ARGENTINA: la carpa que las mujeres despedidas por Pepsico levantaron hace algunos días en la Plaza del Congreso,
Ayer, una experiencia más. La asamblea convocada por el Colectivo Ni Una Menos en la carpa que las mujeres despedidas por Pepsico levantaron hace algunos días en la Plaza del Congreso, o sea, frente al Congreso argentino.
El aterrizaje del neoliberalismo en Argentina, fuertemente impulsado por el actual gobierno, está ya trayendo nefastas consecuencias para quienes habitan este país y en especial para las mujeres. Pero en medio del todo lo malo que les está pasando surge la fuerza que las mujeres solemos tener en tiempos de crisis, y esa sensación de que pase lo que pase nos tenemos a nosotras mismas.
Fue grato estar allí percibiendo que los dolores que las mujeres experimentamos en toda tierra son dolores que hacen brotar energías violetas comunes, resistencias capaces de ser compartidas a través todo territorio, y que así como las violencias tienen un continuo, también lo tienen las luchas de las mujeres de ayer, de hoy y de mañana.
Terminar la asamblea comiendo juntas un rico guiso de lentejas preparado por un equipo de compañeras, fue un potente gesto simbólico de unidad en medio de la diversidad, la que lejos de separar puede ser el motor que impulse la construcción de cambios que haga que nuestras vidas sean realmente humanas.
Hay harto más que compartir pero para eso seguramente habrá un tiempo en la próxima asamblea de la Coordinadora Niunamenoschile-RM.
El aterrizaje del neoliberalismo en Argentina, fuertemente impulsado por el actual gobierno, está ya trayendo nefastas consecuencias para quienes habitan este país y en especial para las mujeres. Pero en medio del todo lo malo que les está pasando surge la fuerza que las mujeres solemos tener en tiempos de crisis, y esa sensación de que pase lo que pase nos tenemos a nosotras mismas.
Fue grato estar allí percibiendo que los dolores que las mujeres experimentamos en toda tierra son dolores que hacen brotar energías violetas comunes, resistencias capaces de ser compartidas a través todo territorio, y que así como las violencias tienen un continuo, también lo tienen las luchas de las mujeres de ayer, de hoy y de mañana.
Terminar la asamblea comiendo juntas un rico guiso de lentejas preparado por un equipo de compañeras, fue un potente gesto simbólico de unidad en medio de la diversidad, la que lejos de separar puede ser el motor que impulse la construcción de cambios que haga que nuestras vidas sean realmente humanas.
Hay harto más que compartir pero para eso seguramente habrá un tiempo en la próxima asamblea de la Coordinadora Niunamenoschile-RM.
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