DIARIO de VIAJE de Ricardo Rodríguez Pereyra y Fotos de Yanina Hinrichsen
Diario de viaje. Mi
visita a la Martita.
Londres, viernes 3 de febrero de 2012.
Salgo del Royal National Hotel y camino hasta
la estación Holborn. Antes de entrar decido almorzar un café expresso con un
panini de jamón y queso, en un pequeño local. Tiene una sola mesa y banquitos
de madera. Me siento de frente a la barra para no darle la espalda al dueño y a
una chica que trajina con unos tachos de
basura. Luego entro al metro y tomo la línea roja. Al llegar, sigo las
instrucciones de Marta pero no encuentro la dirección correcta. Vuelvo a la
estación y llamo por teléfono. Por el tono de su voz me doy cuenta de que la
desperté. Sigue resfriada. Me explica que estoy muy cerca y me da las
explicaciones con las cuales en pocos minutos llego hasta su pequeña casa en
medio de la campiña. La casita me recuerda al Museo de los Juguetes que visité
esta mañana. Está llena de fotografías, recuerdos y muchos libros por todas
partes. Algunos objetos denuncian la identidad latinoamericana. Marta me
muestra la casa menos los cuartos de Tomi porque él no está y dejó la puerta
cerrada. Así es la Martita de respetuosa.
Comenzamos a charlar con el diálogo de siempre,
que no se interrumpe desde hace ya catorce años cuando nos conocimos en un
congreso en Alemania. Un diálogo diario hecho de miles de correos electrónicos
y alguna que otra llamada telefónica. No sabe si está incubando una gripe. Su
hijo Tomi antes de irse a trabajar le recomendó que no fuera a salir al jardín
pero ella está preocupada porque teme que el pescadito del estanque se haya
congelado. Tiene que ir a verter un poco
de agua hirviendo para remediar la situación. Yo amo los animales, sobre todos
los gatos y le ofrezco cumplir esa tarea, así que salgo y vierto el contenido
de una pava eléctrica en el estanque que tiene como un metro de diámetro. ¿El
pescadito estará vivo? Debajo del agua se nota que hay una lámina de hielo.
Temo que el pez esté escondido y que yo lo mate con el agua hirviendo, pero Marta
me tranquiliza: “Con este método ha sobrevivido veinte años”. Tomo una taza de
delicioso té, y luego mortadela, jamón crudo y un exquisito vino tinto malbec
de Mendoza. Ella conversa mucho como siempre. Me avisa que he llegado una hora por
adelantado. Yo protesto. No puede ser. Mi reloj está bien. Marta me dice con
toda razón, que no pueden estar mal todos los relojes de su casa y menos el de
la calefacción que es electrónico. Como sea, a las cuatro y media de la tarde
está comenzando a irse la luz del día y yo quiero regresar a Londres antes de
que anochezca; así que tenga o no tenga razón respecto de la hora, me despido con
la sensación de que me hubiera gustado quedarme mucho rato más pero estoy
seguro de que voy a regresar en un futuro no lejano. Camino unas cuadras y al
llegar al andén el tren está por salir. Al pasar por una estación veo que Marta
tenía razón, mi reloj estaba adelantado. Llego a Holborn y combino con la
Picadilly Line, y me bajo en la estación siguiente: Russell Square. Al salir me
pierdo y termino en el hotel Imperial en lugar del National. ¡Es noche cerrada
y todavía no son las seis! Finalmente rodeo las cuatro cuadras de la plaza y
llego al hotel. ¡Me da risa pensar que he vivido cuatro días con el reloj
adelantado una hora!
Marta y Yanina, muchas gracias por la edición y las fotografías. Es una verdadera alegría recordar ese
ResponderBorrarmomento.
Abrazos,
Ri
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Martita te copié arriba el comentario (creo que no subió!)
Ricardo Rodríguez Pereyra
me encantó este mini relato especie de " diario de una visita" con 14 años de espera. el lugar debe ser paradisíaco. susana zazzetti.
ResponderBorrarme encantó este mini relato especie de " diario de una visita" con 14 años de espera.
ResponderBorrarel lugar debe ser paradisíaco.
susana zazzetti.
Y fueron varias visitas más en otros años; en dos coincidimos con Rodrigo Gardella y en una asistimos al festejo de cumpleaños de la Martita. Inolvidable. Gracias a las fotos de Yanina y Marta. Gracias a la tu hospitalidad y el afecto de tus hijxs Yanina y Tomas
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