Mas que la amante de Kafka- Milena Jesenská.
"Escribí miles de cartas de amor. No podrán leerlas, pero sabrán de mí por las personas que me conocieron", reza Milena Jesenská. A través de esos relatos, la obra El laberinto hacia la simplicidad reconstruye la vida de esta mujer que supo ser mucho más que "la amante de Kafka". El espectáculo cuenta con la dramaturgia y dirección de Mailín Sylvester y la actuación de María Victoria Vitta en el rol de Jesenská. (Hoy, a las 20, en el Teatro La Morada - San Martín 771)
Este mes se cumplen 120 años del nacimiento de Milena Jesenská, una de las principales periodistas de la Checoslovaquia de entreguerras, famosa en el extranjero sobre todo por las cartas de amor que le dirigió Franz Kafka. Jesenská falleció en 1944 en el campo de concentración de Ravensbrück.
De carácter individualista, liberal, provocador y apasionado para una mujer de la época, en su vida tuvo una importancia clave la conflictiva relación con su padre, el profesor de universidad y estomatólogo Jan Jesenský, y la muerte de su madre, que sucedió cuando tenía 16 años, explica el historiador Pavel Hlavatý.
“Desde ese momento datan varios episodios de ligereza en el terreno sexual, drogas y cosas así, relativamente temprano. Sin embargo se graduó en el liceo de élite para chicas Minerva. Es interesante que tenía cierto trasfondo literario. Su tía era la escritora Růžena Jesenská, bastante conocida en Austria-Hungría a finales del siglo XIX. Era autora de prosa y poesía para niños, dramaturga y novelista”.
De excelente formación y personalidad poco convencional, no es extraño que Jesenská pronto frecuentara los ambientes de la bohemia intelectual. En las cafeterías de Praga trabó amistad por ejemplo con los escritores Max Brod y Franz Werfel, y conoció a su futuro marido, prosigue Hlavatý.“Era el escritor Ernst Pollak, del que se quedó embarazada. Sufrió un aborto, lo que fue para ella una experiencia muy traumática. Al final de la Primera Guerra Mundial pasó, por deseos de su padre, varios meses en un sanatorio mental en Praga, el mismo en el que entonces estaba internada Charlotte Masaryk. Al final se casó con Pollak y se trasladó a Viena justo antes del fin de la Primera Guerra Mundial”.
Pollak era crítico y editor literario de fortuna irregular, y pronto Milena Jesenská, de tan solo 22 años, tuvo que aprender a ganarse la vida, una situación que la llevó de forma natural hacia el periodismo.
“Pollak no tenía demasiado éxito en el terreno económico, por lo que ella tenía que contribuir al presupuesto familiar. Daba clases de checo e incluso llevaba equipajes a la estación de trenes. Al final comenzó a escribir artículos para la prensa checa de entonces, a las secciones de sociedad o los folletines. Hay que decir que sus primeros trabajos son producto de su época, y todavía muy convencionales. Pero la verdad es que mejoró rápidamente su prosa y ya a mediados de los años 20 sus textos son de gran valor”.
Una historia de amor con Kafka
Milena Jesenská se convirtió en una especie de corresponsal en Viena para varias publicaciones de la recién surgida Checoslovaquia, captando con gran fidelidad la atmósfera de la Austria de postguerra y creándose cierto prestigio periodístico. Contribuía a secciones de moda y sociedad y traducía para varios diarios del alemán al checo. Además, de vez en cuando hacía traducciones de mayor alcance literario.
Fue así como llegó a conocer a Franz Kafka. La relación se inició cuando le pidió permiso para traducir su relato ‘El Fogonero’ (‘Der Heizer’).
“Su marido le recomendó un escritor entonces casi desconocido, Franz Kafka, que había sacado solo unos cuantos libros de relatos, sus novelas no salieron hasta después de su muerte. Kafka interesó a Milena Jesenská y hay una correspondencia amorosa entre ellos que ha hecho a Jesenská famosa en todo el mundo. Pero realmente de estas cartas no se puede suponer casi nada, algo seguro que sí, pero esta recopilación de cartas no es el libro que nos puede describir bien a Milena Jesenská”.Realmente Kafka y Jesenská se vieron en persona solo dos veces: la primera en Viena, durante cuatro días, y la segunda en la ciudad fronteriza de Gmünd. La periodista tradujo además al checo la novela ‘El Proceso’ y las obras ‘Meditaciones’ y ‘La Condena’. La relación acabó pronto, a iniciativa de Kafka, posiblemente por hallarse enfermo.
El escritor murió en 1924, pero el matrimonio con Pollak ya hacía tiempo que se hallaba en crisis y acaba rompiéndose. Pronto Jesenská inicia un romance con Franz Xaver Schaffogtsche, con quien se traslada a un pueblo cerca de Dresde, donde escribe para las revistas izquierdistas locales. En 1925 la relación se acaba y Milena vuelve a Praga, donde ya es una periodista de renombre, continúa Hlavatý.
