ESPANA: lejos de la igualdad entre hombre y mujeres en el mundo editorial
Foto y texto de EL País
Hace unos días estuve en una librería y me detuve un rato en sus mesas de novedades. Ya no recuerdo qué buscaba en ese momento pero sí lo que me llamó la atención. La mayoría de los libros expuestos estaban firmados por hombres. Si comparaba a unos con otras, las autoras solo representaban la tercera o cuarta parte. No realicé un registro exhaustivo, pero no me salían las cuentas. Se sabe que las mujeres leen más (sobre todo narrativa), y que en el campo de la edición van adquiriendo una mayor presencia y visibilidad. Se dice incluso que nunca ha sido más fácil para una mujer publicar. Sin embargo, ellos (consagrados o noveles) deben tenerlo más fácil, porque publican en mayor proporción. Manuel Rodríguez Rivero lo recordó en su columna del miércoles (16 de febrero) en este diario, titulada De nuevo sobre damas y libros. Rivero aclara que es un malentendido pensar que porque haya bastantes mujeres en el mundo de la edición y cada vez sean más las que se dedican exclusivamente a escribir, el sector se haya “feminizado” o haya alcanzado cierta igualdad. Nada más lejos de la realidad.
¿sorprende????
Hace unos días estuve en una librería y me detuve un rato en sus mesas de novedades. Ya no recuerdo qué buscaba en ese momento pero sí lo que me llamó la atención. La mayoría de los libros expuestos estaban firmados por hombres. Si comparaba a unos con otras, las autoras solo representaban la tercera o cuarta parte. No realicé un registro exhaustivo, pero no me salían las cuentas. Se sabe que las mujeres leen más (sobre todo narrativa), y que en el campo de la edición van adquiriendo una mayor presencia y visibilidad. Se dice incluso que nunca ha sido más fácil para una mujer publicar. Sin embargo, ellos (consagrados o noveles) deben tenerlo más fácil, porque publican en mayor proporción. Manuel Rodríguez Rivero lo recordó en su columna del miércoles (16 de febrero) en este diario, titulada De nuevo sobre damas y libros. Rivero aclara que es un malentendido pensar que porque haya bastantes mujeres en el mundo de la edición y cada vez sean más las que se dedican exclusivamente a escribir, el sector se haya “feminizado” o haya alcanzado cierta igualdad. Nada más lejos de la realidad.
No hay datos oficiales, pero en narrativa, que es el género que más sigue la crítica, se estima que de cada cien novedades, unas 25 tienen autoría femenina. El tema es transversal: además de publicar en una proporción menor, las autoras reciben menos críticas literarias que sus compañeros. Una desproporción que se da también entre el número de críticos y críticas literarios: los primeros son mayoría. La escritora Laura Freixas lleva años haciendo un seguimiento de este tema. Su última estimación es que dentro de los suplementos literarios de los grandes periódicos, la crítica de libros firmados por mujeres representa el 15% del total de los libros que aparecen. Como un fiel espejo, las mujeres que firman estas críticas o reseñas apenas sobrepasan el 15% del total. Por su parte, Rodríguez Rivero no da cifras, pero considera “aplastante” la mayoría masculina dentro de la crítica literaria. Quizá no sea ajeno a este hecho el que el Premio nacional de la Crítica en narrativa castellana, creado en 1956, solo se haya concedido en cincuenta años a dos mujeres, Ana María Matute y Elena Quiroga.
Influida por la lectura del artículo de Manuel Rodríguez Rivero, de pronto me sentí tentada a releer los suplementos literarios más conocidos y corroboré la mayor presencia de firmas masculinas, tanto en calidad de autores como críticos. Entré luego en las webs de algunas editoriales, pinché en sus catálogos y colecciones y la desproporción era diamantina. Rodríguez Rivero se lamentaba de que en España no exista una página como vidaweb.org, en la que se expone la relación de fuerzas hombre/mujer a la hora de orientar a los lectores de los medios sobre los libros que se publican. En esta página se aprecia, por ejemplo, que en 2010 The New York Review of Books publicó 306 críticas de hombres y 59 de mujeres. Tal vez tuviera que ver en esta selección el hecho de que los autores de tales críticas fueran 200 hombres y 39 mujeres. “No quiero ni pensar lo que aquí saldría si alguien hiciera el cálculo. A lo mejor se sonrojaban hasta los señores de la RAE, pongo por caso”, termina Rodríguez Rivero. Entre tanto, lo que parece claro es que incluso en un terreno tan libre como el de la creación literaria, las mujeres leen y escriben mucho, pero eso no les lleva a publicar a la par que los hombres ni a que sus obras se reseñen en igualdad de condiciones.
ESTE ARTICULO FUE FIERAMENTE CRITICADO POR HOMBRES Y POR MUJERES. Influida por la lectura del artículo de Manuel Rodríguez Rivero, de pronto me sentí tentada a releer los suplementos literarios más conocidos y corroboré la mayor presencia de firmas masculinas, tanto en calidad de autores como críticos. Entré luego en las webs de algunas editoriales, pinché en sus catálogos y colecciones y la desproporción era diamantina. Rodríguez Rivero se lamentaba de que en España no exista una página como vidaweb.org, en la que se expone la relación de fuerzas hombre/mujer a la hora de orientar a los lectores de los medios sobre los libros que se publican. En esta página se aprecia, por ejemplo, que en 2010 The New York Review of Books publicó 306 críticas de hombres y 59 de mujeres. Tal vez tuviera que ver en esta selección el hecho de que los autores de tales críticas fueran 200 hombres y 39 mujeres. “No quiero ni pensar lo que aquí saldría si alguien hiciera el cálculo. A lo mejor se sonrojaban hasta los señores de la RAE, pongo por caso”, termina Rodríguez Rivero. Entre tanto, lo que parece claro es que incluso en un terreno tan libre como el de la creación literaria, las mujeres leen y escriben mucho, pero eso no les lleva a publicar a la par que los hombres ni a que sus obras se reseñen en igualdad de condiciones.
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