ARGENTINA: documental sobre la memoria oral de Holocaustoo
JACK FUCHS EN EL DOCUMENTAL EL ARBOL DE LA MURALLA, DE TOMAS LIPGOT
El árbol de la muralla en la 1ª Semana del Documental Argentino, organizado por ADN, la entidad que nuclea a 45 profesionales del cine. “Todavía estoy con la piel de gallina”, comenta Lipgot a Página/12, horas después de la primera presentación del documental que tendrá su estreno comercial a comienzos de 2013. “He tenido experiencias en presentaciones, pero la del martes fue como muy mágica”, explica el documentalista, quien también rescata la presencia de Fuchs en la sala, algo que para Lipgot fue muy significativo. Y por la emoción vivida no pudo dormir esa noche.
En El árbol de la muralla es el propio Fuchs quien relata parte de sus memorias. Lo hace con una calidez y con un buen humor que cuesta asociar con la persona que padeció el horror nazi. Es que ha logrado rearmar su vida con tanto humanismo, después del dolor vivido, que sorprende. Fuchs cuenta anécdotas, viaja a Lodz y filma allí con una cámara el camino de las víctimas de los nazis. Se encuentra con amigos como Elsa Oesterheld, y habla con Lipgot con tal naturalidad que al espectador no le costará sentir empatía con el personaje. Si bien relata momentos dramáticos, también hay situaciones descontracturadas, como cuando Fuchs le canta a Lipgot en cámara, le ofrece cocinarle algo rico o charla con el diariero de su barrio. Sin duda, Fuchs es un hombre común y corriente al que la historia colocó en un lugar de trascendencia.Pag 12
leer más en
http://boards3.melodysoft.com/Shaharazad/argentina--documental-sobre-la-memoria-7623.html
“Los nazis no nos pudieron deshumanizar”
El sobreviviente de distintos campos de
concentración ensaya una suerte de “memoria oral” en el film que fue
presentado en la Semana del Documental Argentino. Lo hace sin solemnidad
y hasta con gran calidez y sentido del humor. El estreno comercial será
en 2013.
Por Oscar Ranzani
Nacido
en la ciudad de Lodz, Polonia, en 1924, Jack Fuchs sufrió el nazismo en
carne propia: con tan sólo 15 años fue encerrado en el gueto de su
pueblo natal, donde estuvo hasta agosto de 1944, fecha en que fue
deportado junto a su familia a Auschwitz. Desde ese momento perdió
contacto con sus seres queridos y fue trasladado nuevamente al campo de
concentración de Dachau, donde fue obligado a trabajar. Allí permaneció
hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial. Cuando despertó de la
pesadilla real, viajó a Estados Unidos y posteriormente a la Argentina,
donde tenía una tía y un tío. Y desde 1963 vive en el país. En la
Argentina se dedicó a la difusión de la memoria del Holocausto en
escuelas públicas de la comunidad judía y también católicas. Y Fuchs
tardó nada menos que cuarenta años en hablar sobre lo que le tocó vivir:
lo hizo en el libro Dilemas de la Memoria, donde relata su infancia en
Polonia, recuerda a sus padres y hermanos, analiza el avance del nazismo
e, incluso, opina sobre temas de actualidad como el conflicto
árabe-israelí. La primera vez que contó su historia en un medio fue en
una entrevista concedida a Página/12 hace más de veinte años.
Con semejante historia, era lógico que en algún momento surgiera la
idea de hacer una película sobre Fuchs. El que logró concretarla fue
Tomás Lipgot que el martes pasado presentóEl árbol de la muralla en la 1ª Semana del Documental Argentino, organizado por ADN, la entidad que nuclea a 45 profesionales del cine. “Todavía estoy con la piel de gallina”, comenta Lipgot a Página/12, horas después de la primera presentación del documental que tendrá su estreno comercial a comienzos de 2013. “He tenido experiencias en presentaciones, pero la del martes fue como muy mágica”, explica el documentalista, quien también rescata la presencia de Fuchs en la sala, algo que para Lipgot fue muy significativo. Y por la emoción vivida no pudo dormir esa noche.
En El árbol de la muralla es el propio Fuchs quien relata parte de sus memorias. Lo hace con una calidez y con un buen humor que cuesta asociar con la persona que padeció el horror nazi. Es que ha logrado rearmar su vida con tanto humanismo, después del dolor vivido, que sorprende. Fuchs cuenta anécdotas, viaja a Lodz y filma allí con una cámara el camino de las víctimas de los nazis. Se encuentra con amigos como Elsa Oesterheld, y habla con Lipgot con tal naturalidad que al espectador no le costará sentir empatía con el personaje. Si bien relata momentos dramáticos, también hay situaciones descontracturadas, como cuando Fuchs le canta a Lipgot en cámara, le ofrece cocinarle algo rico o charla con el diariero de su barrio. Sin duda, Fuchs es un hombre común y corriente al que la historia colocó en un lugar de trascendencia.Pag 12
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