CHILE: Director de BESTIA corto sobre Ingrid Olderock
El Mostrador, 2021
Una obra de animación en stop motion sobre los rincones oscuros de la sociedad chilena ha creado el cineasta Hugo Covarrubias (Santiago, 1977) con su cortometraje "Bestia" sobre la ex agente de la DINA Ingrid Olderock, que entrenaba perros para torturar prisioneros durante la dictadura militar.
La obra es parte del festival Chilemonos, que se desarrolla de forma online hasta el 25 de julio, y tuvo su estreno el pasado viernes. Estará disponible sólo del 14 al 18 de julio, en la plataforma OndaMedia.
"Desde hace un tiempo que estaba pensando en la idea de realizar algo con la historia política de Chile, con personajes que no fueran parte de la historia oficial, que fueran parte de la 'subtrama' de Chile", cuenta el creador, que antes dirigió los cortometrajes "El Almohadón de Plumas" y "La Noche Boca Arriba".
"Resultó que, en el año 2016, Martín Erazo, me propuso algo muy similar, realizar una serie basada en la vida de personajes ocultos de la historia de Chile junto a Tevo Díaz y Constanza Wette. La desarrollamos con financiamiento de Corfo y luego derivó en el corto gracias a un Fondo Audiovisual".
La protagonista
La obra es un retrato de la vida cotidiana de la ex oficial de Carabineros, hija de nazis alemanes, que vivió sus últimos días en la comuna Ñuñoa y falleció en 2001, sin ser juzgada por sus crímenes. En la DINA sirvió en 1974 en la recinto de torturas La Venda Sexy, ubicado en la calle Irán 3037, comuna de Macul, en Santiago.
Fue directora de la Escuela Femenina de la DINA e incluso mandó a torturar y violar a su propia hermana para quedarse con la herencia de sus padres. En 1981, sobrevivió un atentado en su contra. Su vida está retratada en el libro "La mujer de los perros" (Editorial Ceibo, 2014), de Nancy Guzmán.
"Creo que lo que más me llamó la atención de este personaje es lo que representa, que es una pieza más en toda esa maquinaria macabra que trabajaba incesantemente durante la dictadura. Pero no es un personaje como cualquier otro, era una disciplinada mujer descendiente de alemanes que se autoreconocía como nazi desde pequeña, adiestradora de perros y con un nivel de maldad inquietante", comenta Covarrubias.
"Me resultó interesante poner la cámara desde su punto de vista como una persona que va a su trabajo a diario y luego vuelve a encontrarse con la soledad de su hogar y la paranoia de su mente".
Para recabar datos y construir un relato ficcionado a partir de la realidad, Covarrubias y su equipo leyeron entrevistas y relatos acerca de su persona, principalmente de la profunda investigación de Guzmán, "aparte de algunos relatos anónimos de personas que entrevistamos, que fueron torturadas en La Venda Sexy y tuvieron el mal destino de cruzarse con Olderock".
Objetivo del film
El film busca, en palabras de su autor, visitar el mundo interno y la psicología del personaje desde su cotidiano.
"En el fondo esto no es una biografía de Ingrid Olderöck, sino que una intromisión a su vida oculta, a la relación con su perro, sus miedos y frustraciones, que finalmente son la radiografía de un país que está fracturado y que está lleno de heridas que no están todavía ni cerca de sanarse", explica.
"Más que nada, ocupamos su caso como un dispositivo para hablar de la maldad, obviamente sin empatizar con el personaje ni lo que representa, pero tratar de entender qué tipo de frustraciones puede tener una persona con ese nivel de maldad y que esa remota posibilidad de arrepentimiento es prácticamente inexistente".
En cuanto a los principales desafíos para su realización, para Covarrubias el principal fue "tratar un tema tan delicado y terrible con una visión particular y propia. No caer en lugares comunes y entender por qué lo estábamos haciendo".
"Otro gran desafío fue terminar el cortometraje en pleno estallido y luego en pandemia sin presupuesto, porque a pesar de haber obtenido fondos para su desarrollo, producción y post producción, estos no son eternos. Pero supimos aprovechar ese 'tiempo detenido' en 2020, para repensar algunas secuencias y finalizar el corto de la mejor forma".
Stop motion
Covarrubias tiene una larga experiencia en stop motion, que surgió desde su experiencia en el teatro, como fundador de la compañía Maleza.
Con Zumbástico Studios dirigió las series "El Ogro y el Pollo", "Horacio y los Plasticines" y es co creador y director de las series "Puerto Papel". Además fue director de arte de las series "Zander".
"Todo parte alrededor del año 2005 con la decisión de mezclar teatro con animación junto a Muriel Miranda y encontré que el stop motion tiene una textura y materialidad muy teatral. Fue entonces que creamos 'Maleza' el 2006, la primera obra que mezclaba animación y teatro", recuerda.
"Luego descubrí que es un punto de encuentro casi perfecto de las cosas que me gustan, las cámaras, los focos, la plástica, la pintura, la escultura, diseño. Elementos muy necesarios para crear locaciones y mundos completos desde cero. Desde entonces y hasta hoy, no he parado de trabajar con esta técnica, en teatro, series y cine".
Algunos artistas que lo influencian estéticamente son Jan Svankmajer y Jiri Trnka. Para esta película en particular hay mucha influencia de los thrillers sicológicos de los años 60 y también del Folk Horror más actual, agrega.
DDHH hoy
En cuanto a la vigencia que tiene el tema de los derechos humanos en el nuevo Chile que surge a partir del 18 de octubre, Covarrubias destaca que "ha sido todo muy importante, sobre todo para las nuevas generaciones que quizás no entendían muchas cosas".
"Es verdad que para el 18 de octubre muchas heridas se reabrieron, porque vimos nuevamente el actuar desmedido de las fuerzas represivas y obviamente eso trae muy malos recuerdos. Pero a veces hay que visitar esos lugares de oscuridad para seguir avanzando como sociedad con los ojos mucho más abiertos en un mundo muy segregador. Lo difícil es encontrar la forma de que el mensaje llegue a la mayor cantidad de gente posible", señala.
Covarrubias además destaca el buen momento de la animación chilena.
"No sé si existe una explicación para eso, pero creo que en Chile no nos damos cuenta aún de la potencia creativa que existe, y este boom de la animación en los últimos diez años es prueba de eso", comenta.
"Pasamos por un boom del cine y el teatro en los 2000 y en la década pasada y el inicio de esta ha sido el turno de la animación, representada por grandes producciones como Historia de un Oso, Puerto Papel, Cantar con Sentido, La Casa Lobo entre otras", afirma.
"Es muy lindo pensar que la animación chilena es parte de esta ebullición creativa y espero que se mantenga a la par con las otras expresiones que tienen un muy buen nivel y que nos sigamos nutriendo. La exhibición en Chilemonos es muy importante ya que es un festival al que le tengo mucho cariño y se ha preocupado de difundir la animación chilena desde sus inicios, además que en su primera versión hace diez años estrenamos La Noche Boca Arriba, eso le otorga una doble importancia. Estamos muy felices de estrenar en Chilemonos", concluye.
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