FEMINISMO DE COLONIAL
Adriana Guzmán, de Bolivia, y Lolita Chávez, de Guatemala, indígenas y decoloniales
La defensa de los territorios y la resistencia a los fascismos en la voz de las feministas comunitarias
Adriana Guzmán -Bolivia- y Lolita Chávez -autoridad del Consejo de Pueblos K´iche´s, en Guatemala- hacen de la práctica feminista líneas de acción en defensa de la vida y los territorios y también teoría situada, anticolonial, antipatriarcal y antirracista. Sus voces son fundamentales para entender este tiempo, para anudar los lazos entre feminismos y ecología. Y también para pensar alianzas con otros movimientos populares que puedan enfrentar al neoliberalismo cada vez más salvaje.
Lolita Chávez es feminista comunitaria, educadora popular, sanadora ancestral, autoridad del Consejo de Pueblos K´iche´s en Ixim Ulew –territorio que en el proceso de colonización fue renombrado como Guatemala-. Ha tenido que salir de su país debido a la persecución político judicial y extrajudicial (le realizaron 24 causas y montajes –de las que ahora quedan 7 vigentes- en las que la criminalizan por liderar junto a su pueblo la defensa del territorio, frente a las políticas de destrucción y saqueo de las empresas transnacionales. Ha recibido también numerosas amenazas a su vida, realizadas desde los sectores concentrados del poder oligárquico y sus aparatos represivos. Ese poder considera el cuidado de los bienes comunes como “terrorismo”, y el cuidado de la vida de las mujeres como “brujería”, y así la han estigmatizado. Como parte del feminismo comunitario Lolita Chávez enfrenta al patriarcado en la sociedad, en las instituciones, y también en las comunidades. Es referente internacional en la defensa de los derechos de las mujeres y de la naturaleza.
Adriana Guzmán integra el Feminismo Comunitario Antipatriarcal de Bolivia. Es educadora popular, y autora de numerosas reflexiones políticas sobre los horizontes de los feminismos indígenas y populares. Ha estado en la primera línea de la denuncia y del enfrentamiento al golpe de Estado en 2019.
Lolita y Adriana forman parte de Feministas del Abya Yala (FAY), y estuvieron en Argentina para participar de diálogos en diferentes territorios, y en la Asamblea de FAY realizada el 7 de noviembre. Aquí hablamos sobre algunas líneas principales de actuación de los feminismos comunitarios y populares, y de los contextos que atraviesan las luchas en los territorios.
La sanación como expresión de vida holística y comunitaria
Una de las líneas políticas que vienen realizando los feminismos comunitarios es la sanación, concebida como un compromiso cósmico político, a partir de los saberes ancestrales que se guardan en la memoria de los pueblos –especialmente de las mujeres-. Nos cuenta Lolita:
* Nuestra propuesta de sanación dice: “sanando yo sanas tú, sanando tú sano yo”. Es un planteamiento holístico que desafía a los proyectos neoliberales, donde la salud se convierte -como todo- en mercancía. Para nosotras la sanación es sanar cuerpos y territorios. Al sanar un territorio tierra, estamos sanando un territorio cuerpo, y al sanar un territorio cuerpo, estamos sanando un territorio tierra.
* Buscamos el equilibrio. A las enfermedades las llamamos desequilibrio. Muchas enfermedades están impuestas por el capitalismo, por el racismo, por el patriarcado. Ser antipatriarcales es un compromiso de sanación plural y diverso.
* La sanación es parte de un caminar colectivo, que nos ha ayudado a sobrellevar los traumas provocados por el genocidio, las políticas de tierra arrasada, la violencia sexual, buscando transformar nuestro ser, de víctimas a tejedoras de vidas dignas. Desafiamos también los contextos vividos en pandemia, demostrando que tenemos herramientas terapéuticas que se han cuidado milenariamente, como las plantas medicinales, los masajes, los temazcales, y otros modos de sanación vinculados a los territorios que habitamos y que por eso protegemos. Cuando cuidamos los territorios biodiversos, estamos también cuidando nuestros procesos de sanación, y las expresiones vinculadas a la tierra y a la vida.
