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ARGENTINA: Generaciones de feministas, memorias de feministas en el Encuentro

14 de octubre de 2018
Generaciones de feministas, memorias de feministas en el Encuentro
Pasado, presente, futuro
Las pioneras fueron estrellas en Trelew, firmando pañuelos y contando experiencias de los años en los que la agenda nacía.
Imagen: Jose Nicolini
Desde Trelew
“Digan clítoris”, arenga Nina Brugo, enjoguinada de color violeta feminista. Para la foto, posa con otras históricas de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, como Martha Rosenberg y Nelly “Pila” Minyersky, frente a la Plaza Centenario, corazón del 33° Encuentro Nacional de Mujeres, que arrancó ayer en esta ciudad con un clima agradable y un cielo diáfano. “Yo digo whisky”, le replica Pila, divertida. Están por almorzar. Nina estuvo en cada uno de los encuentros, desde el primero en 1986, en el Centro Cultural San Martín, en Buenos Aires. “Me hacen firmar pañuelos como si fuera una estrella de Hollywood”, comenta, todavía sorprendida, sobre sus fans feministas. A Pila le piden selfies. Las adolescentes las adoran. Pila, al borde de los 90 años, vendió más temprano pañuelos verdes en el gazebo de la Campaña, instalado en la plaza. “Este año nos piden menos que en el encuentro anterior, en Chaco, que te los sacaban de las manos. Ahora, los ofreces, y las chicas se dan vuelta y te muestran que ya tienen uno colgado de la mochila”, compara Pila. Y cuenta que sigue viniendo, cada año, porque recibe “una transfusión de juventud, de alegría, de solidaridad”. “Es una forma de conectarme con distintas generaciones, para sentir lo que piensan, más allá del discurso teórico. El encuentro es un fenómeno de comunicación e intercambio corporal, en una época signada por las comunicación vía Whatsapp”, se entusiasma, y se la nota disfrutar a cada paso. “Vengo de las luchas de los ‘70 y en los encuentros encontré una potencialidad transformadora, de la que me enamoré. Y a medida que fui participando, año a año, me fui haciendo feminista. Y entendí que había que convertir esa potencialidad en conciencia feminista”, apunta Nina.
El ENM amplía su convocatoria cada año. Las generaciones se cruzan. Desde Villa Fiorito, en el sur del conurbano bonaerense, llegó un micro de la Fundación Che Pibe, con pibas de 11 y 12 años. Es su primera vez en un encuentro. Tuvieron 24 horas de viaje. Las niñas comparten los talleres con  pioneras, con mujeres jóvenes, con otras con más años de encuentros. Las escuchan. Pero también piden la palabra. Como hizo Clara, de Moreno, de 12 años, en el taller de Estrategias por el Aborto Legal, que funcionó en el aula 18 de la Universidad San Juan Bosco. “Se habló mucho en el debate en el Congreso sobre si hay o no vida, pero si no hay deseo no hay un bebé”, sostuvo Clara. Llevaba los ojos pintados de verde y el pañuelo verde atado en la cabeza. Al terminar su intervención, quiso saber: “¿Por más que yo sea menor de edad van a poner lo que dije en las conclusiones?”. La coordinadora la tranquilizó. Claro, que sí. También sus palabras serán tenidas en cuenta.
Un collage de fotos recuerda, en la Plaza Centenario, a la trabajadora social del Servicio Penitenciario Bonaerense Laura Iglesias, víctima de femicidio en Miramar, asesinada el 29 de mayo de 2013. Y cuya muerte sigue impune. Como en cada encuentro, la feria feminista ofrece libros, ropa, aros, imanes y también un mate de silicona verde, con bombilla y que viene con pañuelo incluido, para regalar. Todo en clave militante.
Andrea Rolón, tiene 22 años. Pertenece a la CCC de Misiones. Camina por la plaza acompañada por sus dos hijos, de 5 y 3 años. La más pequeña, llora. Viajaron tres días, desde Posadas, para llegar a Trelew. Con ella vinieron otras 40 mujeres. En total, llegaron cuatro micros cargados de mujeres de la CCC, desde la capital misionera. Tres, el viernes. El de Andrea demoró un día más porque se averió en Zárate. “Es el quinto encuentro al que vengo. Siempre voy al taller de violencia familiar porque es un tema que me interesa mucho”, cuenta, mientras trata de consolar a la niña. Por la tarde, siguen llegando micros, desde distintos puntos del país. Las adolescentes y las jóvenes copan la Plaza Centenario. Los talleres se hacen en escuelas de los alrededores.
Raquel Gutiérrez vino especialmente desde México. Es profesora de la Universidad de Puebla, donde su tema de estudio son los feminismos comunitarios e indígenas. No puede disimular su emoción, frente a la marea feminista argentina y latinoamericana. Es la primera vez que participa de un ENM. Está acompañada por activistas de Ni Una Menos. Cuenta que la emociona “sentir esta energía que está alumbrando el continente, con todas estas luchas renovadas, que solo había visto en un video”. Y dice que siente “muchísima esperanza al ver gente tan joven organizada, haciendo lo que se le da la gana, reaprendiendo a pensar con su propia cabeza. Y eso es la revolución”. Tiene los ojos brillantes. Habla y alguna lágrima se le escapa.
Una cancha de futbol 5 es el telón de fondo del taller de Fútbol y Mujeres, cuyas participantes eligieron hacerlo en el espacio público, para visibilizarlo, en lugar de una escuela. Es la primera vez que se hace ese taller en un ENM. Lo coordina Mónica Santino, DT y dirigente de la Colectiva La Nuestra, una organización que promueve el fútbol feminista entre chicas de la Villa 31, en la ciudad de Buenos Aires. Cuentan sobre la discriminación que las atraviesa en los clubes, como jugadoras, como hinchas, como dirigentes. El sol brilla. La tarde cae plácida, con alguna ráfaga de viento que acaricia y despeina. El encuentro sigue. La fiesta feminista no se detiene.

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