CHILE: estudiantes entran en huelga de hambre.
Declaración de Red de académicas de la quinta región sobre preocupante situación de la UPLA, que incluye estudiantes feministas que entraron en huelga de hambre. Aguante compañeras de la UPLA y feministas de la quinta!!!!!
Camila Rojas Valderrama, Diputada - Región de Valparaíso is feeling determined.
Comparto Declaración de la Red de Académicas Feministas de Valparaíso y nuestra diputación frente a la arremetida conservadora y estigmatizadora sobre el movimiento estudiantil feminista y en particular sobre lo que ocurre en Upla
Camila Rojas Valderrama, Diputada - Región de Valparaíso is feeling determined.
Comparto Declaración de la Red de Académicas Feministas de Valparaíso y nuestra diputación frente a la arremetida conservadora y estigmatizadora sobre el movimiento estudiantil feminista y en particular sobre lo que ocurre en Upla
“Lo que empezó como un legítimo levantamiento en pos de derechos fundamentales de corte feministas, se ha ido transformado en una suerte de lucha por el poder central” (El Mercurio de Valparaíso, 17 de agosto del 2018)
El extracto antes citado es parte del escenario discursivo que está contribuyendo a representar de manera sesgada y criminalizadora la movilización feminista que aún persiste en diversas universidades, específicamente haciendo alusión a la Universidad de Playa Ancha. Como Red de Académicas Feministas de Valparaíso, denunciamos el rol estigmatizador de este y otros medios de comunicación que, bajo una aparente construcción objetiva de los hechos, contribuyen a distorsionar el sentido transformador de las demandas feministas y sus denuncias del profundo entramado de violencia sexista que también cruza las academias chilenas.
Cuando este medio de comunicación sugiere que la lucha feminista devino en una lucha en pos del poder central, corre el riesgo de invisibilizar precisamente la trama de relaciones de poder que aún persiste en los contextos educativos, avalando y reproduciendo el acoso sexual, el cual, después de años de silencio y a veces encubrimiento, las movilizaciones feministas han visibilizado.
La difícil resolución de las demandas feministas se relaciona con un conjunto de elementos que caracterizan las dinámicas académicas actuales como son el autoritarismo patriarcal y la falta de democracia triestamental y no con la caricatura que los medios y las autoridades universitarias han armado para cuestionar a las estudiantes movilizadas. La demanda por una educación no sexista busca transformar transversalmente todos los espacios educativos, develando a la vez el desafío complejo que implica hacerse cargo de ellas en términos institucionales, cuando esto precisamente implica un cuestionamiento a la naturalización del sexismo y la violencia expresado en múltiples formas: prácticas educativas, propuestas curriculares, interacciones cotidianas. Hacerse cargo de la complejidad de las demandas feministas implica comprender la profundidad con la cual interpelan a las comunidades académicas poniendo en el centro la necesidad de generar espacios de diálogos radicalmente democráticos, donde ya no son suficientes las representaciones tradicionales de orden gremial, partidista y federativa.
Como académicas feministas, muchas de nosotras con una trayectoria de larga data como investigadoras que trabajan desde las perspectivas y metodologías multidisciplinares del feminismo, nos preocupa que los balances y propuestas emergentes por parte de las autoridades universitarias como resultado de la movilización feminista, continúen estereotipando al nuevo activismo feminista, ensanchando o manteniendo la deuda que en materia de derechos sociales persiste para las mujeres en el contexto de las democracias neoliberales actuales y allanando el camino para una reacción conservadora.
En varias universidades se ha reinstalado en sus puestos a personas acusadas de acoso. Esta señal puede repercutir en nuevas violencias dado su carácter paradigmático en la búsqueda de una Educación No Sexista. Llamamos a las autoridades y al gobierno, a ser los primeros en otorgar seguridad y el justo derecho a una educación sin violencia sexista ni de ningún tipo. En particular nos preocupa que la ausencia de diálogo desemboque en desalojos que supongan violencia hacia estudiantes y violencia simbólica al estigmatizar y no reconocer el trabajo que han desempeñado desde diferentes articulaciones los y las estudiantes, en particular hoy nos mueve la situación que están viviendo las estudiantes movilizadas de la UPLA. La fractura en el dialogo en la UPLA, donde las autoridades no quisieron implementar las jornadas extensas de trabajo para avanzar en una educación no sexista y, donde ha costado que las estudiantes que trabajaron por más de dos años un protocolo contra el acoso sexual sean unas voces legítimas, permite proyectar que el feminismo seguirá chocando constantemente contra las decisiones y estructuras jerárquicas que empujan cierres conservadores a demandas de transformación democrática en donde se sustenta la posibilidad de construir educación pública y feminista.