¿Qué feminismos queremos construir?
Esta pregunta sigue interpelando a quienes buscan crear caminos desde los territorios en resistencia y rebeldía. Adriana Guzmán marca algunos desafíos:
* El principal desafío de los feminismos en Abya Yala es construir otros feminismos que respondan a nuestros cuerpos, nuestros territorios, y a la complejidad política de los procesos que hemos vivido. Los feminismos liberales, coloniales, que miran solo una agenda de derechos, leyes, proyectos institucionales, son insuficientes. Hemos vivido en Abya Yala procesos insurreccionales, revolucionarios, populares. Han sido importantes, pero no alcanzaron, se debilitaron o retrocedieron. Necesitamos plantear otras formas de hacer política. Eso demanda a los feminismos construirse desde las experiencias de los pueblos y no desde algunos discursos teóricos tradicionales, clásicos del feminismo. Construir desde nuestros cuerpos, aprender a leer nuestras opresiones, a discutir entre organizaciones que no son solo feministas, sino con los movimientos campesinos, sindicatos, organizaciones barriales, movimientos populares. El segundo desafío es no dejar las calles. En Argentina la discusión sobre la legalización del aborto ha sacado a millones de hermanas a las calles. El hecho de que ya sea ley no implica dejarlas. La convocatoria del movimiento feminista de Argentina es importante para todo el mundo. Es muy necesario que no pierdan la capacidad de interpelación al Estado, a los sistemas de opresión. Otro desafío es encontrarnos entre distintos feminismos, hacer alianzas, tejernos, acuerparnos, para poder enfrentarnos a la política conservadora, profundamente patriarcal que se viene imponiendo desde los sectores antiderechos, desde los fundamentalismos religiosos y políticos.
También Lolita interpela a los feminismos existentes, y propone horizontes a construir:
* Plantear qué feminismos queremos construir es muy desafiante, porque algunos feminismos tienen unas tendencias injustas para quienes tejemos procesos en los territorios. Los feminismos burgueses han ocupado bastante espacio en las Academias, en instituciones nacionales e internacionales, y muchas veces eso se vuelve un riesgo alto para nosotras. Hay feministas que van a las empresas transnacionales, incluso extractivistas, o que están luchando por cuotas en estados feminicidas, y hacen alianzas con quienes nos matan, nos persiguen, y generan esas múltiples opresiones. Para mantenerse en el poder, es común que queden condicionadas, y por eso muchas veces se callan, por ejemplo, frente a la militarización del territorio mapuche realizado por los estados de Chile y Argentina, o de los territorios mayas en Guatemala. Callan frente a los crímenes de las defensoras de esos territorios. Tenemos que saber en qué contextos hostiles nos estamos moviendo. Hacer un análisis actualizado, historizado, nos permite pensar qué feminismos necesitamos. Son los que realmente están cuestionando a los estados genocidas, feminicidas, travesticidas, infanticidas. Necesitamos que los feminismos populares, comunitarios, territoriales, campesinos, villeros, de las disidencias, puedan generar confianzas políticas. Necesitamos conocer las agendas, cuáles son las urgencias, cuáles son las exigencias de justicia. Necesitamos tener nuestras propias estadísticas, por ejemplo, de cuántos asesinatos sufrimos las defensoras, dónde se han dado, teniendo claridad de que no están matando a toda la gente, que están matando de forma selectiva a defensoras de la vida en territorios marginados.
Los feminismos en el contexto político de Bolivia
Como ejercicio de contextualización imprescindible no sólo para Bolivia, sino para el continente, Adriana comparte su análisis:
* En Bolivia ha habido una gran ruptura del feminismo en el momento del golpe, porque varias feministas destacadas, referentes, no han reconocido el golpe. Eso para nosotras ha sido histórico. Ahora algunas de ellas dicen que sí ha sido golpe, pero en el momento en que se necesitaba denunciar las masacres y la represión, dijeron por ejemplo que no era golpe sino desobediencia civil. Hay un feminismo colonial que siempre ha estado en contra de los procesos que hacemos los pueblos. Eso muestra que venimos de feminismos distintos, que hay una supuesta autonomía que esconde racismo. Se ha fragmentado al movimiento feminista que era incipiente y estaba tratando de organizarse, tomando fuerza del movimiento feminista de Argentina. Ese proceso dio lugar a nuevas organizaciones feministas, de jóvenes, desde pueblos originarios, feminismos con identidad, antirracistas.
