Encender el amor Señor jefe: escrito a doble espacio, con copia a personal, según sus directivas tan estrictas y exactas, atentamente quiero explicitarle mi ausencia en su reloj cuando sonaron las siete campanadas. Porque el día nació, tímidamente, como nacen los días, sin palabras, con los ojos sedientos de temblores y el horario sentándose en la cama. Pero, esta lluvia audaz fue desflorando las matas de azaleas, las acacias, las hiedras adheridas a los muros con sus uñas de cal, enamoradas... y me exigió que no, que no cediera a la rutina gris y cotidiana, que arrebatara el fuego en sus pupilas con mis besos de urgencias y fogatas, que arrancara a sus sueños los susurros donde se encienden todas las palabras, que escanciara en su copa las oblicuas lloviznas de mi sangre derramada desde el racimo azul, desde el estambre de mi espiga compacta en una nueva génesis poética de esta greda descalza qu...