¡Para que no se criminalice la lucha de nuestras compañeras estudiantes! ¡Por una educación pública, democrática y no sexista!
El extracto antes citado es parte del escenario discursivo que está contribuyendo a representar de manera sesgada y criminalizadora la movilización feminista que aún persiste en diversas universidades, específicamente haciendo alusión a la Universidad de Playa Ancha. Como Red de Académicas Feministas de Valparaíso, denunciamos el rol estigmatizador de este y otros medios de comunicación que, bajo una aparente construcción objetiva de los hechos, contribuyen a distorsionar el sentido transformador de las demandas feministas y sus denuncias del profundo entramado de violencia sexista que también cruza las academias chilenas.
Cuando este medio de comunicación sugiere que la lucha feminista devino en una lucha en pos del poder central, corre el riesgo de invisibilizar precisamente la trama de relaciones de poder que aún persiste en los contextos educativos, avalando y reproduciendo el acoso sexual, el cual, después de años de silencio y a veces encubrimiento, las movilizaciones feministas han visibilizado.
La difícil resolución de las demandas feministas se relaciona con un conjunto de elementos que caracterizan las dinámicas académicas actuales como son el autoritarismo patriarcal y la falta de democracia triestamental y no con la caricatura que los medios y las autoridades universitarias han armado para cuestionar a las estudiantes movilizadas. La demanda por una educación no sexista busca transformar transversalmente todos los espacios educativos, develando a la vez el desafío complejo que implica hacerse cargo de ellas en términos institucionales, cuando esto precisamente implica un cuestionamiento a la naturalización del sexismo y la violencia expresado en múltiples formas: prácticas educativas, propuestas curriculares, interacciones cotidianas. Hacerse cargo de la complejidad de las demandas feministas implica comprender la profundidad con la cual interpelan a las comunidades académicas poniendo en el centro la necesidad de generar espacios de diálogos radicalmente democráticos, donde ya no son suficientes las representaciones tradicionales de orden gremial, partidista y federativa.
Como académicas feministas, muchas de nosotras con una trayectoria de larga data como investigadoras que trabajan desde las perspectivas y metodologías multidisciplinares del feminismo, nos preocupa que los balances y propuestas emergentes por parte de las autoridades universitarias como resultado de la movilización feminista, continúen estereotipando al nuevo activismo feminista, ensanchando o manteniendo la deuda que en materia de derechos sociales persiste para las mujeres en el contexto de las democracias neoliberales actuales y allanando el camino para una reacción conservadora.
En varias universidades se ha reinstalado en sus puestos a personas acusadas de acoso. Esta señal puede repercutir en nuevas violencias dado su carácter paradigmático en la búsqueda de una Educación No Sexista. Llamamos a las autoridades y al gobierno, a ser los primeros en otorgar seguridad y el justo derecho a una educación sin violencia sexista ni de ningún tipo. En particular nos preocupa que la ausencia de diálogo desemboque en desalojos que supongan violencia hacia estudiantes y violencia simbólica al estigmatizar y no reconocer el trabajo que han desempeñado desde diferentes articulaciones los y las estudiantes, en particular hoy nos mueve la situación que están viviendo las estudiantes movilizadas de la UPLA. La fractura en el dialogo en la UPLA, donde las autoridades no quisieron implementar las jornadas extensas de trabajo para avanzar en una educación no sexista y, donde ha costado que las estudiantes que trabajaron por más de dos años un protocolo contra el acoso sexual sean unas voces legítimas, permite proyectar que el feminismo seguirá chocando constantemente contra las decisiones y estructuras jerárquicas que empujan cierres conservadores a demandas de transformación democrática en donde se sustenta la posibilidad de construir educación pública y feminista.
¡Para que no se criminalice la lucha de nuestras compañeras estudiantes! ¡Por una educación pública, democrática y no sexista!
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