* Nosotras entendemos que nuestras articulaciones son también con sectores populares, no solo con feministas. En Bolivia de algún modo el golpe continúa. Si bien el 18 de octubre del 2020 se ha logrado terminar con el gobierno de facto de Jeanine Añez, y elegir a Luis Arce, no se ha logrado desarticular a la oligarquía fascista que ha financiado y organizado el golpe de estado. Esa oligarquía económica tiene hoy una representación política: un gobernador, Luis Camacho, en Santa Cruz, y representantes dentro del Senado. Está mucho más articulada que antes en su dimensión de administración del poder. Son parte del estado subnacional y del poder legislativo. El golpe continúa, porque los grupos paramilitares no se han desarmado. La Unión Juvenil Cruceñista sigue organizándose, y se pronuncia sobre distintos temas. Hace dos semanas se pronunciaron en contra de la interrupción del embarazo de una niña de 11 años que había sido violada. Se trata de una organización armada que emite pronunciamientos públicos, transmitidos a la sociedad por medios de comunicación.
* Por otro lado, hay una explosión de racismo. Es una parte de la sociedad que desde su racismo ha apoyado el golpe al pueblo, desde su cuestionamiento a las indias y a los indios, y a la construcción del Estado Plurinacional. El 8 de noviembre esta derecha fascista ha convocado a un paro nacional como parte de sus intentos sistemáticos de desestabilización del gobierno. Hace un mes también convocaron a un paro nacional. Paros que son abiertamente racistas, violentos, con la gente que ha estado directamente vinculada al golpe, con los motoqueros, con los paramilitares en el medio, y claro, con las indias, los indios, nosotras, escondiéndonos en las casas porque si te agarran te pegan, te insultan. Por las caras que tenemos, por nuestros rasgos, nos consideran “masistas” (del MAS) y por eso “delincuentes”. Eso sucede en un gobierno democráticos, y es demostración que el golpe continúa, frente a lo que es para mí un vacío político. Luis Arce no ha podido llenar este vacío que ha dejado el golpe, que tiene como antecedente al gobierno de Evo Morales, con todo lo que él significa como representante de los pueblos indígenas –por más críticas que tengamos-. Luis Arce, que ha sido Ministro de Economía, tiene un perfil político más bien técnico. Hay un vacío simbólico, un vacío ideológico, en lo que sería para nosotros la reconducción del proceso de cambio, que después del golpe tiene que pensar cómo retomar la fuerza de las organizaciones, las transformaciones económicas, políticas. Es un gobierno sin personalidad, sin un programa claro, sin la palabra Proceso de Cambio ni Revolución Democrática Cultural en sus discursos, y sobre todo, sin un compromiso claro con la justicia. Desde el gobierno boliviano no se han iniciado las acciones para un juicio de responsabilidades, ni se ha garantizado que se haga un proceso a Jeanine Añez por las masacres de Senkata y Sacaba.
* Frente a este perfil débil del gobierno, con ministros que no son representantes de las organizaciones sociales, sin la posibilidad de un contacto directo de las organizaciones populares con el Poder Ejecutivo, con los Ministros, hay una gran frustración de los movimientos sociales, porque no se están concretando las cosas planteadas hace tantos años en términos de descolonización, despatriarcalización.
*Frente a la pandemia, podemos decir que el gobierno se está dedicando casi exclusivamente al Ministerio de Salud, que ahí sí se está avanzando en reducir el índice de mortalidad por COVID 19, pero en otros temas el gobierno ha quedado paralizado.
