EXILIO de CHILE y ARGENTINA: NO A KAST!!!!

ARGENTINA: RECORDANDO EL PASADO DE MI FAMILIA BAJO LA DICTADURA argentina 76-84.


Con seis represores en el banquillo
El Tribunal Oral Federal 6 abrió ayer el debate que abarca secuestros y torturas que sufrieron 67 personas durante la dictadura. Entre los acusados está Raúl Guglielminetti.
Garage Azopardo funcionó en la calle Azopardo, entre México y Chile.
Garage Azopardo funcionó en la calle Azopardo, entre México y Chile. 
Un lustro después de su elevación a juicio y tras haber sido pospuesto en dos oportunidades, el debate por los crímenes de lesa humanidad cometidos contra casi 70 personas que estuvieron secuestradas durante la última dictadura en los centros clandestinos conocidos como Coordinación Federal y Garage Azopardo, dependencias de la Policía Federal, fue inaugurado ayer por el Tribunal Oral Federal 6. Por secuestros y torturas son enjuiciados seis represores de la policía y del Ejército.
Se trata del primer juicio que analizará los delitos cometidos en esos dos centros clandestinos de detención, hechos que fueron y siguen siendo investigados por el juez federal Daniel Rafecas, en el marco de la megacausa que abarca las violaciones de derechos humanos a cargo del Primer Cuerpo del Ejército durante la última dictadura. En 2008, el TOF 5 juzgó y condenó a tres ex policías por la Masacre de Fátima, el secuestro, las torturas y el asesinato de treinta personas –veinte hombres y diez mujeres– que habían permanecido encerrados en Coordinación, el centro clandestino de detención que funcionó en la Superintendencia de la Policía Federal. En Garage Azopardo, un galpón que funcionó en Azopardo, entre México y Chile, en el Bajo porteño, donde operaba el servicio de Mantenimiento de la Superintendencia de la fuerza, también instaló el Primer Cuerpo del Ejército una central de operaciones represivas. Allí, los represores de la última dictadura mantuvieron personas encerradas y las sometieron a torturas.

Por estos hechos deben dar explicaciones el ex comisario inspector Carlos Gallone, el ex agente de civil del Ejército Raúl Guglielminetti y los ex policías federales Eduardo Comesaña, Fausto Mingorance, Rafael Romero y Juan Manuel Grosso. Salvo Gallone, que fue condenado a prisión perpetua por la Masacre de Fátima, y Guglielminetti, que purga varias condenas por delitos de lesa humanidad, el resto de los imputados llegó libre al debate.

Durante la primera jornada del proceso oral, el presidente del tribunal José Martínez Sobrino –a quien acompañan Julio Panelo y Fernando Canero– anunció que la elevación de la causa que lo tiene a Romero entre los acusados y que es la que revisa los hechos de Garage Azopardo será leída el jueves 13, la próxima semana, luego de que una junta médica evalúe su situación de salud tal como lo reclamó su defensa.
El juicio, que espera su debate oral desde 2013 y este año fue pospuesto dos veces, repasará las violaciones a los derechos humanos sufridas por 67 personas. Entre esos casos, figura el conocido como “La noche de los judiciales”, un operativo de la Policía Federal y el Ejército que tuvo como objetivo secuestrar a un grupo de empleados y empleadas judiciales que integraron de la Unión de Empleados 0de la Justicia de la Nación. Las víctimas, entre ellas el actual dirigente sindical del sector Julio Piumato, fueron secuestradas en Coordinación Federal y torturadas. Muchas de ellas fueron luego asesinadas
Carcel de Villa Devoto: más o menos lo que vio Yanina cuando visitó una vez conmigo a su papá


