ARGENTINA: sobre prostíbulos, dueños y víctimas:habla Eva Giverti

“La escuelita” no publicaba avisos


 Por Eva Giberti
Estábamos en Ushuaia. Me había enviado el ministro Noblia (1958-1962) a realizar una tarea acerca de maternidad e infancia. En aquel entonces, todas las casas de los habitantes de la zona habían sido construidas con la noble madera de la región. Advertí que una casa había sido construida con cemento. Me contestaron: “¡Ah... Esa es el prostíbulo! Pertenece a la Base Naval”. Igual que las casas de los oficiales que estaban en el otro extremo de la ciudad, que se dividía entre la zona destinada a las familias de los miembros de la Marina y, del otro lado, los civiles.
El prostíbulo se construyó en la zona destinada a los civiles. Se comprende: cuando llegaban los barcos al puerto de la región, las tripulaciones se lanzaban en romería hacia el prostíbulo y armaban las colas delante de su puerta, obligando a que la policía naval, bastones en mano, mantuviera el orden. Los niños y niñas de las familias civiles estaban obligados a alternar con esos desórdenes coyunturales. El saber popular bautizó al prostíbulo con el nombre de “La escuelita” para explicarles a los chicos a qué se debían esas colas que pugnaban por ingresar, borracheras y empujones mediante, en plena calle.(sigue)

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