Orígenes de las arpilleras chilenas .y ejemplos contemporáneos.
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Memoria en Arpillera es un grupo de mujeres intergeneracional que a través del bordado busca mantener la Memoria viva y contar la lucha de nuestros pueblos.
Las arpilleras deben su nombre al tipo de material sobre el que se trabaja: un tejido, generalmente de cáñamo, firme y áspero que se utiliza para hacer sacos y cubrir bultos en almacenes y transportes. En las arpilleras, las mujeres populares de nuestro país bordaban con lana diversos relatos.
Este oficio se hizo reconocido por la cantautora Violeta Parra, quien retrató su infancia, anhelos y temores. Sus creaciones llegaron a ser exhibidas en 1964 en el Musée des Arts Décoratifs de París (Louvre), siendo la primera latinoamericana en exponer en dicho museo.
Con la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) esta expresión artística, tuvo una resignificación. La técnica del bordado dejó de ser preponderante para darle protagonismo a los retazos de tela y, más allá de lo decorativo, las piezas asumieron un papel testimonial y denuncia de la violaciones de derechos humanos que ocurrían en el país.
Eran "fotos de la realidad" y la única fuente de ingreso con la que contaban las familias y de los y las que se encontraban privadas de libertad.
Su nace para rendir homenaje a aquellas mujeres que, reunidas en talleres o centro de detención, utilizaban esta técnica, de bordar tela sobre tela, para dar forma a escenas simples, pero reales.
Las arpilleras deben su nombre al tipo de material sobre el que se trabaja: un tejido, generalmente de cáñamo, firme y áspero que se utiliza para hacer sacos y cubrir bultos en almacenes y transportes. En las arpilleras, las mujeres populares de nuestro país bordaban con lana diversos relatos.
Este oficio se hizo reconocido por la cantautora Violeta Parra, quien retrató su infancia, anhelos y temores. Sus creaciones llegaron a ser exhibidas en 1964 en el Musée des Arts Décoratifs de París (Louvre), siendo la primera latinoamericana en exponer en dicho museo.
Con la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990) esta expresión artística, tuvo una resignificación. La técnica del bordado dejó de ser preponderante para darle protagonismo a los retazos de tela y, más allá de lo decorativo, las piezas asumieron un papel testimonial y denuncia de la violaciones de derechos humanos que ocurrían en el país.
Eran "fotos de la realidad" y la única fuente de ingreso con la que contaban las familias y de los y las que se encontraban privadas de libertad.
Su nace para rendir homenaje a aquellas mujeres que, reunidas en talleres o centro de detención, utilizaban esta técnica, de bordar tela sobre tela, para dar forma a escenas simples, pero reales.
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