VENEZUELA: me uno a todos tus deseos María Cristina González
Son tiempos difíciles para la bondad y para la compasión, tiempos de revelaciones apocalípticas en las que la credibilidad de las instituciones y del humanismo continúa con un ritmo acelerado hacia el más frágil debilitamiento; la crisis económica ha vuelto a enmascarar o desenmascarar la disparidad de nuestros niveles de conciencia y el resultado son grupos humanos subyugando y despreciando a otros grupos humanos,
empresas que despiden sin pensar en las muertes simbólicas y reales que eso supone, presidentes y presidentas que abusan de su poder, que resaltan nuestras diferencias para enfrentarnos, que expulsan a personas por razones de 'raza', la crisis se hace moral, se hace ética y si somos capaces de darnos cuenta de ello,
tenemos que reforzar el humanismo porque es lo más valioso.
En estas fechas convenidas para renovar el amor y la buena fe, tendamos las manos, los brazos y entreguemos el pecho a un abrazo universal que nos ofrezca una compañía más allá de la fisicidad, un abrazo en el que sintamos que allí donde estemos, invisibles a los ojos, impalpables pare el cuerpo quizá, podemos emanar y recibir la solidaridad y el apoyo que tanto necesitamos todas las personas, de todos los colores, de todos los estaturas, de todas las sexualidades, de todos los credos, de todas las edades, de todas las nacionalidades, de todas las clases sociales, todas y todos con el mismo y verdadero corazón.
empresas que despiden sin pensar en las muertes simbólicas y reales que eso supone, presidentes y presidentas que abusan de su poder, que resaltan nuestras diferencias para enfrentarnos, que expulsan a personas por razones de 'raza', la crisis se hace moral, se hace ética y si somos capaces de darnos cuenta de ello,
tenemos que reforzar el humanismo porque es lo más valioso.
En estas fechas convenidas para renovar el amor y la buena fe, tendamos las manos, los brazos y entreguemos el pecho a un abrazo universal que nos ofrezca una compañía más allá de la fisicidad, un abrazo en el que sintamos que allí donde estemos, invisibles a los ojos, impalpables pare el cuerpo quizá, podemos emanar y recibir la solidaridad y el apoyo que tanto necesitamos todas las personas, de todos los colores, de todos los estaturas, de todas las sexualidades, de todos los credos, de todas las edades, de todas las nacionalidades, de todas las clases sociales, todas y todos con el mismo y verdadero corazón.
FELIZ NAVIDAD Y GRACIAS POR SER Y ESTAR………
MARIA CRISTINA GONZALEZ
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