“Ya entonces colaboraba con muchos diarios y revistas, incluso estuvo empleada durante un breve periodo en Národní Listy, donde por cierto fue publicada su nota necrológica sobre Franz Kafka. Se casó por segunda vez en 1927 con el arquitecto checo Jaromír Krejcar. En la segunda mitad de los años 20 salen publicados los únicos libros que escribió en vida. Se trata de ‘Las Recetas de Milena’ (‘Milenovy recepty’), ‘El Camino a la Simplicidad’ (‘Cesta k jednoduchosti’) y ‘El Monje hace el Hábito’ (‘Člověk dělá šaty’)”.El de mayor éxito fue sin duda el libro de cocina ‘Las Recetas de Milena’. La periodista apenas sabía cocinar, se trataba de una recopilación de las mejores recetas enviadas por sus lectoras. Los otros dos libros consistían en recopilaciones de sus reportajes. En concreto ‘El Monje hace el Hábito’ reunía sus mejores artículos sobre el mundo de la moda.
En la cima de su carrera
Poco después se casó con el arquitecto Jaromír Krejcar, con quien tuvo una hija, Jana, en 1928. Poco después se lesionó la rodilla en un accidente de esquí. Para calmar los dolores tomaba morfina, y al poco tiempo se volvió adicta a esta sustancia, de la que solo se libró tras un fuerte tratamiento de desintoxicación.
A finales de los años 20 colaboraba con los diarios Tribuna, Lidové Noviny, Národní Listy y el semanario Pestrý Týden. Además de por el ascenso de su carrera profesional, el inicio de los años 30 vino marcado por su militancia comunista, subraya Pavel Hlavatý.
“Entró en el Partido Comunista a comienzos de los años 30, y salió en 1936, aunque la fecha no se sabe exactamente. En esa época participaba en la prensa comunista, por ejemplo en El Mundo del Trabajo (Svět práce), e incluso durante un tiempo llegó a colaborar en la dirección de esta publicación con Záviš Kalandra, que pasó toda la guerra en un campo de concentración nazi, donde se encontró con Milena, y que fue ejecutado por los comunistas en 1950. Hay que decir que Jesenská era tan individualista que la disciplina del partido no podía encajarla en unos límites. Esto junto con los procesos de Moscú, llevaron a que Milena abandonara por sí misma el partido”.
Los lectores de Milena Jesenská apreciaban especialmente su estilo fresco y su actitud humana y cálida hacia los temas que trataba. Sus historias, extraídas de sus propias vivencias y sentimientos, gozaban de una prosa afilada y penetrante, y solían traducirse y publicarse también en el extranjero. Traducía además al checo la obra de autores alemanes, franceses, ingleses, estadounidenses y rusos.
La Milena de los años 30 era descrita por sus contemporáneos como temperamental, nerviosa, cabezota, insistente, pero también perceptiva, inteligente y sincera en su manera de vivir el mundo y de actuar. Según la periodista británica Nary Hockaday, era alta, elegante, y se movía con un paso suave y rítmico, tenía manos grandes y llamativas, y pelo largo y rizado. Llevaba trajes de noche largos y holgados de tonos ázul oscuro o violeta.El matrimonio con Jaromír Krejcar tampoco duró mucho tiempo y la pareja acabó divorciándose. Más tarde Jesenská comenzó un romance con el periodista comunista de origen judío Evžen Klinger.
Periodista bajo ocupación nazi
Desde 1930 Milena Jesenská escribía para la prestigiosa revista Přítomnost, dirigida por Ferdinand Peroutka. Sus artículos para esta publicación están considerados la cumbre de su trabajo y parte de lo mejor del periodismo checo. Fue parte importante de la dirección de la revista incluso en sus años finales, durante los difíciles momentos de la Segunda República y el Protectorado de Bohemia y Moravia, indica Hlavatý.
“Trabajó allí desde 1937 a 1939, cuando el diario fue cerrado por los nazis. De esta forma vivió los frágiles momentos finales de la Primera República, el Tratado de Múnich, la Segunda República y los inicios del Protectorado, antes de la guerra. Este régimen estableció cada uno de los bandos, estableció quién es capaz de ir adónde y qué está dispuesto cada uno a hacer o no hacer”.
De ideas claras e iniciativa suficiente para hacer frente a la nueva situación política, Milena Jesenská se comprometió desde el principio con la resistencia a la ocupación nazi del país.
“Por un lado sabemos que no era una persona conspirativa, lo que al final llevó por desgracia a su arresto. Ayudaba a organizar el paso de la frontera, o a esconder a la gente que deseaba escapar de nuestro territorio, a menudo de origen judío. Tras el surgimiento del Protectorado emprendió un trabajo periodístico ilegal, colaborando con la revista ‘En Lucha’ (‘V boji’), que era totalmente ilegal. Escribía allí paralelamente con su trabajo en la revista Přítomnost, que salía todavía al principio del Protectorado, aunque bajo censura”.
Jesenská ayudó a muchos judíos austriacos y alemanes a escapar del Protectorado, así como a algunos soldados checos. La periodista los escondía antes de entregárselos al médico Joachim Von Zadwitzowi, que los llevaba a Ostravsko, junto a la frontera polaca.
Esta actividad fue rápidamente descubierta por la Gestapo. En 1939 fue detenida y deportada al campo de concentración de Ravensbrück. Allí trabajó en la enfermería y, según los testimonios disponibles, conservó su libertad interior, independencia intelectual y sentido común.Debido a su frágil estado de salud, murió el 17 de mayo de 1944. El último periodo de su vida está recogido en las memorias de su compañera de presidio, Milena Buber-Neumann. En 1995 le fue concedido el título israelí de Justa entre Naciones, y en 1996 la Orden de Tomáš Garrigue Masaryk.
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