CUBA: cuatro generaciones en el banquillo de las acusadas?.
Escrito por Ilse Bulit |
La Habana, febrero (SEMlac).- El llanto de una amiga, a través de un teléfono fijo a las siete de la mañana, asusta a cualquiera. Sobre todo en tiempos atormentados por la profusión de informaciones alarmantes y verídicas sobre el medio ambiente, los virus de la gripe y los altos precios de los productos en el mercado. Mi amiga acudía a mí por ese falso concepto de que los periodistas somos los dueños del conocimiento humano. ¡Pobrecita!, la red tiene las argucias de la serpiente del Génesis y engaña más o tanto como algunos relacionistas públicos o altos cargos de cualquier ideología o país. Logré calmarla con un método muy cubano: "la tiré a relajo" (no hacerle mucho caso). Entre llantos, me contó la tragedia. Encontró un condón en la mochila de su nietecita de 13 años, la pequeñita de la familia. En nombre de los largos años de amistad, contuve la risotada. Le contesté: "Peor sería que te dijera que estaba embarazada o que padecía de una infección de transmisión sexual". Logré mi intención: la noqueé. Entonces, cancelados sus jipíos, pasé al convencimiento con uso de la aceptación de los acontecimientos bajo la filosofía "del mal, lo menos" y la futura preparación de conversaciones amistosas y sin imposiciones con la nietecita. Alrededor de 30 minutos de mi amanecer, con la tacita de café que nos levanta el ánimo en cualquier circunstancia, caí en la contemplación de lo narrado. Porque —y vale esta disquisición— nosotros los cubanos, en una inmensa mayoría, somos capaces de echar al aire el humor en burla o choteo, en el mismo instante que se nos desgarra el alma ante la pena propia o ajena. |
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