NOTA BENE: 
En Coordinación, a mi padre, Roque Zabaleta, se le permitió despedirse de su yerno, Ricardo Alberto Hinrichsen Ramírez, el que había sido trasladado allí desde la Unidad 9, Prisión de Alta Seguridad de La Plata,- el 22 de noviembre de 1976. Mi padre y mi marido nunca más se volvieron a ver. Y la historia de las torturas que Alberto recibió cuando fue ingresado luego de su secuestro, se lo dejo a él para otra oportunidad.
Y allí en Coordinación, en el último piso del edificio,  el 7mo, funcionaba  EXTRANJERIA, que atendía algunos negocios relacionados con personas extranjeras. Fue allí, adonde tenían preso a  mi marido chileno, en ese inmundo  cuartel general de la Policía Federal, adonde me dijeron que debía abandonar mi país en el mismo avión en que saldría  expulsado con destino al Reino Unido mi marido, y que podía sacar del país y llevar conmigo a mi hija de tres años.
En estado de perplejidad y profunda angustia, decidí ir hasta un gran bar restaurante que había a la vuelta. Conocía bien ese barrio céntrico de Buenos Aires porque bahía trabajado en 1975 varios meses en el C.F.I. (Consejo Federal de Inversiones); quedaba no muy lejos de mi oficina y sabia que tenía un teléfono público. Me pareció que ese día estaba lleno de policías de distintas variantes... y aunque temblando entera, llamé para despedirme y darles las gracia a mis abogados solidarios, Bobbie Fisher y Raul Alfonsín, por su apoyo moral y enterarles del final de ese gran suplicio que duró casi 8 meses.
Tuve al mismo tiempo al comienzo otro abogado, pagado, que me había recomendado una excelente ex compañera de oficina en el C.F.I., quien era abogada, Virginia Guerra. Y que desde entonces se portó como una gran amiga. Ella le pidió el nombre de un abogado a su padre, que era Comodoro de la Fuerza Aérea. Y fuimos juntas a ver a ese abogado en su lujoso despacho...
Creo que eso debe haber sido el martes o miércoles de la semana siguiente después  de Semana Santa de 1976. Alberto había sido secuestrado el Jueves Santo por la mañana. El susodicho abogado - que al final usó a su socio para amenazarme porque no quise pagarle más -, me dijo que atendía también los negocios de General Camps, el Gobernador  de Buenos Aires puesto por la Junta. Y me cobró 1.000 dólares por anticipado por interponer un recurso de habeas corpus en un juzgado que recuerdo estaba muy cercano al Teatro Colón. Pocos días después, me exigió que fuera con él al Tribunal. Fuimos, y allí, bajo la atenta mirada de cuatro policías uniformados que me apuntaban con sus armas, nos dijeron que el resultado del Habeas Corpus era que esa persona no existía. Porque 11 (¡once!) servicios de inteligencia habían informado que no lo tenían.
Ahora pienso, reconstruyendo aquel momento, que el caso de mi marido había quedado a cargo del Servicio Secreto de Inteligencia del Poder Ejecutivo, cuyo Jefe e muy poco después empezó a interrogarme en su vasto despacho de la Casa Rosada cada 15 días. Fue el quien me dijo que mi marido había quedado vivo porque 'sus muchachos' eran especializados y él, inocente.  Y que lo sacaron con vida desde el departamento-oficina de Reuter en Argentina,  junto con periodista suizo amo de casa Luc Banderet, en la calle Corrientes, el Jueves Santo por la mañana, junto con otro economista americano, etc. También me dijo que no siguiera haciendo olitas, quejándome en todo el mundo, porque podían cometan un error y…matarlo. Etc. ¿a mi? - No, a usted no, pero fue un gran error de los colegas chilenos dejarla viva. Y aquí. Usted es una buena madre. Y no hizo nunca nada contra la Patria. Que lío internacional se armaría con todas sus amistades. Pero debe irse del país, y no volver nunca, hasta que tenga 61 años, y ya no sirva para hacer política.
Esa noche al volver a casa desde lo del abogado pagado, debía estar muy nerviosa, porque mi hijita desarrolló una fiebre muy alta y dejó de comer. Cuando la llevé a su médico pedíatra al día siguiente, el Dr. T. le diagnosticó depresión. Y me preguntó si le ocultaba algo. Con pavor - y con enorme miedo de que o me delatara, o que los servicios lo trataran como cómplice de algún delito que nos podrían inventar a mi y /o Alberto- opté por decirle la verdad. Yanina y su bienestar eran lo primordial. Le conté entonces que su padre estaba desaparecido. Dijo que había que decírselo  a la nena. Ante mi espanto, afirmó que entonces se lo diría él mismo a su clienta, Yanina. Que eso era necesario para que ella tuviera alguien en quien confiar. 'La verdad, Sra. La verdad'. O sea, que su padre estaba muerto. Salí de su oficina y en la sala de espera estaban a Yanina con la madre del Dr. T., y se lo dije. La nena respondió muy seria:-Yo ya lo sabía.
Tomamos un taxi. Al volver a casa, Yanina se había empezado a recuperar… No cenó, pero la fiebre altísima empezó a ceder. Y antes de irse a la cama, buscó su rastrillito de las vacaciones en la playa, y lo guardó a su lado por muchos años, aun en el exilio. Le pregunté por qué.
-Para defenderme.
Salimos del bar. Y tomamos un taxi, contentxs de que no se equivocaran y nos secuestraran ahora a mi padre y a mí. Paramos frente a mi casa. Calle Zapiola, Belgrano R. Recogimos a Yanina, a la esposa de mi padre, Dora Bugnone, y la nanita Silvia Ibalde. Y partimos rumbo a Ezeiza. Desde aquella vereda porteña, la hermosa Virginia, sola, nos decía adiós. Murió muy poco después, de un tumor cerebral. De repente, vimos que avanzaba custodiado y esposado el papá de Yanina... Se lo entregaron a alguien del Consulado del Reino Unido.
Yanina vio esa tarde a su abuelo y Silvia por última vez Subimos al avión...Así fue que luego de 8 meses de horror, dejamos los tres Argentina atrás. Viajamos sentados en el mismo asiento, en el mismo vuelo en que el Consulado  del Reino Unido había organizado nuestra salida en Buenos Aires, embarcado a su padre. Y ni nos dijo adiós.*
Llegamos a Londres al día siguiente, a una hora en que, como hoy, se veía el último rayo de luz, que coloreaba de un gris verdoso el panorama londinense desde la altura. Eran apenas las 3,50 PM. Pero al aterrizar el avión, ya era de noche. Como ahora.
Como si esa larga noche nunca fuera a terminar. 