*Como feministas creemos que es un proceso que hay que disputarlo movilizadas, que no se resuelve con una elección. Al golpe no se lo saca en las urnas, se lo saca en las calles. Y frente a esta situación, las feministas no podemos quedar en silencio.
Defender a las defensoras
En todos los territorios se están levantando mujeres en la primera línea de la defensa de la vida. Ellas están siendo criminalizadas, e incluso asesinadas en lo que conocemos como “feminicidios territoriales, políticos o empresariales”. Berta Cáceres en Honduras, Bety Cariño en México, Cristina Bautista en Colombia, Macarena Valdés en Chile, Marielle Franco en Brasil son algunas de las defensoras de la vida víctimas de estos crímenes. La mayoría son mujeres originarias o negras. Frente a esta realidad, una exigencia para los feminismos populares es generar redes que defiendan a las defensoras.
Lolita Chávez está perseguida. Ella refiere algunas razones por las que la han criminalizado.
* Me persiguen porque se ha generado el planteamiento de que no tenemos el derecho para desafiar a los sistemas de opresión. Nosotras defendemos el territorio tierra contra los extractivismos y el territorio cuerpo contra las múltiples opresiones. Al entrelazar esas agendas de defensa territorial, me persiguen porque consideran que soy una amenaza al Estado y a las empresas extractivistas, porque somos un obstáculo al organizarnos y denunciar a ese modelo de desarrollo falso que quieren imponernos y que no les hemos permitido hacerlo. Hemos parado con nuestro pueblo maya k´iche´, 32 licencias mineras, hemos parado el proyecto de cableado de alta tensión, la siembra de monocultivo, la privatización de las semillas. Paramos a Monsanto.
* A nivel internacional quisieron silenciarme pero se jodieron, porque estamos teniendo voces colectivas, entretejidas con otros feminismos, con otros movimientos, y eso nos hace más fuertes. Nos persiguen porque estamos promoviendo esa fuerza plurinacional, ese poder feminista y popular. Como nos enseñó Bertita Cáceres, es necesario acuerparnos y dignificar nuestras vidas. No pensar solo en nuestro territorio de forma egoísta, envidiosa, individualista, egocéntrica, sino más bien como parte de un proceso popular.
* El neoliberalismo está actualizando sus modos de represión, vinculando a estructuras criminales, narcos, estados, empresas transnacionales. Las represiones están vinculadas a pactos de corrupción y pactos de impunidad. Como no hay justicia, como no se persigue a los criminales, a los responsables de los asesinatos, torturas, desalojos forzosos, de la criminalización a defensoras, de la persecución a las expresiones de protesta, todo lo que nos hacen queda en la impunidad. Esa impunidad está siendo financiada, y esa financiación viene no solo de estructuras criminales, sino también de las empresas, de la banca europea y norteamericana. La corrupción junto a la impunidad ha llegado a un nivel tan fuerte y evidente que ya no la pueden esconder, y esto sucede en el marco de una gran hambruna como consecuencia de la crisis que ellos caracterizan como crisis sanitaria, mientras los pueblos decimos que la crisis no vino con la pandemia sino que ésta desenmascaró la crisis civilizatoria que atraviesa la humanidad.
* Las defensoras de los territorios organizadas en redes, venimos denunciando estos hechos, y exigiendo juicio y castigo a los dueños y ejecutivos de las empresas que generan estos daños, en su lugar de origen. Exigimos a las sociedades europea y norteamericana que asuman la responsabilidad de no seguir cerrando las fronteras, expulsando a quienes caminan los territorios y migran en busca de protección para sus vidas y las de sus familias. Creemos que no tiene que hablarse de solidaridad, sino asumir la responsabilidad que surge de sus mismos privilegios.
