CUBA: ideas sobre el feminismo comunitario
Por María Torrellas/ Resumen Latinoamericano.
Estuvimos recientemente en La Habana y pudimos conocer la experiencia del feminismo comunitario en la isla. Hablamos con Georgina Alfonso González, filósofa, directora del Instituto de Filosofía del Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba. Además, coordinadora del Espacio Feminista Berta Cáceres, que como ella misma explica, “es el resultado de un proceso de investigación-acción participativa que viene realizando desde hace veinticinco años el Grupo de Estudios sobre América Latina del Instituto de Filosofía, que se conoce con el nombre de Galfisa, que nace como proyecto de investigación dentro del Instituto de Filosofía, vinculado en el año 1995 a todo lo que era el estudio, la profundización de los movimientos sociales y las alternativas emancipatorias en América Latina”.
-Nosotras nos declaramos feministas revolucionarias socialistas y comulgamos con otras formas de feminismos, como es el feminismo comunitario, el feminismo popular, el feminismo negro norteamericano o el feminismo rural. Hay muchos feminismos pero tenemos alianzas con todo aquel feminismo que apueste por una transformación hacia una sociedad anticapitalista, antipatriarcal, antidepredadora de la naturaleza; esa es nuestra apuesta y recuperar el debate que ha puesto el feminismo.
Esa es nuestra porfía, por un feminismo socialista revolucionario que apueste por la dignificación de la mujer porque no puede permitirse en ninguna parte del mundo que haya una mujer y sobre ella algún tipo de desigualdad, algún tipo de opresión y de explotación.
El espacio feminista Berta Cáceres fue nuestra apuesta para empezar a poner el tema del debate del feminismo en Cuba. Comenzamos el trabajo en el 2012, teníamos una formación previa y de articulación con movimientos feministas y escuelas feministas en América Latina y ahí es donde conocemos las escuelas de feminismo comunitario y feminismo popular de Claudia Korol, que nos aportaron todo su conocimiento.
Berta Cáceres fue una compañera que nos acompañó y nos transmitía la experiencia de sus luchas. Nosotras nos articulamos con COPIN, participábamos en los encuentros, ella participaba en los talleres de Paradigmas Emancipatorios que realizamos desde el año 1995 y cuando asesinan a Berta, precisamente por ser feminista, por ser una líderesa comunitaria, por enfrentarse a las transnacionales, por ser ambientalista pero sobre todo por ser feminista, por ser mujer y por enfrentarse al capitalismo, decidimos que nuestro espacio feminista llevaría su nombre.
-Algunos de los feminismos en América Latina tienen unas miradas eurocéntricas que lo hacen menos antisistémico y más plegado a las instituciones democráticas. ¿Cómo lo piensas tú?
El movimiento feminista, el movimiento de mujeres, pone, en cualquier proyecto de cambio social lo más radical, que es la lucha contra el patriarcado porque la mujer tiene que hacer una doble revolución, participar de la revolución que transforma el sistema pero al mismo tiempo hacer la revolución dentro de ese sistema desde una lógica que no es la lógica hegemónica.
En Cuba ese proceso de ver las dos revoluciones ha sido y es un reto: la revolución como proceso de transformación para hombres y mujeres y al mismo tiempo la revolución que tiene que hacer la mujer para poder insertarse en ella desde una mirada revolucionaria, que no es en sí una mirada concebida desde una crítica al patriarcado.
-Cuéntanos ¿Cómo comenzaron el trabajo de Galfisa en los barrios?
-Lo comenzamos desde el año 2006 a partir de una propuesta que nos hacen desde Venezuela.Recorrimos espacios comunitarios de Venezuela que para nosotros eran desconocidos totalmente. Cuando terminamos ese trabajo allí luego de cuatro años, a mi regreso a Cuba me designan delegada de la Asamblea Provincial del Poder Popular del municipio habanero de Centro Habana, y me sugieren que aplicáramos aquí esa vivencia.
En Cuba y en América Latina hay una característica muy interesante y es que las principales lideresas reconocidas por la comunidad son las mujeres porque se da el fenómeno de que existe mucho alcoholismo masculino y quienes están preocupadas por la vida de los niños, niñas y juventudes de la comunidad, son las mujeres. Así empezamos a emprender con las mujeres los cursos sobre feminismo. Así comenzamos a hacerlo en Cuba.
-Vuestra militancia en Galfisa es en los barrios, con las cooperativas de la economía feminista, ¿Puedes contarnos alguna de vuestras prácticas en el territorio?
-Sí, la cuestión es cómo llevar estos temas que son muy académicos, a un espacio de trabajo con mujeres en una comunidad o mujeres en una cooperativa. Ahí hay que ser muy creativa. Nosotros tenemos experiencia en cómo poner el tema de la dignidad de la mujer desde una perspectiva feminista en un entorno donde hay mucha prostitución, o de cómo lograr que las muchachas participen en lo que les estamos proponiendo, que no sea obligado y que ellas lo disfruten.
Hay que conocer la comunidad primero, qué puede ser atractivo para esa comunidad y es entonces donde surge la iniciativa del concurso de fotografía Imagen de Mujer Digna. Es una comunidad que se caracteriza por la violencia y el alto índice delictivo, y por ello la relación con sus habitantes no puede partir de sus males, sino de reconocer sus valores y recuperar su experiencia positiva.
En este proceso político hay que levantar la autoestima del sujeto y la sujeta popular. ¿Cómo lo hicimos? Las pusimos a ellas a mirarse en su dignidad pero este proceso de mirarse en su dignidad llevó a que se debatiera qué es la dignidad en la perspectiva feminista, cómo mirar el tema de la prostitución desde el feminismo, cuestionarnos qué cosa es el feminismo para ellas y qué feminismo les estábamos proponiendo.
Todo eso se hacía con el propósito de que después ellas devolvieran ese debate en una fotografía. El trabajo fue interesante porque era parte de un proceso de debate y cuando se devolvieron las fotografías, estas hablan de ese proceso de concientización de esas muchachas. No les impusimos qué fotografiar ni qué estética utilizar.
Para las fotografías, las muchachas escogieron, las mujeres que barren en su comunidad o las mujeres lideresas de su entorno, la delegada del Poder Popular, la que prepara la comida para los viejitos en la comunidad. Trajeron fotos de sus abuelas y lo interesante es que esas fotos que recuperaron de su familia, lo que reconocían era que las fotos referían con orgullo la sucesión generacional de la familia de hija, madre, abuela.
Vimos el papel que le daban las muchachas a lo que habían significado sus abuelas en sus vidas y las asociaban siempre a un símbolo de la Revolución porque quienes les hablaban de la Revolución eran sus abuelas. A través de la fotografía nosotros hicimos otras lecturas de la comunidad que no habíamos observado.
-Habeis estado en El Salvador y ahora en un proyecto en Guatemala, para unir las experiencias de mujeres allá y en Cuba, ¿Eso es internacionalismo feminista?
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