POEMAS DE Marta Zabaleta
Querida Nela: respondiendo a tu gentil interrogante, te envío esta muestra de
lo que presenté a la selección para la 23o Exhibición de HOME/inside out. Solo para mujeres, en San Francisco.
GRACIAS por tu interés de siempre.
Besos, Marta
A las víctimas de la Operación Cóndor en Argentina,
a mis hijxs Tomás Alejo y Yanina Andrea Hinrichsen Zabaleta
Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte a la luna
que no andaba por la larga calle de la cárcel. Calle sin árboles.
Piantados y piantadas había, pero estaban adentro. Presas. Presos.
Y enfrente el cafetín sin mesas, abierto todo el d҉a,
como con bronca y coraje.
Acampadas durante la noche en la calle de la calle. Con un número que me guardaban,
porque yo tenía una hijita. Por eso llegaba tarde,
tipo siete de la mañana, al lugar de las chilenas,
que ya estaban bien adelante en la cola.
siempre vestidas, como esperando, la nena y yo.
con el palo del rastrillo de la playa
sin saludar al portero, y caminaba
y caminaba y caminaba
de qué casa o departamento había partido.
Siempre encontré complicado eso de pedirle al tachero que me llevara.
el preso Alberto, hubiera dicho
que todo era más simple, 'los encontrabas
porque les hablabas, y te seguirían todo el tiempo
desde antes de caer yo en cana…'
Banco Nación sucursal de la cárcel, para que le dieran
pan y mate cocido. Palos. El resto, hambre.
Por meses, no le entraron ropa. Después los utensilios de tocador, entregados desde la cola por mi padre, sin poder verlo. Y las requisas.
Y dejarlo sin visitas. Estaban suspendidas ¿habría traslados?
Sangre y terror, sin lágrimas. ¿Quién moriría?...
Aserrín aserrán
los maderos de San Juan
piden pan, no les dan,
piden queso, les dan hueso
y les cortan el pescuezo
Esas mañanitas de Buenos Aires
donde en la cola estaba
una de las hermanas del Che Guevara.
Parada por horas, reclamando
el derecho de los presos de querer ser mirados.
Y una media atontada, agonizaba primero
en esa barcito ubicado justo enfrente de la puerta de la cárcel.
Mucho miedo; pero nunca un tango.
Y muy importante, había un servicio.
Después, pasar y adentro, humillación y espanto.
La cola: hijas, hijos, de pocos años
un día
llevándole un clavel y una rosa por el cumpleaños
a su madre.
Sería la hora en que los esbirros
comenzaban a tomar el mate amargo, que escupían a tu paso.
También la del primer güisqui mío del día, en ayunas, sin hielo ni soda
para darme coraje, desasustarme.
Barcito que no tenías wisky ni bombones,
como aquel bar bienudo adonde a pocos selectos
les tocaba con sexteto el gran Piazzola.
Un dia charlando le pedí que tocara en el Luna Park
para mandarle fondos a los presos en Chile,
¿En el Luna Park? repitió en un murmullo Se sonrió con tristeza, y comentó: ‘...Pero son tantos…’
Y yo que digo :Claro, che, hay que hacer algo, por eso…
‘…¿Quién va a pagar por escucharme en el Luna Park, Marta?’
Miraba con ironía, tal vez con cierta tristeza,
en aquella nochecita loca de Buenos Aires.
Tardecitas que a veces
tienen ese algo, un no sé qué, que te hace sentir tan sola
cuando hacés cola. Por un númerito, para irte al exilio,
por una sopa, o en un avión a la muerte en El Plata…
Aunque no nos quede pan, siempre les sobran balas.
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja.
PIEZA: ponerlo en la la
cocina
AUTOEXILIO
Ahora que ya no soy quien antes fuera
YO, LA PEOR DE TODAS
lo que presenté a la selección para la 23o Exhibición de HOME/inside out. Solo para mujeres, en San Francisco.
GRACIAS por tu interés de siempre.
Besos, Marta
HOME/inside out
EL CAFETIN DE DEVOTO
a mis hijxs Tomás Alejo y Yanina Andrea Hinrichsen Zabaleta
“Traful, recuerdo con una
quizás indebida alegría el año entero que pasamos enjaulados en un coqueto
ambiente de 1, 5 x 1,80, con todos los adelantes (inodoro, piletita, lampazo).
