apelados por el abogado defensor del cura, Eduardo Romera, pero el 1 de junio la Cámara de Apelaciones de Rosario confirmó los procesamientos y ahora, por primera vez, el capellán estará presente entre los acusados del próximo juicio oral (el tercer tramo de la megacausa Feced). En esas resoluciones –ahora confirmadas-, Bailaque aseguraba que Zitelli sabía que en ese sótano había secuestrados, sabía de las torturas a las que los sometían, y hasta que él, en persona, había asistido a ese suplicio.
Aquella afirmación de Bailaque se sostenía, además de los testimonios de ex detenidos en esa dependencia policial, en el de arrepentidos de la fuerzas de seguridad, y en lo que el ex sacerdote Ángel Prescello le confió al periodista Carlos del Frade. Zitelli se había sincerado con Prescello, cierta vez:
-Y qué querés Ángel, sin torturas no hay información.
“Nunca pudimos lograr que lo imputaran en otras causas”, dice la abogada Durruty. En junio del año pasado, una mujer y sus cuatro hijos pidieron que se lo indague por el secuestro y las torturas contra Santiago Mac Guire. Era un ex cura tercermundista que había conocido a Zitelli durante su juventud y había vuelto a cruzarlo años más tarde en el Batallón de Inteligencia 121 de Rosario. Con una pequeña diferencia entre los dos: Mac Guire estaba secuestrado, con huellas evidentes de tortura sobre su cuerpo, y Zitelli charlaba, fumaba y tomaba café con el gendarme que dirigía el lugar.
-¿Qué tal?, ¿cómo está?- le preguntó Zitelli
-¿Y cómo puedo andar? Muy mal, el Señor me asiste- respondió Santiago.
El juez Bailaque aún no contestó ese pedido. “Es hora de que la iglesia recepte el cambio de época y colabore activamente para dilucidar con claridad la responsabilidad que le cupo en el despliegue de la represión ilegal”, concluyó la abogada Durruty.
LB/RA
Por cuarta vez, el ex capellán Eugenio Zitelli asistirá a los tribunales rosarinos a juicio oral a dar explicaciones sobre su presunta complicidad con la dictadura militar.
Antes, y por tercera vez, a pesar de estar procesado por asociación ilícita y 14 casos de privación ilegítima de la libertad, llegó en libertad, trasladándose desde su nuevo hogar en La Legión de Cristo, en la localidad de Roldán, donde fijó domicilio después de pagar 50 mil pesos de fianza. “No fue nada fácil avanzar con la imputación de Zitelli, porque es un miembro de la Iglesia Católica, con lo que eso implica”, dijo a Infojus Noticias la abogada querellante Gabriela Durruty. “Zitelli goza de la protección de la iglesia, que incluso lo ungió con el trato de monseñor. Sabemos que el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, será recibido por el Papa en audiencia. Vamos a pedirle que le solicite que Zitelli sea privado de la posibilidad de ejercer como sacerdote”, completó la letrada.
En junio 2015 se decia lo siguiente:
La tercera declaración indagatoria del ex capellán del Servicio de Informaciones de la policía rosarina y otros ocho miembros de la patota que regenteaba el gendarme Agustín Feced, había sido pedida por los fiscales Gonzalo Stara y Mario Gambacorta. La solicitud fue aceptada por el juez Marcelo Bailaque y esta semana y la próxima serán indagados. Por ese motivo, el 1 y 2 de julio el juez se trasladará al penal de Marcos Paz, donde algunos están detenidos.
Zitelli fue capellán de la policía hasta el regreso de la democracia. Muchas víctimas lo reconocieron en el centro clandestino de detención del Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de Rosario, el campo de concentración en pleno centro de la ciudad donde fueron torturadas unas 2.000 personas. En ese lugar, Zitelli participó de “misas, confesiones y entrevistas”, según él mismo contó el 26 de septiembre de 1995 en el programa televisivo “Contraluces”, cuya desgrabación y copia forman parte de la causa.
Los dos procesamientos habían sido el 20 de marzo de 2012 y el 6 de mayo de 2013, ambas por su actuación en el Servicio de Informaciones de la Unidad Regional II de Policía, el centro clandestino por donde pasaron más de 2.000 personas en pleno centro de Rosario. Fueron apelados por el abogado defensor del cura, Eduardo Romera, pero el 1 de junio la Cámara de Apelaciones de Rosario confirmó los procesamientos y ahora, por primera vez, el capellán estará presente entre los acusados del próximo juicio oral (el tercer tramo de la megacausa Feced). En esas resoluciones –ahora confirmadas-, Bailaque aseguraba que Zitelli sabía que en ese sótano había secuestrados, sabía de las torturas a las que los sometían, y hasta que él, en persona, había asistido a ese suplicio.
Aquella afirmación de Bailaque se sostenía, además de los testimonios de ex detenidos en esa dependencia policial, en el de arrepentidos de la fuerzas de seguridad, y en lo que el ex sacerdote Ángel Prescello le confió al periodista Carlos del Frade. Zitelli se había sincerado con Prescello, cierta vez:
-Y qué querés Ángel, sin torturas no hay información.
“Nunca pudimos lograr que lo imputaran en otras causas”, dice la abogada Durruty. En junio del año pasado, una mujer y sus cuatro hijos pidieron que se lo indague por el secuestro y las torturas contra Santiago Mac Guire. Era un ex cura tercermundista que había conocido a Zitelli durante su juventud y había vuelto a cruzarlo años más tarde en el Batallón de Inteligencia 121 de Rosario. Con una pequeña diferencia entre los dos: Mac Guire estaba secuestrado, con huellas evidentes de tortura sobre su cuerpo, y Zitelli charlaba, fumaba y tomaba café con el gendarme que dirigía el lugar.
-¿Qué tal?, ¿cómo está?- le preguntó Zitelli
-¿Y cómo puedo andar? Muy mal, el Señor me asiste- respondió Santiago.
El juez Bailaque aún no contestó ese pedido. “Es hora de que la iglesia recepte el cambio de época y colabore activamente para dilucidar con claridad la responsabilidad que le cupo en el despliegue de la represión ilegal”, concluyó la abogada Durruty.
LB/RA
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