MEXICO: poema de Lourdes Uranga y eco
Poema de Lourdes Uranga
Lourdes en CEISAL, Toulousse, Francia
Me expongo
Me siento colonizada, impunemente,
violada, impunemente, explotada
i m p u n e m e n t e
maltratada, vendida, desaparecida.
Porque soy la Malinche. Porque soy la africana,
que sobreviví a los horrores del mercado de negros en Sevilla,
llegando a América para desempañar los trabajos más duros
Y para parir el mestizaje.
Soy la campesina que aprendió a domesticar y cuidar el maíz
Almacenar y preparar alimentos ha sido mi gran esfuerzo.
Y parir porque había que parir.
Para mí fue el maltrato y la ignorancia.
La marca, porque me marcaron como mujer de un grupo
Me intercambiaron por una cuota
¿Cuántas veces me han puesto precio?
Intercambiada por una estúpida dote
Pero también soy la heroína
Gertrudis Bocanegra,
Que arenga en Pátzcuaro por la libertad
Y me uno a los conspiradores de la Independencia.
Soy Concha Michel y Carmen Serdán
Avelina Gallegos y Alicia de los Ríos Merino
Y otras innumerables e innombrables mujeres más.
Como la muerta o muertas en Xochicalco
(Madre gestante, y producto) y las de Tlatelolco.
Mi deseo más íntimo, descolonizarme,
con mis razones y emociones definir
como ser mujer, como seguir el camino de mi misma.
El deseo sociopolítico, más profundo destruir la impunidad.
Lo primero es posible hacerlo casi sola
Lo segundo. no.
Muchas de estas razones me llevaron a la lucha armada
sabiendo que vivía bajo un régimen criminal
y ya en marcha esta guerra no declarada:
me vuelven a matar en Acteal, en Aguasblancas
me humillan y abusan sexualmente en Atenco
y tantos lugares más. públicos y privados
Y aquí lo denuncio, también en mi propia casa,
cuando en ella había patrón.
Cada crimen es producto de su época y cómodamente
¿Se puede matar?
¿Envilecer, humillar?
No y mil veces NO
Para eso existe la rebeldía, en contra de ello, hemos hecho revoluciones
Lourdes Uranga, México, 2020
Marta Zabaleta, CEISAL,Universidad de Bratislava, ESLOVAQUIA 2004
LA ESPERA EN CHIAPAS
Dedicado a las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez
Si yo fuera como ella
una mujer nacida entre misterios,
una mujer llamada mexicana,
te abriría el fruto de mis manos
con estos brazos soplando como vientos.
Y en medio de la jungla, con tierra y fuego
resonaría el poema más hermoso
vuelto sabia, suelo, cielo, plegaria,
salido de la boca de los pobres,
reviviendo la alegría de tu nombre.
Porque eres, con otra nueva muerte,
nuestro estandarte. Testiga. Víctima. Hermana.
No hubieran podido inventar para nosotras
una mejor arma que esta, tu carne mancillada.
La montaña adonde viviste con tus muertos
te abrió sus cerrojos y te contó sus cuentos,
y deviniste 'la voz que se arma para hacerse oír,
el rostro que se escondió para mostrarse.’
En mí eres hoy esa voz, ese rostro, esa quimera.
Y ha nacido también tu estrella roja,
para prenderse al vuelo de tus lágrimas,
con cajita parlante y pulida para nombrarte:
mujer-hija-hermana-madre-maestra-amante
'Así te dice la estrella que es montaña'.
Así te canta mi verso, así te llama
mi temor dulce, que se vuelve
entre tus manos frías
canto de amor de otro mañana.
Marta Zabaleta (c) Londres, 28 de mayo 2015
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