ARGETINA: 34 Encnuetro nacional de Mujeres: Distintas opiniones que narran como lo vieron distintas personas
Tres días de espíritu colectivo, verde, joven, plural
Encuentro Nacional de Mujeres: postales del año en que la movilización espontánea superó a la organizada
Fue
la primera vez para Rita Segato, pero también para muchas jóvenes. Cómo
se vivió en calles, talleres y plazas el evento que el año próximo,
cuando se realice en San Luis, será Encuentro Plurinacional de Mujeres,
Lesbianas, Travestis, Trans y no Binaries.
Encuentreras históricas como la referente de CTA Estela Díaz subrayaron "la presencia tan masiva, tan espontánea de pibas".
Madres
que fueron con sus hijas por primera vez. Hijas que fueron con sus
madres, por primera vez. Grupos de amigas, de distintas edades,
adolescentes, jóvenes y más grandes, que también fueron por primera vez.
La cercanía y seguramente la efervescencia feminista que se viene
gestando en los últimos años favoreció el aluvión de mujeres y
disidencias que confluyó este fin de semana largo, pero sobre todo en la
jornada del domingo, en el 34º Encuentro
, ya rebautizado oficialmente como de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y no Binaries y que el año próximo se replicará en la ciudad de San Luis
.
“La movilización espontánea superó a la organizada, lo que le ha dado riqueza a los talleres. Ya no fueron los aparatos de las organizaciones lo que más pesó sino esa presencia tan masiva, tan espontánea de pibas saliendo de la niñez, de juventudes y mujeres de distintas edades que se acercaron por primera vez, y no solo en el momento de la marcha, que es el más impactante, sino también en los talleres, algo que se había perdido en los encuentros más pequeños, donde pesaban las posiciones ya tomadas previamente, que se querían imponer como conclusiones”, describió en diálogo con Página/12 Estela Díaz, platense, secretaria de Género de la CTA de lxs Trabajadorxs, a modo de balance.
“Lo que los indígenas son hoy en el Ecuador, somos las mujeres en la Argentina. Ese movimiento que toma las calles de otra forma y con una potencia invencible, y que además, la potencia con la que toma las calles va robusteciendo y empujando el movimiento hacia un futuro de diferencia, de cambio histórico”, analizó la antropóloga feminista Rita Segato, consultada por este diario, tras participar, ella también, por primera vez en un ENM.
Díaz marchó el domingo en una extensa columna junto a CTA Autónoma, las mujeres sindicalistas de la Corriente Federal de la CGT, la CTEP, los movimientos sociales y grupos de estudiantes, en una demostración de fuerza transversal, de unidad del sindicalismo argentino.
La expusieron sobre la calle 50 entre 6 y 7, en uno de los bordes de la Plaza San Martín. “Reivindicamos el tejido como un acto político cuando las agujas tejen en pos de una lucha colectiva como es la emancipación de las mujeres y de todos los grupos oprimidos. Reivindicamos la participación popular y los sistemas de cooperación”, explicaban sus impulsoras a quienes querían escuchar.
“Se escucharon muchas denuncias de acoso y no cumplimiento de protocolos de actuación en esos casos en el ámbito de las ciencias y también conflicto entre maternidad y formación en especial cuando se trata de becas post doctorales”, contó a este diario Silvia Kochen, investigadora principal del Conicet y una de las fundadoras de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología.
Viajaron desde Junín, 9 de Julio y Lincoln, en la provincia de Buenos Aires. Tenían entre 14 y 26 años. Para la mayoría era también su primera vez. Participaron del taller “Mujeres, política y poder”, contó una de ellas. “Nos volvemos muy contentas. El taller nos permitió mirarnos a nosotras mismas para poder potenciar la comunicación, pensar cómo podemos organizarnos. Es muy enriquecedor lo que nos llevamos”, agregó otra. Compartieron micro con Las Tamboras de Junín.
