CUBA: consecuencias de renunciar a los privilegios de ser hombre

“Les duele que renuncies a los privilegios que tiene un hombre”
De la redacción / Foto: SEMlac
“Ustedes están locos, ustedes piensan que son mujeres y no son mujeres, son hombres, porque nacieron con genitales…”. Esta es una de las primeras frases que reconoce Nomi Ramírez, una mujer trans que asumió su identidad hace más de dos décadas, cuando se le pregunta por las actitudes a las que debe enfrentarse por haber tomado la decisión de vivir como una mujer, como “lo que es”, apunta. La activista y trabajadora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) habla a Semlac de los estereotipos a los que cotidianamente se asocia a las mujeres trans en Cuba y sostienen la violencia hacia ellas.
¿Según tu experiencia, cómo mira la sociedad a las mujeres trans?
Predomina aún el del prejuicio; a la gente le cuesta trabajo entender que tú puedes ser mujer aunque no tengas genitales y no puedas procrear, porque incluso hay gente que alega: “aunque te operes, no podrás tener hijos”.
Sucede que hay mujeres que no pueden tener hijos; muchas formas de ser mujer y no todas las mujeres pueden ser madres. Hay mucho trabajo por hacer, es una labor inmensa porque los prejuicios, a pesar de todo lo avanzado, se siguen enraizando, se siguen haciendo más fuertes...
Todo comienza desde la familia, el entorno más inmediato. Por ejemplo, mi padre no me entiende, mi hermano no lo tiene muy claro, pero me entiende un poco más; afuera de eso…¡imagina! Si a la familia le cuesta trabajo entender, ¿qué podemos decir de los extraños? Hay quien no te juzga, pero la mayoría sí.
Prima en general ver a las personas trans como que “todas somos iguales”, como que “somos cosas incorrectas”. Hay mucho prejuicio y temor a lo diferente, la gente le tiene miedo a quien tiene el valor de ser como quiere ser, o como quien es en realidad.
Mi padre me decía: ¿por qué no te quedaste siendo un muchacho gay? Me llevó al psicólogo porque me sentía identificado con las cosas de mujer, no con las de varón. La psicóloga le dijo que era normal, así es que luego de discutir con la doctora, no me llevó más. Cuando supo que era gay dejó de hablarme por cinco años y, cuando se acercó, ya yo estaba en proceso de transición, aunque solo era por las noches. Una vez que decido vivir completamente mi identidad, con 22 años, nos alejamos. Cuando me dijo que mejor me quedaba siendo gay, ya se había resignado, tal vez porque no rompía “tanto” con lo establecido.
Dentro de la propia comunidad LGBTI hay incomprensión, gente que cuestiona que tengas que vestirte de mujer. Personas que, incluso siendo activistas y habiendo estado en determinados escenarios, te dicen, “¿por qué tienen que ser más mujeres que las mujeres?”, como si hubiese solo un molde determinado de mujer o de hombre que las personas deban seguir.
Se dice que las personas trans son tres veces más discriminadas, pero yo diría que más, en todos los aspectos. En el imaginario social las trans son personas enfermas, con VIH, vulgares… Se tienen muchas ideas preconcebidas, como que son personas de moral dudosa, con solo características negativas.

¿Cuáles son las principales formas de violencia a la que se exponen?
Al ser tan discriminada, te expulsan de tu casa, te cuesta trabajo estudiar, te empujan por un camino donde no tienes participación ni inclusión social.
Es muy difícil lograr trabajar y vivir como persona trans y eso lleva a un círculo vicioso que muchas veces impulsa a las mujeres trans al mundo de la prostitución, a caer en las prácticas de sexo transaccional, que son en sí misma violentas, al colocarte como una mercancía a disposición de alguien que viene a pagarte y que hace contigo lo que entienda. Siempre se asocia a las mujeres trans con este tipo de prácticas, aunque nos las realicen.
A menudo, cuando una mujer trans busca trabajo, el argumento recurrente es que de la puerta para afuera puedes hacer lo que quieras, “pero aquí hay que estar correcto”. Con tranquilidad te dicen que vestida así no puedes estar, que tienes que vestirte “correctamente”, que en este caso es vestirse de hombre.
Recuerdo que me presenté una vez a una agencia que no tenía recepcionista y la persona de Recursos Humanos, al entrevistarme, me pregunta si tengo hijos, me habla de las condiciones de trabajo y me pide el carné de identidad. Cuando lo vio, algo cambió en ella, se impactó y me dijo: “luego te llamamos” y nunca lo hizo. Parece que prefieren tener un puesto de trabajo vacío.
Las discriminaciones subsisten de muchas maneras, sutiles, latentes… Cuba establece el principio de no discriminación, pero la gente discrimina y las instituciones con poder también lo hacen. Si además eres negra, la exclusión aumenta. Una psicóloga en una ocasión hablaba de por qué casi todas las transformistas buscan representar la imagen de una mujer perfecta, generalmente rubia, con curvas y pelo impecable. Si su piel es oscura, la aclaran con el maquillaje. Ese blanqueamiento tiene que ver con otros patrones que la sociedad impone y dan al traste con la discriminación racial.
En las mujeres trans, todo el cariño, las muestras de afecto, deben permanecer escondidas… Las personas han recibido tanta información negativa, tanto rechazo, las ha golpeado tantas veces ese prejuicio, que las mismas personas LGTBIQ lo han incorporado a sus prácticas habituales. Miedo quizá a ser señaladas, miedo quizá a ser más rechazadas.
Te han hecho creer que si besas a tu pareja agredes a la sociedad y te quedas limitada a la noche, con su capa mágica donde no te ven, pero que desaparece en el día, cuando volver a ser y vivir tu sexualidad es un acto de valentía.

¿Se invisibiliza a las mujeres trans?
Totalmente y me atrevo a decir que ocurre mayormente en los hombres. Quizá sienten amenazada su hombría, su masculinidad. Muchos, si tienen cerca a una mujer trans, marcan distancia. La gente nos niega el derecho de percibirnos como somos y cree que estamos obligadas y obligados a seguir la genitalidad: si naciste con genitales masculinos tienes que quedarte hombre. Creo que les duele que renuncies a los privilegios que tiene un hombre en esta sociedad, incluso siendo gays.

¿Cómo prevenir la violencia hacia las mujeres trans?
Ayudar a que estas muchachas se empoderen es difícil, pero es el camino. Se necesita incluirlas socialmente, tratar de que tengan mejores oportunidades desde la infancia y la juventud. A estas muchachas y muchachos hay que protegerlos, para que no se desvinculen de la familia, del ámbito escolar, para que tengan un mejor futuro y más oportunidades
Ello contribuiría a romper en parte el ciclo de la violencia. Hay que educarlas también en lo que ellas creen que no es violencia y asumen como normal, tal es el caso del control por parte de las parejas.
Sería muy bueno que hubiese más solidaridad entre todas las mujeres. Ayudaría también a prevenir este grave problema en nuestras sociedades.

 

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