ARGENTINA: mira como nos ponemos
Gracias Sonia Tessa por ser tan clara!
gracias!
Dijo Sonia: “A mí me gustaría mucho que no hicieran falta los detalles para creerle, pero sí, todavía hace falta que una piba cuente exactamente cómo fue que la violaron, cuando tenía 16 años, para que muchxs despierten. Sí, fue violación. Violación. Si la palabra es fuerte, imaginate sufrirlo.
Veía a Thelma en el video cómo esa violencia volvía a pasarle por el cuerpo al relatarla, y me vino a la memoria otro relato, reciente. A ella también el dolor la atravesaba, años después. O las veces que escuché a víctimas de delitos sexuales en los centros clandestinos de detención de la dictadura. Les vuelve a pasar por el cuerpo. Diez, veinte, treinta, cuarenta años después, cuando hablan -cuando pueden hablar-, el llanto vuelve a arrasarlas, el dolor se reactualiza.
Y sólo el entramado colectivo de solidaridades, de construcción de otros sentidos, puede sanar ese dolor.
El violador es Juan Darthes, un hombre grande, poderoso en términos de su lugar en la televisión, responsable de sus actos.
Pero es mucho más que él: un sistema, una forma de dominación, un constante culpar a la víctima, apelar al miedo. Se llama patriarcado, sí.
Y Darthes no es una excepción, aunque no todos sean violadores (ya me imagino a los que saltarán indignados en este muro a decir "yo no violé"). Como conceptualizó y explica claramente Rita Segato, la violación es un crimen expresivo, que es "mensaje" para la víctima, para disciplinaria, pero sobre todo les habla a los pares, refrenda la fratria de los machos, convalida un lugar de poder. Rita lo puso en su lugar hace mucho tiempo: no es cuestión de deseo sexual sino de poder.
Es la complicidad machista que muchos y muchas salieron a ejercer, al poner las manos en el fuego por alguien que venía siendo denunciado por otras chicas, cuyas palabras fueron puestas en tela de juicio. Eran ellas las locas, las confundidas, mientras el actor seguía gozando de credibilidad y voces de apoyo. Y del lugar en el canal, el del galán familiar que sufría una injusticia.
"Gracias a que alguien habló, yo hoy puedo hablar. Y cuando lo dije, me encontré rodeada de personas que estaban dispuestas a acompañarme", dijo Thelma ayer en el video. Porque Calu, luego Natalia y Ana pudieron hablar, y porque las Actrices Argentinas pudieron organizarse, y porque en la Argentina los feminismos han ensanchado de una manera increíble (que no hubiéramos soñado hace unos años) los horizontes, han des-naturalizado lo que parecía inamovible, están estallando las estructuras de nuestros vínculos que son violentos, jerárquicos, invivibles.
Y si Thelma, cis, blanca, clase media, una chica que vivió un gran éxito, tardó diez años en poder hablar, ¿podemos imaginar lo que implica para otras chicas, lesbianas, trans, salir del silencio opresivo y ser escuchadas?
Ni siquiera quiero ocuparme de quiénes creen que alguien puede denunciar para "aprovecharse" de una situación. No tienen idea del costo subjetivo -y concreto en la vida cotidiana- que tiene hacer una denuncia como esta.
A partir de ahora, será más fácil hablar. Que sea entre todas, organizadas, que sea con una red que haga del "Yo te creo hermana" una realidad, una forma de ejercer los feminismos, un lugar donde encontrarnos para protegernos, no para exponernos. Que lo hagamos caer entre todas, hermanadas.”
#MiraCómoNosPonemos
gracias!
Dijo Sonia: “A mí me gustaría mucho que no hicieran falta los detalles para creerle, pero sí, todavía hace falta que una piba cuente exactamente cómo fue que la violaron, cuando tenía 16 años, para que muchxs despierten. Sí, fue violación. Violación. Si la palabra es fuerte, imaginate sufrirlo.
Veía a Thelma en el video cómo esa violencia volvía a pasarle por el cuerpo al relatarla, y me vino a la memoria otro relato, reciente. A ella también el dolor la atravesaba, años después. O las veces que escuché a víctimas de delitos sexuales en los centros clandestinos de detención de la dictadura. Les vuelve a pasar por el cuerpo. Diez, veinte, treinta, cuarenta años después, cuando hablan -cuando pueden hablar-, el llanto vuelve a arrasarlas, el dolor se reactualiza.
Y sólo el entramado colectivo de solidaridades, de construcción de otros sentidos, puede sanar ese dolor.
El violador es Juan Darthes, un hombre grande, poderoso en términos de su lugar en la televisión, responsable de sus actos.
Pero es mucho más que él: un sistema, una forma de dominación, un constante culpar a la víctima, apelar al miedo. Se llama patriarcado, sí.
Y Darthes no es una excepción, aunque no todos sean violadores (ya me imagino a los que saltarán indignados en este muro a decir "yo no violé"). Como conceptualizó y explica claramente Rita Segato, la violación es un crimen expresivo, que es "mensaje" para la víctima, para disciplinaria, pero sobre todo les habla a los pares, refrenda la fratria de los machos, convalida un lugar de poder. Rita lo puso en su lugar hace mucho tiempo: no es cuestión de deseo sexual sino de poder.
Es la complicidad machista que muchos y muchas salieron a ejercer, al poner las manos en el fuego por alguien que venía siendo denunciado por otras chicas, cuyas palabras fueron puestas en tela de juicio. Eran ellas las locas, las confundidas, mientras el actor seguía gozando de credibilidad y voces de apoyo. Y del lugar en el canal, el del galán familiar que sufría una injusticia.
"Gracias a que alguien habló, yo hoy puedo hablar. Y cuando lo dije, me encontré rodeada de personas que estaban dispuestas a acompañarme", dijo Thelma ayer en el video. Porque Calu, luego Natalia y Ana pudieron hablar, y porque las Actrices Argentinas pudieron organizarse, y porque en la Argentina los feminismos han ensanchado de una manera increíble (que no hubiéramos soñado hace unos años) los horizontes, han des-naturalizado lo que parecía inamovible, están estallando las estructuras de nuestros vínculos que son violentos, jerárquicos, invivibles.
Y si Thelma, cis, blanca, clase media, una chica que vivió un gran éxito, tardó diez años en poder hablar, ¿podemos imaginar lo que implica para otras chicas, lesbianas, trans, salir del silencio opresivo y ser escuchadas?
Ni siquiera quiero ocuparme de quiénes creen que alguien puede denunciar para "aprovecharse" de una situación. No tienen idea del costo subjetivo -y concreto en la vida cotidiana- que tiene hacer una denuncia como esta.
A partir de ahora, será más fácil hablar. Que sea entre todas, organizadas, que sea con una red que haga del "Yo te creo hermana" una realidad, una forma de ejercer los feminismos, un lugar donde encontrarnos para protegernos, no para exponernos. Que lo hagamos caer entre todas, hermanadas.”
#MiraCómoNosPonemos
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