Fue su primer encuentro porque en los anteriores estaba viviendo fuera del país, recuerda. “Los acompañé de lejos. Lo que los indígenas son hoy en el Ecuador, somos las mujeres en la Argentina. Ese movimiento que toma las calles de otra forma y con una potencia invencible, y que además, la potencia con la que toma las calles va robusteciendo y empujando el movimiento hacia un futuro de diferencia, de cambio histórico. Siempre cuando hablo de una politicidad femenina, y una forma distinta de hacer política, nombro sus precedentes, diversos, sobre todo las Madres, haciendo política desde la maternidad y los encuentros nacionales de mujeres, con su pluralismo. Siempre lo que destaqué es su intención pluralista, sin vanguardias que ocupen el lugar de censurar o controlar el movimiento de las mujeres, y siempre dije que los Encuentros nacionales están por detrás de lo que empieza a pasar con el Ni Una Menos, y con los paros internacionales del 8 de marzo, en tiempos más recientes. Aníbal Quijano nos prevenía con relación a la fragilidad de los movimientos sociales ante algunos grupos que intentan hegemonizar o tomar el protagonismo, las riendas, o el comando, del movimiento social. Él decía 'mejor que hablar del movimiento social es hablar del movimiento de la sociedad'. Y la manera en que yo veía desde lejos el ENM es como ese movimiento de la sociedad. Ahora desde más de cerca, veo la presión de algunos sectores dentro del feminismo de detentar el control sobre ese populoso y popular e inmenso Encuentro de las mujeres argentinas. Y una de las cosas que me llamaron muchísimo la atención fue la resistencia a renombrarlo. ¿Qué tiene que hacer el movimiento feminista? Abrir las compuertas de la historia, introducir brechas profundas de transformación y llamar al encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, es urgente”, afirma la antropóloga feminista.
Junto con ese asombro, Segato dice que quedó “perpleja” ante la dificultad de llevar al Encuentro “algo importantísimo que está sucediendo en la ciudad de Bueno Aires y es la ocupación del Ministerio de Interior de parte de un grupo de mujeres indígenas que trae reivindicaciones urgentes”, se quejó. Especialmente, porque esos reclamos no fueron lo suficientemente amplificados en la mesa de los feminismos de Abya Yala, donde se escucharon las voces diversas de pueblos originarios de la región.
“La movilización espontánea superó a la organizada, lo que le ha dado riqueza a los talleres. Ya no fueron los aparatos de las organizaciones lo que más pesó sino esa presencia tan masiva, tan espontánea de pibas saliendo de la niñez, de juventudes y mujeres de distintas edades que se acercaron por primera vez, y no solo en el momento de la marcha, que es el más impactante, sino también en los talleres, algo que se había perdido en los encuentros más pequeños, donde pesaban las posiciones ya tomadas previamente, que se querían imponer como conclusiones”, describió en diálogo con Página/12 Estela Díaz, platense, secretaria de Género de la CTA de lxs Trabajadorxs, a modo de balance.
“Lo que los indígenas son hoy en el Ecuador, somos las mujeres en la Argentina. Ese movimiento que toma las calles de otra forma y con una potencia invencible, y que además, la potencia con la que toma las calles va robusteciendo y empujando el movimiento hacia un futuro de diferencia, de cambio histórico”, analizó la antropóloga feminista Rita Segato, consultada por este diario, tras participar, ella también, por primera vez en un ENM.
Díaz marchó el domingo en una extensa columna junto a CTA Autónoma, las mujeres sindicalistas de la Corriente Federal de la CGT, la CTEP, los movimientos sociales y grupos de estudiantes, en una demostración de fuerza transversal, de unidad del sindicalismo argentino.
La primera vez de tantas
Sonrientes, Lilia y Victoria, madre e hija, migrantes, venezolanas y “chavistas”, que viven hace tres años en la Argentina, caminaban hacia el punto de inicio de la marcha. También para ellas era su primer Encuentro. La pequeña de 10 años, con los mismos rulos ensortijados que su madre, sonreía feliz, con los párpados maquillados de verde y violeta, los labios de color púrpura, y lentejuela de los mismos colores que formaban una cruz en su frente.Lo colectivo
Un rato antes, Lilia y Victoria, habían estado leyendo, con atención, los nombres de las víctimas de femicidio y travesticidio, bordados en la enorme bandera verde, hecha con unos cuatro mil cuadrados de 20 por 20 centímetros, iniciativa de Victoria y Daniela Zapata, que lanzaron su proyecto de Tejiendo Feminismos en febrero en Parque Rivadavia, en la ciudad de Buenos Aires. Y recibieron cuadrados de múltiples “tejedoras” de distintos puntos del país y también de Colombia, Canadá y Guatemala, que se sumaron al desafío de tejer la bandera más larga.La expusieron sobre la calle 50 entre 6 y 7, en uno de los bordes de la Plaza San Martín. “Reivindicamos el tejido como un acto político cuando las agujas tejen en pos de una lucha colectiva como es la emancipación de las mujeres y de todos los grupos oprimidos. Reivindicamos la participación popular y los sistemas de cooperación”, explicaban sus impulsoras a quienes querían escuchar.