Leíamos desde las 6 a.m. hasta las 9am, hora de ir al recreo. En la tarde,
después del recreo vespertino cantábamos a dos voces y los otros "internos"
creían -promoviendo nuestra más sincera vanidad- que había una radio en el
pabellón. Los dos 1 de septiembre en que convivimos canté para vos "Le
temps des cérises". Un primero de febrero vos me cantaste un estilo de
Gardel. A la noche, inventamos una ceremonia muy graciosa (para nosotros) con
el objeto de preparar los catres. Podíamos a veces pasarla muy mal, pero éramos
-¿lo diré?- felices. Nos fortalecían la esperanza, los ideales, las canciones,
las lecturas y el sentido del humor. Y tu inmensa bondad solidaria”.
Emilio
de Ípola *.
9/5/2009
9/5/2009
Devoto tenía ese que sé yo, ¿viste?
Y detrás de ningún árbol se me aparecía él.Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte a la luna
que no andaba por la larga calle de la cárcel. Calle sin árboles.
Piantados y piantadas había, pero estaban adentro. Presas. Presos.
Y enfrente el cafetín sin mesas, abierto todo el d҉a,
como con bronca y coraje.
Mañanitas de Devoto con madres de los socialistas chilenos,
presos y presas de antes del golpe.Acampadas durante la noche en la calle de la calle. Con un número que me guardaban,
porque yo tenía una hijita. Por eso llegaba tarde,
tipo siete de la mañana, al lugar de las chilenas,
que ya estaban bien adelante en la cola.
Llegaba, sí, pero ya estaba agotada. Y muy nerviosa.
Porque las dos nos acostábamos a las tres de la mañana siempre vestidas, como esperando, la nena y yo.
Por si nos secuestraban de madrugada.
Ella pensaba defenderse con el palo del rastrillo de la playa
que todavía guarda bajo su cama.
La dejaba durmiendo, con su nanita Silvia Ibalde
recién llegada. Salía a escondidas, si podía sin saludar al portero, y caminaba
y caminaba y caminaba
a riesgo de extenuarme. Ingenuamente,
creía que así nadie sabría de qué casa o departamento había partido.
Siempre encontré complicado eso de pedirle al tachero que me llevara.
Por más que caminara, cuadras y cuadras, poder pasar anónima
en Buenos Aires, no era sencillo: decir Cárcel de Villa Devoto y
azorocharme. Vendrían luego los cuentos, consejos, retos con amenazas, y hasta
alguno que otro requiebro, quejas del alma. Mi marido chileno, el preso Alberto, hubiera dicho
que todo era más simple, 'los encontrabas
porque les hablabas, y te seguirían todo el tiempo
desde antes de caer yo en cana…'
Desde Belgrano R hasta la cárcel, de un de repente, yo descansaba,
revisando en la mente
si llevaba el dinero que debía depositarle en la cuenta Banco Nación sucursal de la cárcel, para que le dieran
pan y mate cocido. Palos. El resto, hambre.
Por meses, no le entraron ropa. Después los utensilios de tocador, entregados desde la cola por mi padre, sin poder verlo. Y las requisas.
Y dejarlo sin visitas. Estaban suspendidas ¿habría traslados?
Sangre y terror, sin lágrimas. ¿Quién moriría?...
Aserrín aserrán
los maderos de San Juan
piden pan, no les dan,
piden queso, les dan hueso
y les cortan el pescuezo
Esas mañanitas de Buenos Aires
donde en la cola estaba
una de las hermanas del Che Guevara.
Parada por horas, reclamando
el derecho de los presos de querer ser mirados.
Y una media atontada, agonizaba primero
en esa barcito ubicado justo enfrente de la puerta de la cárcel.
No tenían medialunas, ni milanesas:
compañeras nerviosas, madres llorando, hermanas tristes, esposas una que
otra , y hasta un hermano, dos padres, harto humo, café y miedo.Mucho miedo; pero nunca un tango.
Y muy importante, había un servicio.
Después, pasar y adentro, humillación y espanto.
La cola: hijas, hijos, de pocos años
un día
llevándole un clavel y una rosa por el cumpleaños
a su madre.
Sería la hora en que los esbirros
comenzaban a tomar el mate amargo, que escupían a tu paso.