Yaninita, 15 días antes del secustro de su padre, con su uniforme del parvulario 'La escuelita'





*La visa que necesitábamos para entrar en el Reino Unido, le fue concedida a Alberto luego de muchos meses de angustiosos y diarios trámites míos. Y le fue finalmente otorgada gracias a las gestiones de un profesor inglés de la FLACSO en Bs. As., David Stephen. Yo la había solicitado para cumplir con una de las exigencias que me ponían para dejar en libertad a Alberto, quien estaba preso a Disposición del Poder Ejecutivo Nacional sin cargo, y cuya expulsión con vida fue solicitada por mi por telegrama colacionando dirigido al ministro Gral.Arguindegui con copia al Gral Videla. 
Fue finalmente ordenada y firmada por el Gral.Videla el 10 de agosto de 1976. Basé dicha petición en los lazos consanguíneos de Alberto con familias inglesas y escocesas, en su gran capacidad profesional y en su inocencia. Según me dijo por entonces David, fue decisivo para el otorgamiento de la famosa visa, el pedido de urgencia formulado en el Parlamento del Reino Unido, por la diputada laborista Judith Hart (ya fallecida), y de otro MP labrista,David Owen. quien se lo solictó al Ministro de Relaciones Exteriores.Anthony Crosland (ya fallecido0.
 Esta es una manera de decirles muchas gracias, al igual que al grupo de solidaridad que existía en este país, integrado por la eximia periodista americana Judith Brister. Devolví dichos esfuerzos aprovechando mi experiencia, trabajando como voluntaria por más de un año en la casa central de Amnistía Internacional, adonde junto con Maruja Benado, chilena. fuimos capaces de completar - a riesgo de perder la razon - , con datos probados acerca de aproximadamente 8.500 fichas de personas desaparecidas en Argentina entre 1974 y 1978.

Dra. Marta R. Zabaleta, desde el exilio de Chile y Argentina.
Inglaterra,  5 de diciembre de 2018.
 





Un buen final :padre e hija en su casa de ella.
Mi hija en mi casa, transmitiéndole memorias a su hermanito Tomás Hinrichsen Zabaleta, nacido en Glasgow (1977)

https://martazabaleta.blogspot.com/2018/12/argentina-recordando-el-pasado-de-mi.html

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