DO NOT CRY FOR ME, ARGENTINA, porque la historia continúa
Los Otros y las Otras –
Los otros que no fueron patria cuando decretamos que la patria es el otro.
Los otros que tienen de techo el firmamento estrellado o negro y descansan en un colchón rotoso sobre el pasto mojado, cubiertos con mantas roídas y plásticos por si hoy también lloviese.
Y todo frente al mar, con nada ni de romántico ni de “mil besos yo le di y después le dije adiós todo termina aquí “ y eso fue cierto y porque ella no se despertó. Y tal vez de frío ya ni dormía, dicen que fue la noche más despiadada, que el frío crujía en los huesos y hacía llorar lágrimas congeladas y que ya estaba anunciado que sería bajo cero por el viento que soplaba del mar. Y “que lindo que es estar en Mar del Plata en alpargatas, en alpargatas”. Y que lindo es el mar de las postales, el mar del verano, incluso el mar del invierno para mirar lo erguido de las olas a contraviento, peinando la espuma blanquísima y desde el auto calefaccionado extasiarse y apenas bajar un poco el vidrio para escuchar el estruendo musical de la rompiente. Y eso es lo que muestra el paisaje, el otro paisaje es invisible, no lo vemos y lo leemos en el diario local casi con culpa porque nuestra casa está tan cerca de ahí, y cómo puede ser que una mujer que vendía estampitas de San Cayetano, justo ella no haya tenido un trabajo digno, adónde vivirá San Cayetano que anda tan distraído y hasta se le mueren sus promotoras gratuitas. Y adónde estará la Justicia, y adónde estará la asistencia a las personas sin techo, y sin comida, y sin ropa suficiente para soportar los temporales que no terminan y se multiplican y se generan uno tras otro.
Y todo esto para decir que Ana Paula murió anoche, ahí, tirada en un colchón junto a su pareja, y murió un poco de frío, un poco de hambre, un poco de desolación, un poco frente al mar, un poco de indiferencia.
Y falta invierno, y faltan fríos, y falta que despertemos porque Ana Paula murió anoche y eso no tiene arreglo pero pudo salvarse, así como pueden salvarse todas las Ana Paula y los Lucas que estén bajo el firmamento negro y siguen ahí, frente al mar, tan invisibles, “tan acostados frente al mar mil besos yo le di, después le dije adiós todo termina aquí”.
Diana Poblet
Los otros que no fueron patria cuando decretamos que la patria es el otro.
Los otros que tienen de techo el firmamento estrellado o negro y descansan en un colchón rotoso sobre el pasto mojado, cubiertos con mantas roídas y plásticos por si hoy también lloviese.
Y todo frente al mar, con nada ni de romántico ni de “mil besos yo le di y después le dije adiós todo termina aquí “ y eso fue cierto y porque ella no se despertó. Y tal vez de frío ya ni dormía, dicen que fue la noche más despiadada, que el frío crujía en los huesos y hacía llorar lágrimas congeladas y que ya estaba anunciado que sería bajo cero por el viento que soplaba del mar. Y “que lindo que es estar en Mar del Plata en alpargatas, en alpargatas”. Y que lindo es el mar de las postales, el mar del verano, incluso el mar del invierno para mirar lo erguido de las olas a contraviento, peinando la espuma blanquísima y desde el auto calefaccionado extasiarse y apenas bajar un poco el vidrio para escuchar el estruendo musical de la rompiente. Y eso es lo que muestra el paisaje, el otro paisaje es invisible, no lo vemos y lo leemos en el diario local casi con culpa porque nuestra casa está tan cerca de ahí, y cómo puede ser que una mujer que vendía estampitas de San Cayetano, justo ella no haya tenido un trabajo digno, adónde vivirá San Cayetano que anda tan distraído y hasta se le mueren sus promotoras gratuitas. Y adónde estará la Justicia, y adónde estará la asistencia a las personas sin techo, y sin comida, y sin ropa suficiente para soportar los temporales que no terminan y se multiplican y se generan uno tras otro.
Y todo esto para decir que Ana Paula murió anoche, ahí, tirada en un colchón junto a su pareja, y murió un poco de frío, un poco de hambre, un poco de desolación, un poco frente al mar, un poco de indiferencia.
Y falta invierno, y faltan fríos, y falta que despertemos porque Ana Paula murió anoche y eso no tiene arreglo pero pudo salvarse, así como pueden salvarse todas las Ana Paula y los Lucas que estén bajo el firmamento negro y siguen ahí, frente al mar, tan invisibles, “tan acostados frente al mar mil besos yo le di, después le dije adiós todo termina aquí”.
Diana Poblet
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