PERU: MUJERES PERUANAS
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Mujeres peruanas. El otro lado de la historia.
Pablo Macera
Director Fundador del Seminario de Historia Rural Andina.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima-Perú.
Prologo 3ra edición. Lima: Editorial Minerva, 1995
En toda historia siempre hay un "otro lado", un lado oscuro que sólo puede ser iluminado por quienes han sido sus protagonistas. ¿Qué ocurrió con la mujer en el Perú desde las primeras ocupaciones peruanas hasta hoy?. ¿Cuándo, a su vez y quienes fueron los precursores de una liberación, todavía en marcha?. Responder a cada una de esas preguntas implica reescribir la historia desde una alternativa contestataria. Es lo que en este libro ha hecho Sara Beatriz Guardia ampliando esta vez las ediciones anteriores (1985,1986).
Pocas veces el rigor de la erudición puede ser aliviado por la agilidad narrativa. Sin duda que Sara Beatriz lo consigue gracias a su riquísima experiencia como periodista y analista internacional. Corresponsal de diferentes publicaciones periódicas (Suecia, México, Argelia) ha participado en certámenes dedicados al rol de las mujeres en las sociedades contemporáneas (Moscú, México); pero sobre todo ha realizado una secreta labor de investigación y meditación, con disciplina, con sentido creativo, con abierto compromiso en la defensa de su propio género.
Los esotéricos aseguran hoy que la era del Acuario dominante en el siglo XXI será un siglo femenino. La propia historia universal parecería confirmar estas anticipaciones. La mujer y lo femenino fueron los personajes principales del neolítico que estuvieron asociados mucho más que el hombre a la domesticación de las plantas y los animales que exigen acciones de amor (opuestas a la cacería) y para las cuales las mujeres tenían, por razón de maternidad, un entrenamiento y disposición psicobiológico. La revolución neolítica como revolución femenina fue usurpada por el hombre y lo masculino cuando tuvieron que ser privilegiados los sistemas militares defensivos y cuando los centauros (jinetes) de Eufrasia impusieron un desbalance táctico-estratégico contra las ciudades campesinas.
Hoy nos encontramos ante una coyuntura comparable. La tercera revolución industrial, ya en sus comienzos, es una revolución suave, de software; que para su propio cumplimiento tecnológico excluye todo el complejo harware que ha caracterizado a las dos primeras revoluciones industriales desde el siglo XVIII hasta la segunda mitad del siglo XX.
Necesariamente esta revolución suave (no débil) exigiría nuevas formaciones políticas. Los ejemplos precursores de mujeres gobernantes (Israel, India, Pakistán, Inglaterra) es muy probable que se multipliquen en el futuro. Entre otras razones porque los hombres registran una fatiga de poder que no viene a ser sino la internalisación subjetiva de su fracaso objetivo al crear un mundo de masculinidad excluyente en lo económico, tecnológico, social y político. Esto no quiere decir que el hombre cede o regala su puesto a la mujer; no es una emancipación - que el dueño concede al esclavo o al menor de edad -; es una independencia que la mujer conquista porque sus postulaciones coinciden con las necesidades objetivas de la coyuntura histórica. En esta perspectiva poco importa que haya desviaciones y exageraciones desde el lado femenino. En cualquier caso es conveniencia de todos hacia el futuro de favorecer esa transacción. En 1978-80 propuse a diferentes candidatos peruanos a las jornadas electorales de ese período, que promulgaran una ley por la cual en todas las listas electorales (municipales, parlamentarias) y en los principales puestos de gobierno hubiese una cuota obligatoria de 50% de representación femenina no sólo en las postulaciones sino en las nominaciones finales y definitivas.
No falta ante esa perspectiva quienes, medio en broma, medio en serio aseguran que el acceso de las mujeres al poder significará un trasvase -desde la población masculina hacia la femenina- de todas las afecciones tensionales (coronarias, úlceras). Posiblemente sea todo lo contrario. Lo que ocurre es que nuestras sociedades han sido constituidas en si mismas por nosotros los hombres como sociedades tensionales y ulcerógenas; lo que esperamos de las mujeres es la elaboración de una nuevo sistema de relaciones humanas con características uterinas, secretas y maternales; lo cual contra lo que creen algunos hombres, exige disciplina y hasta dureza heroica cuando es necesario.
Quien lea este libro de Sara Beatriz Guardia quedará confortado pues demuestra que el Perú tiene respecto a las sociedades futuras una sólida tradición feminista muy antigua y diversificada. Sara Beatriz Guardia lo ha puesto en evidencia a través de una investigación cuidadosa de las fuentes históricas básicas: desde los trabajos arqueológicos hasta las crónicas del siglo XVI o la numerosa bibliografía republicana. Sin dejarse perder por la erudición, este libro mantiene así el rigor científico en todos sus capítulos. Lo hace, además con amenidad y elegancia sin entorpecer la lectura con cuestiones menores.
Si en verdad queremos un futuro que en nada se parezca a lo que hemos vivido en términos personales o a la mayor parte de nuestro registro histórico, deberíamos asumir todos nosotros, hombres y mujeres, esta tradición feminista de lucha en el Perú por la autorealización del género y la generalización de esa nueva liberación. El libro de Sara Beatriz Guardia abre rutas en esa dirección.
