MEXICO: un gobierno machista
México:
Amnistía Internacional denuncia al gobierno por estigmatización
y fuerza excesiva contra feministas en 2020
Por Sara Lovera
(saraloveralopez@gmail.com)
México,
abril (SEMlac).- La violación a los derechos humanos en México
no ha cesado; desde Palacio Nacional se estigmatiza a las feministas,
se desestima el feminicidio y la violencia dentro de la familia,
se ataca la libertad de expresión y se abusa con uso de fuerza
excesiva para parar las protestas de mujeres y ambientalistas, con
uso de gases con municiones; igual continuaron las detenciones arbitrarias
y hechos de tortura, sostiene el informe 2021 de Amnistía
Internacional (AI).
En dura descripción, señala que las mujeres han recibido,
además, robo de teléfonos móviles y ataques
físicos, psicológicos, sexuales y uso de gases, entre
otras violaciones de derechos humanos. Los recortes presupuestales
han significado reducción a programas y políticas
a favor de las mujeres. La militarización nacional las pone
en peligro, tanto como a la población migrante.
El informe afirma, igualmente, que la pandemia de covid-19 golpea
con especial dureza a las personas atenazadas por la opresión,
como consecuencia de las desigualdades, el abandono y los abusos
sufridos durante décadas, profundizadas en el mundo y en
México por la política de austeridad.
En el preámbulo del informe, de carácter mundial,
Agnès Callamard, nueva secretaria general de Amnistía
Internacional, señala que se ha puesto en evidencia el terrible
legado de unas políticas deliberadamente divisivas y destructivas,
que perpetuaron la desigualdad, la discriminación y la opresión
y prepararon el terreno para la ruina causada por la covid-19.
El documento sobre la situación de los derechos humanos en
el mundo abarca 149 países y contiene un análisis
exhaustivo de las tendencias observadas en esa materia en todo el
mundo en 2020. La organización describe que los grupos que
figuraban ya entre los más marginados, como las personas
refugiadas y las mujeres, sufrieron las peores consecuencias de
la pandemia por culpa de políticas discriminatorias aplicadas
por decisión de los dirigentes mundiales que no han sabido
responder a un mundo sumido en el caos.
México
Amnistía Internacional afirma que el gobierno reaccionó
a la pandemia con recortes del gasto público en diversas
áreas. El personal sanitario denunció que carecía
de acceso a los equipos de protección individual y las prestaciones
necesarias para garantizar un entorno laboral seguro. En este período
aumentaron las denuncias de violencia contra las mujeres.
Las fuerzas de seguridad siguieron llevando a cabo detenciones arbitrarias
y haciendo uso excesivo de la fuerza, lo que en ocasiones provocó
homicidios ilegítimos.
Sobre las desapariciones forzadas, el presidente Andrés Manuel
López Obrador estigmatizó en diversas ocasiones a
las personas defensoras de los derechos humanos y a los medios de
comunicación, mientras minimizaba el problema de la violencia
contra las mujeres.
La información oficial señala en 2021 que ya son más
de dos millones de casos confirmados de covid-19. Pero en abril,
hace un año, el gobierno aplicó políticas de
austeridad a través de un decreto que recortaba el gasto
público, salvo en programas que se consideraban prioritarios,
como varios proyectos importantes de infraestructura.
AI señala los efectos nocivos de la disolución de
varios fideicomisos públicos, entre ellos los de apoyo a
la protección de defensores y defensoras de los derechos
humanos, periodistas y víctimas de violaciones de los derechos
humanos, y el cambio climático.
El gobierno desplegó más efectivos militares en la
estrategia de seguridad pública que las dos administraciones
presidenciales anteriores y continúan los homicidios ilegítimos.
Las desapariciones forzadas se mantienen y han sido cometidas por
agentes del Estado, lo que sigue siendo motivo de preocupación,
especialmente porque en 2020 hubo 6.957 casos de personas desaparecidas,
muchas de mujeres y niñas.
Violencia contra mujeres y niñas
AI está preocupada porque en 2020 se denunciaron 3.752 asesinatos
de mujeres, de los cuales 969 fueron investigados como feminicidios.
Los estados donde esto es más grave son el de México,
que registró la mayor cifra absoluta de feminicidios, seguido
de Veracruz. Los estados de Colima y Morelos presentaron las tasas
más elevadas de feminicidio por cada 100.000 mujeres.
