En el mundo ¡ Bautista van Schouwen vive!
Bautista van Schouwen vive!
Precisamente sobre la amistad, esa profunda que unía a dos seres tan especiales como fueron Miguel Henríquez y el Bauchi, fue a la que se refirió Cármen Castillo, resaltando que se trataba de un vínculo entre “seres de bien, que les permitía encontrarse en una complicidad total”. Esa relación, sublime forma de la fraternidad, es lo que explica que Bautista no haya dudado en no exponer la vida de Miguel y fuera, en pleno estado de sitio, a buscar otro refugio donde guarecerse. “Esa fraternidad tan especial, reaparece cuando las condiciones históricas claman por el cambio”, señaló la cineasta.
“El dolor de todos los que amamos, se mantiene por siempre”, dijo quien fuera la compañera y pareja de Bautista, Astrid Heitmann. “Lo apresaron un 13 de diciembre, como hoy, hace cuarenta y cinco años atrás. Nadie quiso ayudar a dar con su paradero. Un año después, no tuve otra opción que salir en forma clandestina del país. Nunca pude vivir el duelo. Sus padres lo buscaron por toda esta tierra. Sin embargo, creo en otra dimensión en la que algún día voy a volver a encontrar a Bautista”, declaró entre sollozos su mujer.
La obra es una suerte de biografía colectiva, escrita desde el compañerismo, testimonio de militancia y resistencia que busca la transformación profunda de la sociedad.
Jorge van Schouwen, hermano menor de Bautista, vino desde Canadá para aportar su propio testimonio, fuertemente emotivo y plagado de imágenes de memoria que permitieron situarse en esos años, los de la Unidad Popular y también los primeros meses posteriores al golpe militar. Describió el último día que estuvo con Bauchi y las palabras que le dijo cuando se despidieron, preguntándole qué iba a ser de él: “Tengo tres posibilidades”, respondió. “La Moneda, la isla o seis metros bajo tierra”. La Moneda o el palacio presidencial chileno simboliza el poder, la posible toma del gobierno por parte de los movimientos revolucionarios; la isla es Cuba, escapar de la dictadura mediante el exilio; los seis metros bajo tierra, una tumba.
Sin embargo ninguna de esas tres posibilidades le fueron dadas al mirista que no tomó el poder ni se refugió en el extranjero, sino que fue hecho desaparecer por los militares, quienes cremaron su cadáver precisamente para que no pudiese ser encontrado por quienes, después de 45 años, siguen recordándolo con todo su afecto.
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