Verde más que nunca
El verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, es color preferencial en cada Encuentro. Cada vez más. El reclamo por la despenalización y legalización del aborto es eje que cohesiona, cuando otras consignas –como la del cambio de nombre—u otros planteos que se discuten al interior de los feminismos, generan tensiones o divisiones.La juventud
En el taller de Ciencia y Tecnología la mayoría de las participantes fueron sub 25. Otra característica que se viene acentuando en los últimos años en cada Encuentro: esa presencia de la juventud que refresca al movimiento feminista.“Se escucharon muchas denuncias de acoso y no cumplimiento de protocolos de actuación en esos casos en el ámbito de las ciencias y también conflicto entre maternidad y formación en especial cuando se trata de becas post doctorales”, contó a este diario Silvia Kochen, investigadora principal del Conicet y una de las fundadoras de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología.
La reflexión
Sentadas en un rincón de la Plaza San Martín, un grupito de ocho amigas se preparaban para marchar. Tres, con redoblantes ya colgados en sus cuerpas, ensayaban ritmos. Las demás terminaban de ponerse glitter en la cara.Viajaron desde Junín, 9 de Julio y Lincoln, en la provincia de Buenos Aires. Tenían entre 14 y 26 años. Para la mayoría era también su primera vez. Participaron del taller “Mujeres, política y poder”, contó una de ellas. “Nos volvemos muy contentas. El taller nos permitió mirarnos a nosotras mismas para poder potenciar la comunicación, pensar cómo podemos organizarnos. Es muy enriquecedor lo que nos llevamos”, agregó otra. Compartieron micro con Las Tamboras de Junín.
Pluralista
También fue el primer Encuentro para Rita Segato. Todavía, cuenta a Página/12, siente la emoción en la piel, de tantos abrazos recibidos en su andar por las calles platenses y de esa ovación que le dieron al cerrar la mesa del Plenario de Trabajadoras en Unidad, sobre mujeres y sindicalismo, que se desarrolló en auditorio de la Facultad de Psicología de la UNLP, colmado por más de un millar de participantes, en la tarde del sábado, organizado por las Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal de Trabajadores, de la CTA T y otros gremios.Fue su primer encuentro porque en los anteriores estaba viviendo fuera del país, recuerda. “Los acompañé de lejos. Lo que los indígenas son hoy en el Ecuador, somos las mujeres en la Argentina. Ese movimiento que toma las calles de otra forma y con una potencia invencible, y que además, la potencia con la que toma las calles va robusteciendo y empujando el movimiento hacia un futuro de diferencia, de cambio histórico. Siempre cuando hablo de una politicidad femenina, y una forma distinta de hacer política, nombro sus precedentes, diversos, sobre todo las Madres, haciendo política desde la maternidad y los encuentros nacionales de mujeres, con su pluralismo. Siempre lo que destaqué es su intención pluralista, sin vanguardias que ocupen el lugar de censurar o controlar el movimiento de las mujeres, y siempre dije que los Encuentros nacionales están por detrás de lo que empieza a pasar con el Ni Una Menos, y con los paros internacionales del 8 de marzo, en tiempos más recientes. Aníbal Quijano nos prevenía con relación a la fragilidad de los movimientos sociales ante algunos grupos que intentan hegemonizar o tomar el protagonismo, las riendas, o el comando, del movimiento social. Él decía 'mejor que hablar del movimiento social es hablar del movimiento de la sociedad'. Y la manera en que yo veía desde lejos el ENM es como ese movimiento de la sociedad. Ahora desde más de cerca, veo la presión de algunos sectores dentro del feminismo de detentar el control sobre ese populoso y popular e inmenso Encuentro de las mujeres argentinas. Y una de las cosas que me llamaron muchísimo la atención fue la resistencia a renombrarlo. ¿Qué tiene que hacer el movimiento feminista? Abrir las compuertas de la historia, introducir brechas profundas de transformación y llamar al encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, es urgente”, afirma la antropóloga feminista.
Junto con ese asombro, Segato dice que quedó “perpleja” ante la dificultad de llevar al Encuentro “algo importantísimo que está sucediendo en la ciudad de Bueno Aires y es la ocupación del Ministerio de Interior de parte de un grupo de mujeres indígenas que trae reivindicaciones urgentes”, se quejó. Especialmente, porque esos reclamos no fueron lo suficientemente amplificados en la mesa de los feminismos de Abya Yala, donde se escucharon las voces diversas de pueblos originarios de la región.
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