Las llamadas al número de teléfono de emergencias
911, para denunciar actos de violencia contra las mujeres, aumentaron
durante el año, con 260.067 llamadas recibidas hasta diciembre,
frente a un total de 197.693 en todo 2019.
Advierte y describe que, después de que se produjeran importantes
protestas sociales, el gobierno desistió de aplicar medidas
de austeridad que proponían recortes en el presupuesto para
las Casas de Mujeres Indígenas y Afro mexicanas y para la
Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia
contra las Mujeres. Sin embargo, el Instituto Nacional de las Mujeres
recortó en julio 75 por ciento (151 millones de pesos mexicanos/
7.550.000 dólares) de su presupuesto operativo.
No obstante, el Presidente de la República seguía
minimizando el problema de la violencia contra las mujeres, cuestionando
la validez de las llamadas telefónicas realizadas a los servicios
de emergencia para denunciar la violencia de género en el
ámbito familiar y criticando las protestas de las mujeres
contra los feminicidios.
Al terminar el año, no había ninguna señal
de que las 21 declaraciones de Alerta de Violencia de Género
Contra las Mujeres (AVGM) hubieran reducido la violencia de género.
Respecto de los derechos sexuales y reproductivos, AI alerta que
la Suprema Corte de Justicia de la Nación desestimó
una orden que pretendía cambiar la legislación que
criminalizaba el aborto en el estado de Veracruz.
En mayo, el Congreso del estado de Guanajuato rechazó un
proyecto de ley para la despenalización del aborto en el
estado.
Describe el informe que continuaron las amenazas y el hostigamiento
contra personas que defendían los derechos humanos y, según
datos de organizaciones de la sociedad civil, 24 personas defensoras
fueron asesinadas.
La defensa de los derechos ambientales y de los pueblos indígenas
se hizo pública, sobre todo por el megaproyecto conocido
como Tren Maya. Pero el Presidente reaccionó acusándolos
públicamente de ser "falsos ambientalistas".
Seis relatores especiales de la ONU enviaron una carta al gobierno
expresando una serie de motivos de preocupación sobre el
proyecto del Tren Maya, algunos de ellos relacionados con el derecho
de los pueblos indígenas a la tierra y la salud, y también
con las posibles consecuencias medioambientales del proyecto, pero
nada se hizo.
Preocupan a AI los ataques a la libertad de expresión y de
reunión, ya que continuaron las amenazas, el hostigamiento
y los ataques contra las personas trabajadoras de medios de comunicación
y, según los datos oficiales disponibles en noviembre, al
menos 19 periodistas fueron asesinados durante el año.
Y también, dice AI, las noticias de que Notimex, la
agencia de noticias estatal, esté involucrada en una campaña
difamatoria contra varios periodistas y medios de comunicación
que publicaban contenidos críticos hacia el gobierno, campaña
que incluía una red de programas robot y cuentas falsas en
las redes sociales supuestamente financiadas con fondos públicos.
Recoge AI una carta firmada por 650 periodistas e intelectuales,
en septiembre, que acusó al Presidente de actuaciones que
afectaban la libertad de expresión, incluidas una serie de
declaraciones públicas que debilitaban a libertad de prensa,
al favorecer un entorno propicio a la censura, sanciones administrativas
y el uso indebido de la ley para intimidar a la prensa.
Manifestaciones feministas
En 2020, las mujeres llevaron a cabo en varias ciudades manifestaciones
multitudinarias contra el feminicidio y otras formas de violencia
de género. En varios casos, la policía respondió
empleando fuerza excesiva, detenciones arbitrarias, robo de teléfonos
móviles y ataques físicos, psicológicos y sexuales,
entre otras violaciones de derechos humanos. Las autoridades estatales
y federales también estigmatizaron en sus declaraciones públicas
a las mujeres que se manifestaban.
Por ejemplo, en agosto, la policía de la ciudad de León
(estado de Guanajuato) detuvo arbitrariamente a 22 mujeres y golpeó
y agredió sexualmente a varias mujeres y niñas. En
noviembre, la policía utilizó armas de fuego con munición
viva en una serie de manifestaciones, en su mayor parte pacíficas,
de mujeres que protestaban contra los feminicidios en Cancún.
