INGLATERRA: poema contra todas las guerras.


 Burbujas y tempestades bailan

 en los abismos adonde los ojos lloran

 

Dedicado a

  mi hija chilena Yanina, mi hijo escocés Tomás,  

mi sobrino-nieto polaco Andrzej y la sobrinita Sujai, mi argentinita  

 

 

El cielo se bifurca en esferas pálidas, concéntricas,

y las sombras implacables se solazan en el frío

mientras los aviones aúllan su locura de guerra:

los hombres agazapados vomitan

y más lejos las sirenas lloran.

 

Monstruos cual hombres, líderes enardecidos

por el frenético estertor de sus espermas, Marta quisiera

ponerles uno, dos, tres, cuatro cuernos en la frente,

embadurnarlos de aceites y serpientes,

y amamantarlos en sus madres nuevamente.

 

El olor de la guerra sucio y triste

titila sobre la semana que ya viene:

marcado está ya a escondidas en criminal calendario:

deben iniciarse a un tiempo, concertados,

bombardeo y propaganda.

 

Sangre sin verdad

derramarán los anuncios de los diarios,

muchas más violaciones serán

nuevos trofeos

de otra nueva guerra.

 

Pero estarán nuestros días y sus noches,

proseguirán el sol y sus estrellas

Y los pájaros almorzarán gusanos

Que desprevenidos se alimentarán

de mi jardín en primavera, 

 

Cada día tu abuelo se levantará

y rogaremos para que en tí se vea

y una abuela te llevará

ropa a tu lecho

si tu madre faltara.

 

Rueda contento tu infancia milenaria. Juguemos

otra vez porque al dolor no amamos. Inventemos

una familia de delfines y corramos, sé tú nuestro bombero voluntario hoy, y mañana:

así con piruetas y vueltas, y más vueltas, taparemos

con pájaros, flores y sonrientes, tu ventana.

 

Y en las noches largas de esa luna hecha sin agua  

con nuestra pena prendida a unas gotas de estío

como fingiendo alfombras de diamantes

sembraremos despiertas esperanzas

en el patio que brota.

 

Dame la mano, diré, vuela gaviota, cruza la zona, baila en el aire

ahora: seamos todos delfines de este viento agazapado :

ven, tómate de mis manos, y

hagamos el amor, muy dulcemente

para que la guerra muera mientras nos amamos.

 

Marta Zabaleta

 

Londres, 13 de marzo de 2003, antes de la segunda invasión de Irak por las fuerzas imperiales de USA y subimperiales del Reino Unido y España.

 

 

Comentarios

  1. Anónimo12:55 p.m.

    Que consistente este poema,con un estilo que hoy nos caracteriza y un grito a la humanidad.
    La felicito Maestra,madre y amiga

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  2. Lamento que no haya dejado su nombre para agradecérselo personalmente.

    ResponderBorrar

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