A CRISTO, desde un campo de concentración del regimén de PINOCHET.
A Cristo
Aún te pesa la cruz, Cristo
vagabundo y pobre,
aún tu rostro
recibe el escupo fariseo,
aún las espinas,
convierten en sangre tu sudor obrero
y tus manos de albañil
siguen clavadas sin construir tu edificio de amor
aún estas allí
desde veinte siglos
esperando
y aunque dentro de ti
solo veo al poeta errabundo y tierno,
obrero del serrucho y del martillo,
quiero arrancar tus clavos,
quiero ayudarte, Cristo
a construir el pan para los hijos
quiero limpiar tu rostro
y el de todos los hombres
que aún está obscurecido
por el odio y las lágrimas
pero antes,
quiero romper tu cruz
y lanzarla más allá de la tierra
para que el hombre
no siga crucificando al hombre.
Campo de
Eduardo Salas
Foto de mi jardín, MartaZabaleta(c)2013
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