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ARGENTINA: Violencia contra las mujees

 



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Puede ser una imagen en blanco y negro de 4 personas y personas de pie
El final del “falso abrazo”
Es el 5 de octubre de 1982. Los organismos de derechos humanos y las Madres convocan a una “Marcha por la Vida y la vigencia integral de los derechos humanos”, buscando obtener respuestas por sus desaparecidos. Eran tiempos donde se reclamaba “aparición con vida”. La dictadura transitaba su lenta y patética retirada pero con pleno poder represivo. La foto en cuestión –emblemática imagen capturada por el fotoperiodista Marcelo Ranea para la Agencia DyN– encierra una farsa, ajena a la voluntad del reportero gráfico. El aparente y “compasivo” abrazo del oficial de la Federal Carlos Enrique Gallone a una de las Madres, Susana de Leguía, no es tal. Lejos de buscar ese contacto, ella le reclamaba a los gritos y llorando, con impotencia (así lo recordó siempre Norita Cortiñas, que aparece en la imagen), su derecho a llegar hasta la Plaza vallada y con la Policía Montada amedrentándolas. Llegó a golpearle el pecho al policía (como lo muestra la secuencia fotográfica registrada aquel día por la tarde). Sabiendo que era el único recurso que le quedaba (el otro hubiera sido detenerla), Gallone la atrajo con fuerza hacia sí mismo y fingió brindarle apoyo.
La imagen recorrió el mundo. Fue tapa de muchos diarios internacionales, llevando un mensaje falso. Un año más tarde recibió el Premio Rey de España a la 'mejor fotografía periodística'. (Otro reportero, Jorge Sánchez, reveló hace un año que la misma fotografía había sido censurada en la agencia Télam)
Aquí fue Clarín quien dio la nota: resultó la primera portada en la que incluyeron a una Madre de Plaza de Mayo. Y con la misma hipocresía y amoralidad con que se manejan a diario, aquella vez “editorializaron” el epígrafe, con una forzada visión de los hechos (ver imagen): “(…) El oficial, sosteniéndola contra su corazón, en una mezcla de acto de servicio y actitud humanitaria.” Eso escribieron. Buscaron asociarse al discurso oficial de aquel tiempo, el de los militares necesitados de cierta “reconciliación” antes de entregar el poder.
El oficial amigo del Fino Palacios y luego comisario inspector Carlos Gallone, no estuvo preso por la foto. Fue condenado a prisión perpetua por haber participado en la Masacre de Fátima, donde 30 detenidos-desaparecidos fueron dinamitados en Pilar en 1976, y por crímenes cometidos en Coordinación Federal en los que estuvo involucrado. “Yo tengo buena relación con los organismos de derechos humanos. Soy el que aparece en la foto con una madre de Plaza de Mayo”, declaró ante la justicia el represor Gallone en 2006.
Hoy me enteré que esta misma semana murió Carlos Gallone a los 76 años, cursando prisión domiciliaria. La noticia la publicó Luciana Bertoia en Página/12.

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