10 y 11 días de acción contra la violencia contra las mujeres
Tecnologías:
nueva herramienta del control machista
Por Sara
Más /
Foto: SEMlac
Lidiar
en las redes con insultos, chistes y publicaciones sexistas no es una
experiencia fácil, aunque sí cada vez más frecuente.
Desde memes que reproducen estereotipos patriarcales hasta etiquetas y
expresiones que buscan satanizar al feminismo y la defensa de los derechos
de las mujeres, los espacios virtuales se van haciendo escenario cotidiano
de debates que terminan a veces en franco combate estéril y fundamentalista.
De cara a estos conflictos, la periodista Ania Terrero invoca, ante todo,
un gran acopio de paciencia, a la vez que apuesta por mayor capacitación
para lidiar con el machismo digital, desde un activismo más atractivo.
¿Hay discriminación sexual y machismo en espacios
virtuales y redes sociales?
Sí, por supuesto. Varios expertos describen las redes sociales
y los espacios virtuales como una especie de extensión de la vida
diaria donde, además, las personas suelen ser más desinhibidas.
Por tanto, los estereotipos, mitos y prejuicios con los que lidiamos a
diario en una sociedad machista por herencias, que tienden a minimizar
y subordinar a las mujeres, están también en el mundo virtual.
A veces, de formas más evidentes.
Los vemos en los intercambios que se dan en las redes, a través
de publicaciones y comentarios, cuando se minimiza, subestima o cancela
a una mujer que sostiene sus puntos de vista; cuando se ataca o acosa
a figuras públicas por el hecho de ser mujeres o cuando un hombre
explica de manera condescendiente (el famoso mansplaining), por
solo poner algunos ejemplos.
Puede ser incluso peor: no pocas veces se rebaten abiertamente publicaciones
que defienden la igualdad de género, el respeto a la diversidad
sexual, los principios feministas y otras posturas. Estas tendencias están
en sintonía con los aires fundamentalistas que ganan espacios paulatinamente
en la sociedad. Hay también un enfrentamiento frecuente en torno
a la necesidad de focalizar o no temas como la violencia de género.
Además, se comparten memes, chistes o publicaciones que reproducen
estereotipos y roles pre-asignados por sexos. Algunos muy comunes son
aquellos que nos tachan de “intensas” o “locas”
y otros que, por el contrario, magnifican el rol de la mujer como madre
o cuidadora, dando a entender que estamos destinadas a ello. Se mueven
videos clips que cosifican el cuerpo femenino y otros audiovisuales sexistas.
Hay también ciberacoso, agresiones, insultos y juicios de valor
a mujeres que rompen con los cánones establecidos para ellas. Además,
en tiempos de pandemia, varias organizaciones alertan sobre un incremento
del uso de las redes sociales como herramienta para captar a posibles
víctimas de trata de personas, siendo las mujeres y las niñas
las más afectadas.
¿Qué temas en particular
han sido los más atacados o generan mayor resistencia y reacción?
A partir de nuestra experiencia de trabajo con la columna “Letras
de género”, en Cubadebate, y la retroalimentación
que genera, hemos identificado un grupo de posturas y planteamientos entre
los públicos, que evidencian resistencias y reacciones incluso
agresivas ante temas específicos.
Entre ellos, la defensa del piropo como supuesto baluarte de la idiosincrasia
cubana y la naturalización del acoso callejero, como consecuencia;
la subestimación de la violencia de género como problema
en el país, a partir de la percepción de que las mujeres
cubanas tienen muchos derechos ganados; la idea de que el feminismo es
una lucha extremista en la que nos dejamos influenciar por corrientes
internacionales de una supuesta “ideología de género”;
entre otros.
Además, se percibe la insistencia en responsabilizar a las víctimas
de violencia de género por usar una ropa demasiado atrevida o “meterse
donde no le tocaba”; la defensa –a veces sutil- de que, independientemente
de los avances puertas afuera de casa, las mujeres siguen cumpliendo roles
dentro del hogar y como madres, porque están biológica o
históricamente destinadas a ello; y el rechazo a la legislación
de derechos como el matrimonio o la adopción para todas las personas,
sin importar su orientación sexual.
¿De qué modo se muda
el acoso a los espacios digitales?
Si partimos de entender el acoso como todas esas prácticas
y acciones de naturaleza sexual impuestas, a través de las cuales el
acosador irrumpe el espacio de la víctima y la obliga a interactuar
con él a través de la coacción, el chantaje y otras
técnicas similares, podemos asumir que es perfectamente posible
irrumpir y controlar el espacio virtual de la víctima.
En sintonía con ello, las investigaciones definen el ciberacoso
a partir del uso de las TICs como plataforma de una conducta intencional,
repetida y hostil de una persona, o de un grupo, para hacer daño
a otras personas.
Entre sus prácticas están la suplantación de la identidad
en las redes, el acoso a menores, el bullying individual o desde
un colectivo y el chantaje o acoso a partir de imágenes con carga
sexual de la víctima.
Además, las tecnologías se convierten en una nueva herramienta
para el control machista, que se disfraza de preocupación o muestras
de amor, sobre todo entre los más jóvenes.
Una investigación aún en curso entre estudiantes de la Universidad
de La Habana apuntó hacia los insultos y las palabras ofensivas
con fines de ridiculización como “la violencia más
habitual” en estos escenarios. Entre las principales formas de ciberacoso
mencionadas estuvieron los mensajes ofensivos, las imágenes sexuales
y los comentarios negativos “en respuesta a lo que se postea".
¿Cómo actuar frente
al odio y la discriminación en las redes e internet?
Lo primero es mucha paciencia para no dejar que las agresiones te
afecten a nivel personal. Por supuesto, no siempre es fácil. Hace
falta capacitación. Urge aprender a usar las redes sociales desde
un punto de vista técnico y social para, por un lado, conocer cómo
controlar la privacidad de nuestras publicaciones, bloquear a trolls
y haters y otros detalles técnicos; mientras que, por
otro, entendamos el papel que juegan en la nueva sociedad, aprovechemos
sus potencialidades y pongamos límites a sus amenazas.
Son útiles también los consejos compartidos por proyectos
como la campaña Evoluciona,
que llaman a conocer y estudiar los perfiles de quienes suelen atacar
tus publicaciones; respetar las posiciones divergentes, pero estar preparada
para responder con argumentos correctos, coherentes y convincentes a quienes
aún reproducen imaginarios machistas; y crear redes de apoyo con
otras activistas que hagan equipo en las diversas plataformas.
Es necesario, sobre todo, hacer un activismo atractivo en estos temas,
que sensibilice a todas aquellas personas que no tienen aún una
postura firme y las sume a las causas.
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