Tortura
Dos policías del Estado de México fueron condenados
a siete años de prisión por utilizar la tortura para
obtener confesiones falsas de tres mujeres sobrevivientes de la
masacre de Tlatlaya en 2014.
La sobreviviente de tortura sexual Mónica Esparza fue excarcelada
en marzo, más de siete años después de que
fuera detenida arbitrariamente y torturada por la policía
en la ciudad de Torreón (estado de Coahuila). Fue absuelta
de los cargos basados en confesiones falsas obtenidas mediante tortura,
pero ningún agente había sido acusado de los delitos
cometidos contra ella.
Preocupa que, al comenzar el año, agentes de la Guardia Nacional
utilizaron gas lacrimógeno durante una operación para
detener a centenares de migrantes que atravesaron la frontera sur
de México y, en marzo, arrastraron y golpearon a migrantes
que participaban en una protesta que se celebró en un centro
de detención de migrantes en Tapachula.
También en marzo, un solicitante de asilo guatemalteco murió
después que una protesta de migrantes detenidos que exigían
ser liberados, derivara en un incendio en el centro de detención
de Tenosique. Preocupa a AI la falta de transparencia y las deportaciones.
También señalan varias personas trabajadoras de la
salud que personal de ese sector expresó su preocupación
por las contrataciones irregulares y la falta de subsidio por enfermedad
y otras prestaciones, lo que en ocasiones les acarreó represalias.
El mundo
AI afirma que nos enfrentamos a un mundo sumido en el caos. A estas
alturas de la pandemia, hasta los dirigentes más ilusos tendrían
dificultades para negar que nuestros sistemas sociales, económicos
y políticos se han desmoronado.
Sostiene que la pandemia ha amplificado decenios de desigualdad
y desgaste de los servicios públicos. El informe de Amnistía
pone de manifiesto que, como consecuencia de las desigualdades generadas
por un liderazgo tóxico ejercido durante decenios, la pandemia
afectó de manera desproporcionada a las mujeres, las poblaciones
refugiadas, las personas de edad avanzada y las minorías
étnicas.
La covid-19 empeoró la ya precaria situación de las
personas refugiadas, migrantes y solicitantes de asilo en muchos
países, dejándolas en algunos casos atrapadas en miserables
campos de acogida, interrumpiendo suministros vitales o provocando
controles fronterizos que dejaron a muchas abandonadas a su suerte
El informe subraya el acusado aumento de la violencia de género
y la violencia intrafamiliar, en el contexto del cual muchas mujeres
y personas LGBTI tuvieron que afrontar mayores obstáculos
para recibir protección y apoyo, debido a las restricciones
de la libertad de circulación, la falta de mecanismos confidenciales
que permitieran a las víctimas denunciar la violencia mientras
estaban aisladas con sus maltratadores, y la capacidad reducida
o suspensión de los servicios.
Quienes trabajaban en primera línea frente a la pandemia
-el personal sanitario y del sector informal- sufrieron las consecuencias
de unos sistemas de salud deliberadamente desatendidos y medidas
pésimas de protección social.
En Bangladesh, muchas personas que trabajaban en el sector informal
se quedaron sin ingresos o sin prestaciones sociales debido a los
confinamientos y toques de queda. En Nicaragua, a principios de
junio, se despidió en solo dos semanas al menos a 16 profesionales
de la salud que habían expresado su preocupación ante
la falta de equipos de protección individual y la respuesta
del Estado a la pandemia.
Y dice, al final de la introducción, Agnès Callamard:
"Hemos visto toda clase de respuestas de nuestros dirigentes,
tanto mediocres como engañosas, egoístas y falaces.
Algunos han intentado normalizar las autoritarias medidas de emergencia
que han adoptado para combatir la covid-19, mientras que una cepa
especialmente virulenta de líderes ha ido aún más
allá y ha visto en la pandemia una oportunidad para afianzar
su poder. En lugar de apoyar y proteger a la población, se
han limitado a instrumentalizar la pandemia para socavar gravemente
sus derechos".
"Nos encontramos en una encrucijada. Debemos romper las ataduras
que degradan la dignidad humana. Debemos pulsar el botón
de reinicio para construir un mundo basado en la igualdad, los derechos
humanos y la humanidad. Debemos aprender de la pandemia y aunar
esfuerzos con valentía y creatividad para conseguir que todas
las personas sean tratadas en pie de igualdad."
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