CUBA: dia 8- violencia contra las mujeres- apoyo a distancia
Apoyo
a distancia: puerta abierta en tiempos de confinamiento
Por Dixie
Edith /
Foto: Cortesía
de la entrevistada
La
crisis mundial desatada por la Covid-19 ha impactado las dinámicas
de la vida, en todos sus ámbitos; también ha profundizado
desigualdades de todo tipo. La situación de confinamiento, de distanciamiento
físico y de escasa movilidad agravó, en todo el mundo, las
múltiples violencias que se producen puertas adentro de los hogares.
El psicólogo Javier Reyes, profesor de la Universidad de Pinar
del Río, lo confirmó durante los meses más tensos,
desde la consultoría psicológica on-line “Bienestar
Psicológico en tiempos de distanciamiento físico”,
iniciativa creada por un grupo de profesionales de su territorio, en colaboración
con la Sociedad Cubana de Psicología, la Universidad de Pinar del
Río y las direcciones provinciales del Ministerio de Ciencia, Tecnología
y Medio Ambiente y del de Salud Pública.
¿Cuáles manifestaciones
de violencia fueron las más identificadas durante los servicios?
La consultoría a distancia se organizó desde la plataforma
digital del periódico provincial Guerrillero, para aquellas personas,
familias e instituciones que demandaron asesoría, orientación
y acompañamiento psicosocial, con el propósito de mitigar
los impactos psicológicos que esta crisis generó a nivel
individual, grupal, comunitario y organizacional. Las personas interesadas
pudieron acceder a dicha consulta mediante la propia página web
del medio de prensa, el correo electrónico o por vía telefónica.
Recepcionamos poco más de 130 preguntas y preocupaciones, de las
cuales 25 –casi 32 %- estuvieron vinculadas al tema de la violencia
de género contra la mujer y las principales manifestaciones fueron
el maltrato físico (5 mujeres); violencia verbal (13 mujeres);
violencia por sobrecarga doméstica (5 mujeres); violencia laboral
(2 mujeres).
¿Qué tipo de atención
brindaron a las personas que se comunicaron con el servicio?
En el caso de las preocupaciones asociadas a manifestaciones de violencia,
en cualquiera de sus expresiones, la amplia mayoría fueron atendidas
directamente con la persona afectada (vía correo electrónico,
WhatsApp y en algún caso vía telefónica). Excepto
tres personas, el resto pidió que su problemática no se
socializara a través de la web, aunque el servicio se brindara
de manera anónima.
También se creó una cápsula audiovisual para la televisión
territorial y tres cápsulas radiales con los temas: La violencia
doméstica y la covid-19; Prevenir los abusos sexuales también
en tiempos de covid-19 y Cómo proteger a nuestros hijos frente
a la violencia doméstica.
¿Consideras que los servicios
telefónicos o consultorías a distancia en casos de violencia
pueden ser un soporte concreto para las víctimas de estas formas
de maltrato?
Cualquier alternativa que en situaciones de violencia ayude a contener
emociones y vivencias desagradables -y con la que la víctima pueda
sentirse medianamente acompañada-, constituye un soporte importante.
A veces se requieren respuestas emergentes de orientación, de manejo
de situaciones con otras personas de la familia, víctimas indirectas
de esta violencia; recomendaciones sobre cómo reducir la ansiedad;
qué alternativas usar para bajar la tensión familiar, entre
otras posibilidades que pueden ofrecer estas variantes de orientación.
Además, muchas veces las víctimas tienen resistencias a
que las conozcan, a consultar un especialista, y esta vía es mucho
más discreta; las personas pueden sentirse más cómodas
y espontáneas.
Luego, en un proceso de orientación psicológica, de consejería
individual o grupal, es mucho más razonable y conveniente hacerlo
de manera personalizada.
En definitiva, los servicios telefónicos son un paliativo que se
debe tener a la mano para situaciones de emergencia. Las demás
propuestas profundizan en la violencia estructural que existe y que se
tiene que trabajar, para su desmontaje. Ese es un proceso mucho más
sostenido en el tiempo.
¿Qué no debe faltar
en estos servicios?
Primero, personal especializado y entrenado en atender situaciones
emocionales límites, como las que podrían ser generadas
por un hecho de violencia.
Segundo, la funcionalidad real del servicio, que implica un número
telefónico de fácil anclaje y disponibilidad de personal
24 horas.
Tercero, la necesaria articulación con otros actores sociales (Federación
de Mujeres Cubanas, Ministerio del Interior, Ministerio de Salud, comunidad,
etcétera), que permitan darle un seguimiento y establecer continuidades
de trabajo con la víctima.
¿Cuáles son las principales
dificultades o desafíos para implementarlos?
El reconocimiento y la voluntad de decisores de que estos servicios
existan y funcionen adecuadamente. Para ello, debe declarase una plataforma
de articulación que involucre a la mayor cantidad de actores sociales.
De aquí se deriva el segundo desafío, que pasa por la necesaria
divulgación y promoción de estos servicios, no solo a través
de los medios de comunicación masiva y de las plataformas digitales,
sino desde todas las instituciones laborales, educativas, de salud, en
la comunidad, etcétera. Un tercer desafío está en
los recursos materiales y físicos disponibles para ello y la existencia
del personal capacitado.
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