También la del primer güisqui mío del día, en ayunas, sin hielo ni soda
para darme coraje, desasustarme.
Paren las bembas.
Tómense un trago, que ya lo’vamos.Barcito que no tenías wisky ni bombones,
como aquel bar bienudo adonde a pocos selectos
les tocaba con sexteto el gran Piazzola.
Un dia charlando le pedí que tocara en el Luna Park
para mandarle fondos a los presos en Chile,
¿En el Luna Park? repitió en un murmullo Se sonrió con tristeza, y comentó: ‘...Pero son tantos…’
Y yo que digo :Claro, che, hay que hacer algo, por eso…
‘…¿Quién va a pagar por escucharme en el Luna Park, Marta?’
Miraba con ironía, tal vez con cierta tristeza,
en aquella nochecita loca de Buenos Aires.
Tardecitas que a veces
tienen ese algo, un no sé qué, que te hace sentir tan sola
cuando hacés cola. Por un númerito, para irte al exilio,
por una sopa, o en un avión a la muerte en El Plata…
Aunque no nos quede pan, siempre les sobran balas.
Como olvidarte en esta queja
cafetín de Buenos Airessi sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja.
*Horacio Traful Baldomero Alvarez Grunnman,
chileno-argentino, fue secuestrado en Buenos Aires el 7 de abril de 1976.
Apareció más tarde en la cárcel de Devoto y luego de la inspección de Amnisty
Internacional, fue trasladado a la cárcel de Alta Seguridad de La Plata, Unidad
9, a cuya celda hace referencia su colega y amigo Emilio de Ipola, autor de
este epitafio que escribió en la webpage de Traful
(http://www.trafulalvarez.com.ar/ppal.htm), dos años después de la inesperada
muerte de la muerte de Traful en el exilio en Francia, 2007.
.
Marta
Zabaleta ©, Londres, 11 de marzo 2010, día en que en Chile asume el gobierno el
pinochetismo, movimiento político que nunca dejó realmente el poder. Sólo el
gobierno.
Capítulo de
Dulce
de Leche, libro de mis seudo
memorias (sin publicar)
AUTOEXILIO
árbol sin frutos florecido y dando sombra,
paloma herida que al partir se ha ido
sin ahorrarse campanas en la espera.
Que soy apenas Otra,
quien con sus manos trémulas
busca magnolias donde esparcir ternura.
Cuentan los vientos que en las noches cálidas
aun cruzan a las islas mis fantasmas.
Que por el río
bajan camalotes con pumas en sus cimas
y que las pirañas juegan con las ubres
de las vacas, en el agua clara.
Imagino a Rosario en lontananza, sonrío.
Mas cual en telón escondido
de memorias tristes
veo a un gigante, a veces rudo.
que aun me perturba.
No, no estoy loca.
Soy apenas la Otra.
Marta
Zabaleta
En el
exilio, 16 de agosto. 2003.
Día del
cumpleaños de mi padre Roque Zabaleta, y
Día de la
muerte de mi abuela materna, Fermina Zabaleta.
PIEZA: ponerlo en el dormitorio
El
me ha dicho
que no me ama:
¿Será porque soy
‘ingrata, abusiva,
irreverente, agresiva,
muy egoísta,
además de manipuladora’?
Y pensar que yo
sólo lamentaba
ser casi vieja y
medio
gorda, más vale baja,
evasiva y
dormilona,
además de
rosarina.
Espera, porque también
dijo que soy
‘solidaria, generosa,
y valiente como pocas’:
¿será porque me
necesita como 'amiga'?
En ese caso, me
digo:
¿sería yo, apenas un
producto espúreo
de la especie? Pues
dice que soy
‘una mujer fuera de serie, un ser
extraordinario’.
Ah! espera... que
agrega algo negativo‘¡pero tan resentida!’
Faltaba más:
también sería yo
'envidiosa-inmadura-irrespetuosa',
según otro:
“‘…en lo
que concierne a la mujer, a la Marta ósea,
carnal, vital, sensitiva, diré que
prefiero su misterio
-que lo tiene- a sus falsas galanuras
de niña malcriada’”.
Esto me dicen
mis dos
admiradores digitales.
¿Soy pecadora?
YO, la peor de
todas.
Marta Zabaleta©Londres, 2006
Pieza: para poner en el balcón.