Pablo Macera
Director Fundador del Seminario de Historia Rural Andina.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima-Perú.
Prologo 3ra edición. Lima: Editorial Minerva, 1995
En toda historia siempre hay un "otro lado", un lado oscuro que sólo puede ser iluminado por quienes han sido sus protagonistas. ¿Qué ocurrió con la mujer en el Perú desde las primeras ocupaciones peruanas hasta hoy?. ¿Cuándo, a su vez y quienes fueron los precursores de una liberación, todavía en marcha?. Responder a cada una de esas preguntas implica reescribir la historia desde una alternativa contestataria. Es lo que en este libro ha hecho Sara Beatriz Guardia ampliando esta vez las ediciones anteriores (1985,1986).
Pocas veces el rigor de la erudición puede ser aliviado por la agilidad narrativa. Sin duda que Sara Beatriz lo consigue gracias a su riquísima experiencia como periodista y analista internacional. Corresponsal de diferentes publicaciones periódicas (Suecia, México, Argelia) ha participado en certámenes dedicados al rol de las mujeres en las sociedades contemporáneas (Moscú, México); pero sobre todo ha realizado una secreta labor de investigación y meditación, con disciplina, con sentido creativo, con abierto compromiso en la defensa de su propio género.
Los esotéricos aseguran hoy que la era del Acuario dominante en el siglo XXI será un siglo femenino. La propia historia universal parecería confirmar estas anticipaciones. La mujer y lo femenino fueron los personajes principales del neolítico que estuvieron asociados mucho más que el hombre a la domesticación de las plantas y los animales que exigen acciones de amor (opuestas a la cacería) y para las cuales las mujeres tenían, por razón de maternidad, un entrenamiento y disposición psicobiológico. La revolución neolítica como revolución femenina fue usurpada por el hombre y lo masculino cuando tuvieron que ser privilegiados los sistemas militares defensivos y cuando los centauros (jinetes) de Eufrasia impusieron un desbalance táctico-estratégico contra las ciudades campesinas.
Hoy nos encontramos ante una coyuntura comparable. La tercera revolución industrial, ya en sus comienzos, es una revolución suave, de software; que para su propio cumplimiento tecnológico excluye todo el complejo harware que ha caracterizado a las dos primeras revoluciones industriales desde el siglo XVIII hasta la segunda mitad del siglo XX.
Necesariamente esta revolución suave (no débil) exigiría nuevas formaciones políticas. Los ejemplos precursores de mujeres gobernantes (Israel, India, Pakistán, Inglaterra) es muy probable que se multipliquen en el futuro. Entre otras razones porque los hombres registran una fatiga de poder que no viene a ser sino la internalisación subjetiva de su fracaso objetivo al crear un mundo de masculinidad excluyente en lo económico, tecnológico, social y político. Esto no quiere decir que el hombre cede o regala su puesto a la mujer; no es una emancipación - que el dueño concede al esclavo o al menor de edad -; es una independencia que la mujer conquista porque sus postulaciones coinciden con las necesidades objetivas de la coyuntura histórica. En esta perspectiva poco importa que haya desviaciones y exageraciones desde el lado femenino. En cualquier caso es conveniencia de todos hacia el futuro de favorecer esa transacción. En 1978-80 propuse a diferentes candidatos peruanos a las jornadas electorales de ese período, que promulgaran una ley por la cual en todas las listas electorales (municipales, parlamentarias) y en los principales puestos de gobierno hubiese una cuota obligatoria de 50% de representación femenina no sólo en las postulaciones sino en las nominaciones finales y definitivas.
No falta ante esa perspectiva quienes, medio en broma, medio en serio aseguran que el acceso de las mujeres al poder significará un trasvase -desde la población masculina hacia la femenina- de todas las afecciones tensionales (coronarias, úlceras). Posiblemente sea todo lo contrario. Lo que ocurre es que nuestras sociedades han sido constituidas en si mismas por nosotros los hombres como sociedades tensionales y ulcerógenas; lo que esperamos de las mujeres es la elaboración de una nuevo sistema de relaciones humanas con características uterinas, secretas y maternales; lo cual contra lo que creen algunos hombres, exige disciplina y hasta dureza heroica cuando es necesario.
Quien lea este libro de Sara Beatriz Guardia quedará confortado pues demuestra que el Perú tiene respecto a las sociedades futuras una sólida tradición feminista muy antigua y diversificada. Sara Beatriz Guardia lo ha puesto en evidencia a través de una investigación cuidadosa de las fuentes históricas básicas: desde los trabajos arqueológicos hasta las crónicas del siglo XVI o la numerosa bibliografía republicana. Sin dejarse perder por la erudición, este libro mantiene así el rigor científico en todos sus capítulos. Lo hace, además con amenidad y elegancia sin entorpecer la lectura con cuestiones menores.
Si en verdad queremos un futuro que en nada se parezca a lo que hemos vivido en términos personales o a la mayor parte de nuestro registro histórico, deberíamos asumir todos nosotros, hombres y mujeres, esta tradición feminista de lucha en el Perú por la autorealización del género y la generalización de esa nueva liberación. El libro de Sara Beatriz Guardia abre rutas en esa dirección.
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