ADIOS A UN COMPANERO DE LA RUTA DEL 76: Patrick Rice
Murió súbitamente en el aeropuerto de Miami, en lo que sería su último viaje entre Dublín- Buenos Aires.
Wild poppies, foto de Yanina Hinrichsen, quien lo conocio en Glasgow cuando tenía 4 años, y el padre Patrick habia sido expulsado de Argentina como extranjero indeseable.
Mis condolencias, por mi propia
ResponderBorrarsituación que estoy atravesando
estoy muy sensible. La vida es
así. Triste. Bella. Rra. Veloz.
Que descanse en paz...
un abrazo querida Marta.
Tu amigo Ri
Lo vamos a extrañar, su claridad, su acompañamiento en la lucha.
ResponderBorrarCuando venía a Mar del Plata siempre nos reuniamos en lo de Marucha( madre de L.F.) quien, como yo tiene ancestros irlandeses y nos haciamos bromas que eso nos daba más fuerza para enfrentar a los imperialistas, que nos venía en la sangre.
Nos volveremos a encontrar, en cualquier esquina donde el viento huela a tréboles. Hasta la Victoria, Patrick!,
Silvia Loustau
Escribió Alberto Hinrichsen ante mi aviso,y dijo:
ResponderBorrar'Gracias, muchas gracias Martita.
Al menos Patrick hizo realidad mantenerse en la brecha y en la lucha sin interrupción hasta el final. Gran, gran tipo de generosidad y determinación grandes como sus manotas.
Un abrazo. Ya comentamos mas.
Alberto'
Ha escrito nuevamente Alberto, ante mi requerimiento de usar su mensaje anetrior en este slot, y esta vez ha dicho que:
ResponderBorrar'Vale, haz uso de estas palabras en tu blog. Habría sí, que añadir algo, un pequeño contexto:
Mi vinculación con Patrick es de una coincidencia temporal (materialmente) muy efímera. Con el tiempo he tenido la sensación de que he estado con Patrick en Caracas, o en Irlanda -lugares en que nunca he estado- u otras veces en Londres -ciudad en que creo nunca nos vimos- o de vuelta en Buenos Aires, en donde mis efímeros regresos nunca coincidieron con las campañas de este modesto Che Patrick. La verdad es que mi solidísimo lazo de hermandad con este gran compañero surge de unos pocos ratos compartidos en el escuálido patio del penal de La Plata, desde donde pronto me llevarían. O sea que se trata (desgraciadamente hay que admitirlo, 'se trataba') de una hermandad preexistente cuyo reconocimiento se produce casi instantáneamente y cuyo vínculo se mantendría a lo largo de las décadas sin perder solidez.
Esto es lo que me permite -me obliga a- hablar de él como si fuera un hermano, en circunstancias que lo compartido fuera tan breve y tan lejano.
Alberto'