Los feminismos en relación a los Estados
Hay distintas formas de relacionarse con el Estado desde las propuestas de los feminismos. Adriana Guzmán comparte su experiencia:
* En Argentina hay muchas feministas que están en esta discusión de la institucionalidad. Algunas son compañeras que desde las calles han pasado a la administración del Estado. En Bolivia tenemos esa experiencia. Una cosa es estar en las calles exigiendo el proyecto máximo. No es lo mismo que estar en el Estado con manos atadas, con muchos proyectos que no se pueden hacer porque no está el presupuesto, no está la orden, no está el sello. Hay que hacer una discusión sin embargo, porque existe el Estado. Nuestra experiencia es que quienes son autoridades, quienes ocupan cargos en los ministerios, lo hagan como parte de una organización, con un mandato, y que esa organización pueda acompañarlas, fortalecerlas, y también pueda presionarlas o exigirles que salgan si es que no pueden lograr nada para las mujeres, para las disidencias, para las propuestas de las organizaciones que representan.
Feminismos plurinacionales
Lolita Chávez refuerza la idea de construir feminismos plurinacionales, desde los pueblos
* Nuestros feminismos son plurinacionales, porque en nuestros territorios hay pluralidades. Para mí es una locura pensar en feminismos que se ubiquen desde la defensa del Estado Nación, que es patriarcal, racista. En los territorios se está viviendo la pluralidad de la red de la vida, y que no se nombre esta realidad es una violencia para los feminismos que ya existimos.
* Cuando fue la quema de las 41 niñas calcinadas en Guatemala, vimos de qué vulnerabilidades estábamos hablando y de qué territorios venían las niñas defensoras –las nombramos como defensoras porque ya habían denunciado a sus agresores y a las estructuras criminales de trata-. Vimos que necesitamos claridad. No podemos tener posicionamientos que vengan de quienes nos estudian, y luego lanzan sus expresiones en las Academias privilegiadas de Europa, llevando toda nuestra información. Europa hace esas investigaciones para entregárselas a las empresas, a los gobiernos, que operan en contubernio con los que nos masacran y que nos atacan. Los feminismos populares, desde abajo, son los que tejen realmente. Cuando algunos feminismos hablan de poner en el centro la vida, nosotras cuestionamos: ¿qué vidas se están poniendo en el centro? Las que estamos siendo desplazadas territorialmente estamos precarizadas, sin trabajo. Las niñas están siendo violadas, torturadas desde las casas, hay muchos embarazos forzosos. En Ixim Ulew ustedes pueden ver los altos índices de embarazos de niñas, y también los asesinatos que se dan en territorios marginados y quedan en la impunidad.
* Hay agendas de los feminismos que son comunes. Yo saludo la fuerza de la marea verde, que nos dio energía desde Argentina hasta Abya Yala. Quienes estamos luchando por aborto legal, seguro y gratuito en otros territorios, estamos enfrentando la criminalización, y a los fundamentalismos religiosos y políticos, que se aprovechan de la desmovilización y despolitización de la sociedad, para lanzar sus expresiones de odio. Necesitamos feminismos que nos cuidemos en las calles, en la vida cotidiana, en las organizaciones, que tengamos pactos de reciprocidad y acuerpamiento, donde lo que se dice: “si tocan a una respondemos todas”, sea una práctica cotidiana, para que no haya más desaparecidas, ni represión cuando hacemos la denuncia.
* Yo saludo que Feministas del Abya Yala trascendió fronteras. No es solo Argentina. Aquí es el centro de convergencia, de entrelazamiento de nuestros feminismos, y eso está dando una fuente de inspiración a feministas que están generando puentes en territorios realmente hostiles, donde hay mucho machismo, mucha misoginia, y fuertes instituciones patriarcales. Es una inspiración que podamos seguir entretejiendo nuestros feminismos plurinacionales, disidentes.
* Para nosotras es fundamental que se liberen los territorios donde está el pueblo mapuche. Es un juego perverso. Juegan con el terror, con el miedo. Esas estrategias ya las conocemos. Exigimos la desmilitarización ya del territorio mapuche, y el cuidado de sus niñas y niños, de las comunidades y pueblo. No podemos sentirnos libres en territorios militarizados, destrozados por los extractivismos y las represiones. Por eso nuestra propuesta política busca la libertad. Queremos que los cuerpos plurales tengan una vida digna, que podamos tener esa expresión de gozo y placer, como un camino feminista y liberador, y también como una fuerza de poder popular feminista.
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