EL COLOR DEL TIEMPO
A mis hijos
Tomás Alejo y Yanina Andrea Hinrichsen Zabaleta
Audacia
suave la del árbol sin hojas
que da
sombra a los pájaros de otrora
los pasos
los cuerpos
el suspenso
y ese cálido
olor de
otros tiempos.
Marta
Zabaleta©Tomé, Chile, septiembre de 2004
Sacado de Crónica Literaria, Comodoro Rivadavia, 23 de
noviembre 2004, Argentina.
Poema con el
que abre mi biografía oral Be longing,
por Zibby Alfred, guardada en el Museum of London, 2005
Poema
traducido a más de 25 lenguas
Pieza:
livingroom
HEMORRAGIAs
a mi querido cumpa, Julián Bastías
Con menstruación permanente
dibujaba todo el espacio
de las torturas
¿Pensaba
que la vida
se esfumaría así, rápidamente?
El cabo cuando me llevaba al baño
se paró y me gritó:
-¿Es posible que usted sea la Sra. de Hinrichsen?
Pude haberle respondido
-Sí, mi cabo.
Pero callé.
Al orinar, la sangre
se arrebató en borbotones
y le ensució las botas.
-Conteste,
hija de puta,
aulló entonces
Y fue su culpa
por no dejarme a solas.
Mi vómito le ensangrentó el bigote.
Marta Zabaleta, octubre 1973-2011
a mi querido cumpa, Julián Bastías
Con menstruación permanente
dibujaba todo el espacio
de las torturas
¿Pensaba
que la vida
se esfumaría así, rápidamente?
El cabo cuando me llevaba al baño
se paró y me gritó:
-¿Es posible que usted sea la Sra. de Hinrichsen?
Pude haberle respondido
-Sí, mi cabo.
Pero callé.
Al orinar, la sangre
se arrebató en borbotones
y le ensució las botas.
-Conteste,
hija de puta,
aulló entonces
Y fue su culpa
por no dejarme a solas.
Mi vómito le ensangrentó el bigote.
Marta Zabaleta, octubre 1973-2011
Pieza:
bathroom
Marta
Raquel Zabaleta nació en Alcorta, Argentina, en 1937; fue expulsada de Chile en
1973 y de Argentina en 1976. Desde entonces vive en el exilio en el Reino
Unido. Es madre de Tomás Alejo y de Yanina Andrea Hinrichsen. Es economista y
cientista social, escritora y poeta. Como tal, figura desde 1992 en
aproximadamente 40 biografías Who’s Who, de EEUU, y Europa. Coordina, entre
otras cosas, desde hace años una red internacional ‘Mujeres y Palabras en el
Mundo’. No tiene casa propia. Vive en el mundo.
Bien Marta por seguir recordando a tu amigo mi tio Traful..un gran abrazo...
ResponderBorrarAlejando Paez
en el muro de Fcaebook
CABA, ARGENTINA
Si, Alejandro, Traful vivirá siempre en mi ocrazón.
Esta sra es una pensadora, Escritora ,economista,poeta e investigadora en la universidad exxes en Gran bretaña. Amiga de.mi tio Horacio Traful Alvarez
ResponderBorrarAlejnadro Paez,
en Facebook otra vez
Muchas gracias, Alejandro.
Marta
Querida Marta.
ResponderBorrarAcabo de abrir la computadora. Me encuentro con algo tan maravilloso.
Es un regalo. No hay dudas para mi que sos una poeta extraordinaria.
Leeré lo que me mandaste una y otra vez. ¡Gracias!.
Celebrando el día de la poesía, esta vez, será inolvidable
Un fuerte abrazo
Nela Rio
Argentina/Canadá
Hola, Nela! Y yo no me lo puedo creer! Pero muchas gracias. me voy con vos a la lectura de hoy, en homenaje a Mandela.
Que lo goces mucho.
Besos
Marta
Poemazos!!!
ResponderBorrarMuchas gracias, querida Amelia. Siempre me acuerdo que me ayudaste a redondear El cafetín, porque el dolro a veces me traba . Y cuando alguna vez cumplas con tu promesa de escribirme y contarme de tu nueva nieta, te confiaré quienes son mis verdugos innombrables, porque la vida es más sana si la vivimos con un poco de chisme y mucha pasión. ¿No, Doña? Besos
ResponderBorrarMarta