La historia tras la gran foto de Martine Franck que a su archifamoso marido le hubiese gustado sacar


La historia tras la gran foto de Martine Franck que a su archifamoso marido le hubiese gustado sacar




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Martine Franck. Foto: Henri Cartier-Bresson.

Cuando bajé vi a un par de personas haciendo ejercicios y una hamaca que estaba vacía. 

De repente, un niño se subió a la hamaca. Lo primero en lo que me fijé fue la sombra. Todo sucedió muy rápido.

Recuerdo correr para tratar de conseguir la imagen mientras cambiaba de carrete y cerraba rápidamente el diafragma. La luz del sol en las baldosas era tan intensa… Un segundo más tarde y la composición se habría roto.
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Foto: Martine Franck.


Intenté dar con el mejor ángulo. Había una toalla a la izquierda de la hamaca y un bañador a la derecha que me molestaban. Luego Lucie, la esposa de Alain, llegó con su sombrero para el sol y saludó a uno de los jóvenes que estaban en la piscina. Unos segundos después, otro niño se subió a la hamaca. Cambié de ángulo, pero la imagen ya no era la misma. Llevaba una película Tri X montada en mi cámara y recuerdo claramente cuánto me preocupaba que el resplandor del sol de mediodía de agosto fuera demasiado fuerte.
Tenía el diafragma a f.16 y estaba disparando a una milésima de segundo, pero sabía que, aún así, la imagen saldría sobrexpuesta. Sin embargo, lo más importante era que sabía que ahí tenía una foto.
Miré los contactos y la decisión final fue fácil. Descarté la 18a por la toalla de la izquierda, las figuras del fondo se veían difusas y yo había encuadrado la imagen demasiado cerca de la sombra de la hamaca. 


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La 16a era una posibilidad, pero habría tenido que cortar el traje de baño que aparecía a la derecha, algo que preferí no hacer, y el hombre que hacía flexiones en el fondo estaba en una posición menos interesante que en la 17a. Así que la toma que transmitía todo con más intensidad y concisión era, en mi opinión, la 17a.
La imagen final es una auténtica maravilla que combina el gusto por la geometría y la elegancia con la captura de un instante efímero y único en el tiempo.
En primer plano, las curdas que componen la hamaca proyectan delicadas sombras en un suelo de azulejos cuadrados, donde tejen un binomio geométrico único. Al mismo tiempo, el propio suelo sobresale y contrasta enmarcado por la pendiente oscura y ondulada del fondo.




primer planoRecorte del primer plano de la foto de Martine Franck.

Las tres figuras principales de la imagen parecen absortas cada una en su propio mundo: el niño reclinado en la hamaca, en primer plano, ocupa gran parte del campo visual; en segundo plano, y junto a una gran esfera blanca, una mujer aparece tumbada sobre el suelo, al sol, con un brazo apoyado en la frente; a su derecha, un poco más cerca, un hombre ejecuta una postura de yoga.  Al fondo, en la parte superior izquierda de la imagen, dos niños juegan en otra hamaca.
Se trata de una fotografía elegante, sutil y completa. Lo tiene todo y todo en perfecta armonía: momentos únicos, instantes efímeros, líneas, geometrías, estética, diferentes planos visuales y de contenido, sujetos e historias que se diferencian y se complementan al mismo tiempo… Una foto que seguro que al mismo Cartier-Bresson le hubiese gustado sacar.

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Recorte de la parte superior de la fotografía de Martine Franck.


De joven era tímida y me di cuenta de que la fotografía era una forma ideal de decirle a la gente lo que está pasando sin tener que hablar.
Pero la timidez no era su único rasgo distintivo, también lo era el orgullo, algo de lo que tuvo que echar mano en la difícil tarea de convivir con la alargada sombra de su marido, Henri Cartier-Bresson, 30 años mayor que ella y toda una leyenda viva de la fotografía cuando ambos se casaron.

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Martine Franck y Henri Cartier-Bresson. Foto: Claire Yaffa.


Franck tampoco cayó en la tentación de beneficiarse profesionalmente de la figura del maestro francés. Prueba de ello es que llegó a cancelar una exposición individual que iba a hacer en Londres porque en las invitaciones se anunciaba como gancho la presencia de Cartier-Bresson en la inauguración de la misma.
También él se las arregló para mantener las distancias siempre que tuvo la ocasión. En una cena llevada a cabo en 1983 con motivo de una exposición de fotografías de Martine, una mujer preguntó a Cartier-Bresson a qué se dedicaba, a lo que éste contestó: ‘Oh, solo soy el marido de la artista’.

https://www.cartierbressonnoesunreloj.com/la-historia-tras-la-gran-foto-de-martine-franck-que-a-su-archifamoso-marido-le-hubiese-gustado-sacar/

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