TORTURA el planchado de los senos de las adolescentes
Planchado de senos: una tortura a las niñas para que no lleguen a mujeres-El País.
Es una práctica tradicional apenas investigada que se realiza a adolescentes de África occidental para evitar la atención masculina. ¿Soluciones? Camerún ha logrado un modo de reducir su incidencia
Lome (Togo)
Múltiples son las violencias que sufren las mujeres a lo largo de su vida: violaciones, mutilación genital, matrimonios precoces, explotación sexual y asesinatos quizá sean las más mediáticas, las más denunciadas. Pero no las únicas. Uno de los maltratos invisibles es el planchado de senos. Según la definición de las Naciones Unidas, es "la práctica dolorosa de masajear o golpear los pechos de las niñas con objetos calientes para suprimir o revertir el crecimiento de estos". En algunos lugares se opta por los vendajes compresivos.
Se practica fundamentalmente en Camerún, pero también en otros países africanos... y hasta a Europa ha llegado. A principios de 2019, el diario británico The Guardian descubrió varios casos en el Reino Unido y que unas mil niñas migrantes y de la diáspora se encontraban en riesgo, lo que obligó al Gobierno a emitir un comunicado recordando que se considera una violencia contra los menores ilegal y perseguida por la ley.
Ndonko fue uno de los autores del único recuento de casos realizado hasta la fecha. Tuvo lugar en Camerún en 2005 a iniciativa de la agencia de cooperación alemana (GIZ) y la Asociación Renata, una de las pocas en el mundo que ha investigado y ha trabajado en campañas de sensibilización. Ellas bautizaron esta práctica con el nombre por el que se conoce y aportaron unos resultados que revelaron que el 24% de las casi 6.000 niñas y mujeres encuestadas habían sido sometidas a ella y que otros 2,3 millones se encontraban en riesgo en este país. En algunas provincias la prevalencia ascendía al 53%.
Es un asunto tabú que se realiza en secreto en el hogar, relegado a la intimidad de la relación madre-hija. "La gente tiene dificultades para hablar de ello porque es como una cosa oculta que no deberíamos divulgar. Las personas que lo practican están en las aldeas. En mi caso, sé que no fue iniciativa de mi madre, sino de sus tías que están en el pueblo", indica la estudiante Codjie.
Betty Codjie no cree que haya relación entre el planchado
de senos y la prevención de embarazos no deseados, tal y como sostiene
la creencia popular. "Estos tienen que ver más con la falta de acceso a
métodos anticonceptivos", afirma la chica. Las jóvenes como ella saben
que deben conseguirlos si van a mantener relaciones sexuales, pero les
echa para atrás que el sexo esté mal visto si se trata de una mujer
soltera. De hecho, solo el 13% de las mujeres entre 15 y 49 años utiliza métodos anticonceptivos modernos,
según la UNFPA. "Te preguntan si es que te vas a acostar con un tío...
Todavía hay una cierta moral de que no debes tener relaciones sexuales.
Para pedir las píldoras anticonceptivas aún necesitas mucho coraje y las
chicas al final se quedan embarazadas".
En la mayor parte de casos, el planchado lo realizan las madres
y los objetos más utilizados son piedras lisas, espátulas, palos de
escobas o similares, e incluso cinturones para atar alrededor del pecho.
"Mi madre fue a buscar un bastón y me explicó que tenía que golpearme
todas las mañanas, al amanecer. Me pareció un poco raro, no lo entendía.
Cuando los pechos empiezan a crecer, duele. Así que cuando te golpean,
es peor...", afirma la joven. Codjie fue advertida de niña de que cuando
le empezaran a crecer los senos, los hombres la mirarían. Que su
desarrollo era una manera de provocarlos.El martirio le duró a Codjie casi un mes con sesiones de 10 minutos cada mañana, pero acabó por rebelarse y dejó de acudir a su sesión matutina de golpes. No tuvo más problemas con su madre. "Ella se dio cuenta de que no me gustaba", reflexiona. Codjie piensa que en su caso no ha tenido consecuencias para su físico, pero en otros casos sí que se presentan problemas físicos y psicológicos. Los primeros incluyen dolor, quistes, abscesos, cicatrices, daño permanente en los conductos de la leche, infecciones, fiebre severa, dolor intenso, quemaduras, deformación, reducción o agrandamiento del tamaño de los senos, caída prematura e incluso la desaparición completa de uno o ambos.
Desde la ley hasta la educación sexual
En el año 2015, el Gobierno de Camerún desalentó la práctica al incluir una disposición en el nuevo Código Penal; en concreto el Artículo 277 establece que quien, de cualquier manera, interfiera con un órgano para inhibir su crecimiento normal, será castigado con prisión de seis meses a cinco años, multas de 100,000 a un millón de francos CFA (entre 170 y 1.700 dólares). "Pero aún no se ha aplicado, varias personas continúan ejerciendo libremente esta barbaridad sin ninguna preocupación", denuncia Aba Fouda."La solución es muy simple: abrir un diálogo sobre sexualidad y romper los tabúes al informar a los adolescentes sobre las manifestaciones y los cambios en la pubertad", propone Aba Fouda. Esto es, de hecho, la razón de ser de Renata. "Hicimos sensibilizaciones a través de charlas educativas en escuelas, iglesias, medios de comunicación, comunidad y asociaciones tradicionales interesadas; las estrategias de intervención varían según el entorno y el objetivo. Llevamos a cabo acciones de promoción ante los responsables de la toma de decisiones y esto produjo un resultado alentador".
Un origen “dulce”
En muchas culturas, los senos se consideran signos de preparación
sexual, por lo que si se disimulan o reducen, se cree que las mujeres
recibirán menos atención por parte del sexo opuesto. "Nosotras decimos
que es una antigua práctica cultural que a lo largo de los siglos ha ido
cambiado de métodos; los ancianos dicen que en el pasado se trataba de
masajear suavemente y con dulzura el pecho de la nueva madre para
facilitar la secreción de leche materna. Pero en un siglo, la práctica
ha pasado de la idea de la dulzura a la de la violencia", indica Ada
Fouda.
Las noticias son bastante satisfactorias en los últimos tiempos porque las familias están comprendiendo la gravedad del fenómeno, y gradualmente abren el diálogo y la comunicación en torno a la sexualidad. "Esperamos continuar con nuestras acciones y deseamos realizar una nueva evaluación, pero carecemos de apoyo financiero", dice Aba Fouda. "Aproximadamente, 1,2 millones de niñas estaban en riesgo en 2013. Pero desde entonces, esta cifra probablemente habrá disminuido dada la excelente campaña de sensibilización liderada por Renata", abunda el antropólogo Ndonko.
Codjie es también bloguera de moda y cosméticos, y se ha dado a conocer en la comunidad de Instagram de su país. Pero su labor de influencer no se queda solo en las compras. Ya más mayor, decidió compartir su experiencia después de leer a una chica que contaba su caso en Facebook y recuerda que hasta sus amigas se sorprendieron. "Es muy importante hablar abiertamente porque la mayoría de la gente no sabe de esto", indica. Su objetivo es evitar que otras jóvenes se dejen hacer lo mismo.
Y condena la práctica, desde luego. "No está bien. Como mujer, te van a empezar a crecer los senos y no veo la razón de detener ese proceso o de impedir que el desarrollo prosiga de forma natural; no podemos ir en contra de nuestra naturaleza y el hecho de que sea más por el placer de los hombres me molesta. Es machista, es una forma de opresión para la mujer. Es nuestro cuerpo".
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